El milagro del Hudson

15 de enero de 2009. Aeropuerto de LaGuardia, Nueva York. El vuelo 1549 de US Airways con destino Charlotte está despegando de la pista. El capitán Chesley Sullenberger, apodado Sully, es el encargado del pilotaje. 40 años de experiencia lo respaldan. Parece otro vuelo comercial más, nada fuera de la rutina. Sin embargo, un accidente inesperado estaba a punto de poner al capitán ante la prueba más desafiante y peligrosa de toda su carrera. Siete años después, Clint Eastwood nos presenta esta obra para recordarnos que hasta el escenario más catastrófico imaginable puede terminar bien, gracias a la decisión de un hombre y al apoyo de una ciudad entera. Sully marca la primera colaboración entre dos titanes del cine moderno; Tom Hanks y Clint Eastwood. Uno en el rol protagonista, el otro en la silla del director. Juntos forman un tándem sublime para contarnos con diligencia y seriedad esta prodigiosa historia real. 

Cuando juntamos aviones con Nueva York, todos nos retrotraemos instantáneamente al fatídico 11-S. Una fecha que se marcó a fuego en la memoria de todos aquellos que ya fuera en directo o por la televisión lo vivimos. Nuestros corazones se helaron al ver aquellas imágenes y el mundo entero sufrió un golpe del que aún se está recuperando. No obstante, quizá porque al Hombre le impacta más lo malo que lo bueno, pocos se acuerdan que años más tarde y en la misma ciudad, un piloto de un vuelo comercial que transportaba 155 almas evitó, milagrosamente, una nueva pesadilla. Clint Eastwood cuenta una historia necesaria para los tiempos que corren. En la industria actual, donde las historias oscuras y deprimentes copan las carteleras, el director y actor californiano elige mostrarnos las acciones constructivas del ser humano. El guión de Todd Komarnicki se basa en el libro escrito por el propio Sullenberger y, si por algo destaca, es precisamente por su fidelidad. Tanto Komarnicki como Eastwood huyen de adornos y dramatizaciones, en favor del realismo y la utilidad del documento del que se sirven, lo cual considero un acierto. Muchas veces la narración se potencia sola, sin falta de añadidos, sobretodo contando una historia verídica como ésta. Las herramientas del director están puestas al servicio del protagonista, nunca al revés. Sin embargo, aunque la historia mantiene el interés, pierde energía a medida que transcurre el metraje. Un comienzo electrizante, con pulso y con atisbos de una crítica mordaz a la prensa sensacionalista actual. Una tormenta de mierda en la que tanto Sully como su copiloto se ven inmersos tras el amerizaje en el río Hudson. Gran primera mitad en la que el espectador evidencia la falta de tacto y sentido común de la burocracia y de los medios de comunicación contemporáneos. Un héroe señalado. 155 vidas salvadas y parece no bastar. Algo falla en nuestra sociedad, indica Clint con certeza. Pero esas promesas iniciales quedaron sepultadas llegado el segundo y tercer acto, en favor de unos aparatosos flashbacks que estorban al potencial del filme. Llegado el final, Clint me había arrancado algún que otro bostezo y mi empacho de simulaciones aéreas y diferentes perspectivas del mismo accidente, rozaba lo insoportable. La única razón por la que no miraba la hora era porque el móvil estaba apagado y no llevo reloj de pulsera. La pregunta es: ¿era necesario dedicar tanto metraje a contar el mismo acontecimiento? No. La mayor parte de la audiencia conocía el desenlace antes de entrar en la sala, con lo cual el reto era ir más allá. Creo que esta obra destacaría más como documental que como película. 


Las actuaciones de Hanks y Eckhart están acordes a la seriedad de la historia a la que sirven pero son los únicos que tienen la oportunidad de brillar. Incluso podría debatirse que Hanks es el único protagonista del filme. Claro que hay una razón por la que el título lleva el apodo de su personaje. No obstante, he de admitir que me hubiera gustado un poco más de variedad. Cierto que la cinta no dura demasiado, con lo cual no sorprende que Eastwood elija centrarse en el protagonista, pero no habría estado de más algún personaje secundario que ayudará a elevar la narrativa. Los diálogos funcionan y la relación entre el piloto y su copiloto es creíble. Lo mismo podría decirse de la relación matrimonial de Sully. Sin embargo, vuelvo a echar en falta algo más de profundidad. La mayoría del tiempo Eastwood aísla al personaje y lo somete a reacciones constantes. Pero nunca vamos más allá. Adentrarse, aunque fuera momentáneamente, en el contexto que rodea a Sully. Su pasado y su presente, sus recuerdos, buenos y malos, y cómo se sobrepuso a ellos. Lo héroes no nacen, se hacen y este caso no es distinto. ¿Qué experiencias dejaron huella en él y definieron su personalidad? 
El último apartado reseñable es la fotografía, a cargo de Tom Stern, colaborador recurrente de Eastwood en filmes como Million Dollar Baby, El francotirador o Gran Torino. Visualmente cumplidora, esta obra se mantiene alineada con las preferencias del director. Lo que más me llamó la atención es la atenuación de los colores de la imagen, apoyando esa sensación fría y nerviosa que acompaña al protagonista en todo momento. Desde luego ayuda a poner al espectador en la piel del capitán Sullenberger y transmite el estado de tensión bajo el que vive.

En conclusión, la mayor cualidad que le encuentro es su destreza como documental. Narra fielmente los hechos que acaecieron aquel 15 de enero de 2009. La descripción