Andrew Lesnie, director de fotografía de la trilogía de El Señor de los Anillos, fallecía este lunes a los 59 años de edad de un ataque al corazón según confirmaba su amigo y compañero Peter Jackson en las redes sociales:

"Creó imágenes inolvidables y preciosas en la gran pantalla y lo hizo porque solo trabajaba en lo que creía (...). Tras 18 años y 8 películas juntos, la pérdida de Andrew es muy dura".

Aunque su trabajo más recordado sea en la saga de El Señor de los Anillos y El Hobbit, Lesnie colaboró asiduamente con Peter Jackson, con el que hizo King Kong y The Lovely Bones. Su último trabajo se exhibe actualmente en los cines. "El Maestro del Agua", debut como director de Russell Crowe es desgraciadamente el último del australiano Lesnie.
Para aquellos que se pregunten cual es el trabajo de un director de fotografía, él es el encargado de la imagen de la película. Su trabajo es todo lo relacionado con la iluminación, encuadre, lentes y texturas de la obra así que, por ejemplo, en el caso de Lesnie la filmación de La Comarca, Mordor y tantos otros escenarios son obra suya -conjuntamente con un equipo de iluminación y preparación apropiado del set-. Muchas veces atribuimos el mérito del tono de una película al director y aunque en parte sí es gracias a la visión que este le atribuye, es el director de fotografía el que lleva esa idea al celuloide y es por eso que muchos directores tienen un director de fotografía habitual o recurrente como en el caso de Peter Jackson y Lesnie, Woody Allen o Francis Ford Coppola y Gordon Willis o Christopher Nolan y Wally Pfister. El mundo del cine lo echará de menos, descanse en paz.































Tras la funesta adaptación al cine del superhéroe invidente de Marvel, llega una nueva interpretación de la mano de Netflix a la pequeña pantalla. Protagonizada por Charlie Cox (Matt Murdock), Rosario Dawson y Vincent D'Onofrio (Wilson Fisk), la primera temporada gira entorno a los inicios del abogado de día, justiciero de noche Matt Murdock, indagando más y mejor que la película en su infancia, en la relación con su padre y en el trágico accidente que lo dejó ciego. También explorará su adiestramiento que años más tarde le servirá para combatir el crimen en Hell's Kitchen, un oscuro barrio de Nueva York controlado por Wilson Fisk.

Aparentemente esta es una serie de acción genérica, si a esto le añadimos que proviene de un cómic -The Walking Dead, Gotham, Flash, Agentes de Shield, etc.- la lista se alarga considerablemente. Así que la pregunta es: ¿por qué ver Daredevil? Mi respuesta sería porque cuenta con una filmación de secuencias de acción inusual en el género -influenciadas por Oldboy o Redada Asesina- insuflándole más emoción y realismo de lo esperado a priori, una historia cautivadora, un villano sorprendentemente bien desarrollado así como un superhéroe más parecido a un justiciero que a un omnipresente y todopoderoso personaje. La trama se asemeja a un thriller mafioso, con un gran entramado de personajes antagonistas que interactúan entre sí por el dominio de Hell's Kitchen y donde Wilson Fisk sobresale como el pez gordo. Este personaje dista mucho del villano estereotipado habitual, cuyo perverso plan se reduce a dominar el mundo y matar al protagonista -o más bien darle un discurso lo suficientemente largo para que el héroe se reponga y encuentre una manera de acabar definitivamente con él-. Vincent D'Onofrio (recluta patoso en La chaqueta metálica) da vida a un empresario cuyo propósito es el de construir un nuevo Hell's Kitchen y acabar con el antiguo que tantos amargos recuerdos de juventud le trae y que durante todo el show observamos como un barrio decadente donde la ley de la calle impera. Por eso, muchas veces nos planteamos si Fisk es realmente el villano, comprendiendo así sus motivaciones. Ahora bien, a la hora de la verdad, D'Onofrio muestra la verdadera cara de su personaje y nos estremece con algunas de sus acciones que sirven para recordarnos porque es el gran capo. Visualmente, la oscuridad gana protagonismo, distanciándose del colorido universo de Marvel y asemejándose más al Batman de Nolan. Es imposible no establecer conexiones entre el caballero oscuro y el Daredevil creado por Drew Goddard en esta serie y esa atmósfera complementa excelentemente la historia adulta que tratan de contar. Como digo, las interpretaciones son todas sólidas. Las dos estrellas protagonistas brillan así como los personajes secundarios, teniendo muchos de ellos historias separadas, subtramas que ayudan a construir la historia principal y que, por lo tanto, los convierten en elementos indispensables.

Todas estas razones son las que les faltan a otras series del género que actualmente se emiten y por eso invito a todo aquel que le guste un buen producto de entretenimiento y quiera pasar un buen rato que la vea. Además, Netflix ha lanzado la primera temporada de un tirón, lo que significa que no tendréis que aguantar ni un minuto si queréis saber lo que pasa en el siguiente episodio. La podéis encontrar fácilmente por Internet en v.o.s.e. Recordad que si la visteis y queréis compartir vuestras impresiones, estáis invitados a dejar vuestros comentarios.

8/10: NOTABLE



Ficha técnica

Título: The French Connection

Duración: 100 min.

Año: 1971

País: EE.UU.

Dirección: William Friedkin

Guión: Ernest Tidyman

Música: Don Ellis

Fotografía: Owen Roizman

Reparto: Gene Hackman, Roy Scheider, Fernando Rey.

Género: Thriller Policíaco. Drogas

Sinopsis: "Popeye" Doyle y Buddy Rosso son dos policías neoyorquinos que siguen la pista de una red de traficantes de droga. Una de las pioneras en el cine de acción policíaco de los 70, de la misma escuela de Don Siegel.
Tras la primera película de "Los Vengadores", mi expectación por esta secuela estaba por los suelos. Y es que "La Era de Ultrón" cuenta con un reparto, director y equipo similar al que nos trajo aquel tostón de CGI, acción inverosímil e historia simplona allá por 2012 y viendo los trailers todo presagiaba que nos darían más de lo mismo. Sin embargo esta me mantuvo pegado al asiento inmerso en ese universo fantástico que Marvel intenta crear tan concienzudamente desde ya no se sabe cuanto. En esta ocasión, el equipo deberá hacer frente a una inteligencia artificial rebelde y trastornada que, cegada por la ira contra la humanidad, busca la manera de extinguirla. Ahí es donde "Los Vengadores" entran en acción, poniendo una vez más su integridad física -y mental- en juego.

Joss Whedon vuelve por última vez a la franquicia que proyectó su carrera, dejándolo en una posición envidiable para futuros proyectos. Es admirable la capacidad de dirección de este señor para llevar a buen puerto no solo una, sino dos de las mayores superproducciones hoy día, soportando una presión y estrés sobrehumano. Cierto es que tras tal éxito su curriculum se convierte en uno de los más prometedores y consolidados de la industria, dejándolo en la cresta de la ola con esta cinta inmejorable. Las interpretaciones son sólidas, se nota la química del grupo y se compenetran a la perfección tanto para la acción, como la comedia e incluso algún atisbo dramático que le otorga mayor magnetismo que al título original. El guión cae en convencionalismos -sobretodo en el tramo final- pero muestra otras caras de la misma moneda: sentimientos de culpa, fantasmas del pasado, relaciones sentimentales, etc. Este tipo de indagaciones características de "El Caballero Oscuro" son las que redondean la experiencia de "Los Vengadores" para aquellos espectadores que no lean los cómics -como un servidor- y es que el talón de aquiles de este género de películas es el desarrollo y las motivaciones de los personajes -tanto héroes como villanos- convirtiéndolos en caricaturas comiqueras irreconocibles. Aquí logran el perfecto equilibrio. Por supuesto el CGI es excelente y la acción es todo lo cinematográfica que una película de estas características debe ser pero lo que de verdad agradece esta entrega es la "humanización" del equipo.

En conclusión, "La Era de Ultrón" es todo lo que necesita ser una buena cinta de superhéroes y añade lo justo para identificarte con los integrantes del grupo y apoyarles en su lucha contra un villano mejor que Loki: más cruel, más despiadado y mejor definido.

7/10: GRAN BLOCKBUSTER


“El niño 44” está dirigida por Daniel Espinosa (“El invitado”, “Dinero Fácil) y protagonizada por Tom Hardy y Noomi Rapace. Es la adaptación de una novela con el mismo nombre, de la cual se encargó el prestigioso escritor y guionista Richard Price (“El color del dinero”, “Historias de Nueva York”, “The Wire: Bajo escucha”, etc) de traer a la gran pantalla. Producida por Scott Free, la productora de Ridley Scott, esta película tenía visos de convertirse en una agradable sorpresa y quizá una contendiente para los próximos Oscar. Ambientada en Moscú durante la era comunista comandada por Stalin, Leo Demidov (Hardy) un miembro del cuerpo de “seguridad” soviético es perturbado por la muerte del hijo de un viejo amigo suyo y compañero de profesión que clama haber sido asesinado. Teniendo en cuenta que, según su doctrina, el asesinato era una enfermedad capitalista Demidov deberá luchar contra el sistema para atrapar al asesino que continúa matando a niños impunemente.

Empezando por las actuaciones, Tom Hardy y Noomi Rapace ejercen de rotundos protagonistas pese a contar con Gary Oldman, Joel Kinnaman y Vincent Cassel como miembros del reparto. Y es que, aunque ambos cumplen con sus personajes y crean un vínculo creíble como matrimonio en apuros, los demás están relevados al ostracismo y fijándome en la duración de la película esperaba algo más desarrollo de personajes. Me decepcionó que la oportunidad de ver un memorable pulso entre Oldman, Cassel y Hardy no se materializase y en su lugar recibamos demasiado relleno que, desde luego es importante para recrear el tono de los años 50 en la URSS pero que al cabo de un tiempo comienza a repetirse y, por desgracia, caer en el aburrimiento. La dirección llevada por Espinosa es decente, no impresiona ni transmite profundas emociones como otro director más contrastado haría con este concepto, pero consigue algunas tomas poderosas del paisaje ruso y capta bien el ambiente de desconfianza y terror que invadían las calles de Moscú antaño. Sin embargo, el peor aspecto de la película es el trailer, que nos muestra lo que parecía una investigación policial de un asesino de niños, llevada a cabo por un Tom Hardy desquiciado y obsesionado en darle caza como sea. También nos introduce al personaje de Gary Oldman como elemento relevante en la historia, donde ambos parecen actuar conjuntamente para poner a dicho psicópata entre rejas. Sin embargo, cuando terminas la película y recapitulas, el resultado no puede ser más alejado de dicho trailer. ¿Dónde está la historia que nos vendían? ¿Por qué los trailers dañan la película en vez de ayudarla? Sinceramente no entiendo algunas de las campañas publicitarias de hoy día y después de ver “El niño 44”-sin haber leído el libro- jamás la definiría como un thriller de asesinatos y sin embargo eso es lo que nos venden. También tengo queja sobre la duración de la cinta y es que otra mala costumbre hoy día es la de alargar las películas innecesariamente y en este caso se han pasado. Personalmente, le sobran 10 o 15 minutos y sobretodo le sobra mucha trama secundaria que no lleva a ninguna parte ni complementa a la principal y resulta un esfuerzo en vano de parecer más dramática de lo que es. El guión está aquí y allá, muy deslavazado, repleto de personajes intrascendentes y una decepcionante historia de investigación que se disuelve en este mar de confusas ideas.


En conclusión, “El niño 44” es una buena película fijándonos en las interpretaciones -buena química y desarrollo de la inestable relación entre Hardy y Rapace, así como un pétreo y despiadado Kinnaman- pero un producto fallido en su conjunto. Este es un claro ejemplo de que rodearse de gente competente no siempre es la fórmula ganadora y de que la visión del director importa más de lo que parece, actuando como raíles de un tren (soviético) que debe llegar a su destino: ser una película con un propósito y objetivo definido.

5.5/10: APROBADO (NECESITA MEJORAR) 


Ficha técnica

Título: Young Frankenstein

Duración: 100 min.

Año: 1974

País: EE.UU.

Dirección: Mel Brooks

Guión: Gene Wilder & Mel Brooks

Música: John Morris

Fotografía: Gerald Hirschfeld

Reparto: Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman, Gene Hackman

Género: Parodia. Comedia de terror

Sinopsis: Gene Wilder + Mel Brooks = risas y carcajadas garantizadas.



A todo gas 7 es la última película de la franquicia de coches más famosa del cine y vuelve a juntar a la banda de nuevo -junto a algunos fichajes- liderada, como no podía ser de otra manera, por Vin Diesel y el recientemente fallecido Paul Walker. Junto a ellos están “La Roca”, Jason Statham y Kurt Russell entre otros para completar un elenco digno de la mejor película de acción posible hoy día. ¿Qué cuál es el resultado? Francamente es la gran película de la saga y un mediocre producto fuera de ella. La historia no tiene demasiado sentido -tampoco busca coherencia precisamente- y en resumidas cuentas trata sobre la caza de un asesino llamado Deckard Shaw (Jason Statham) que, a su vez, busca venganza por la muerte de su hermano Ian a manos de la banda de Dom Toretto (Diesel).

James Wan es el director que cogió el testigo de Justin Lin -máximo responsable de este lavado de cara a la saga- y me intrigaba ver si se adaptaba bien al cine de acción tras pasar toda su carrera encasillado en el género de terror (Saw, Expediente Warren o Insidious). No se siente tan estimulante como las últimas de Lin pero cumple. Obviamente la película se caracteriza por sus carreras de coches en escenas que usualmente rayan lo cómico -y a veces lo cruzan- e imagino que Wan no tuvo demasiada libertad para aportar algo “diferente” o personal a la película sin embargo, a diferencia de su predecesor y pese a disfrutar de un presupuesto mastodóntico, la acción resulta cansina y repetitiva. Desde luego no ayuda su excesiva duración (¡Hollywood no todas las películas tienen que sobrepasar las dos horas!) pero llegado un punto, ciertamente cansa ver una y otra vez lo mismo -mismas explosiones, misma edición acelerada durante los combates, misma filmación agitada y un extenuante hilo musical-. No voy a hablar en profundidad de las actuaciones ya que los personajes son planos y completamente unidimensionales como era de esperar. Saben que no es por buenas actuaciones por lo que la gente va a verla así que tampoco se puede decir que defrauden. Lo que más me molestó fue la música. Una cosa es que pongas música electro-pop y otra que solo haya música de este estilo. Personalmente ganaría enteros con algo más de Rock cañero pero supongo que la audiencia -jóvenes adolescentes- quieren eso y eso les dan aunque desde luego es una pena no poder expandirles más lo parámetros musicales -la música no nació con Ludacris, Rihanna o David Guetta más bien murió-.


En conclusión, Furious 7 es el primero de muchos blockbusters que están por venir este verano. Como película es claramente deficitaria ya que ni siquiera cuenta con una persecución de coches memorable y sin duda la historia no te interesará lo más mínimo. Sin embargo, para los fans de estas películas esta podría ser su obra cumbre debido al gran reparto, un director sólido (aunque desaprovechado) y a la megalomanía que caracteriza esta séptima entrega. Demasiado ruido y pocas nueces, muchas explosiones y situaciones cómicas y poca verosimilitud. Peca de delirios de grandeza con sus más de dos horas de metraje y te deja literalmente agotado de su incansable explotación de recursos efectistas.

5/10: APROBADO RASPADO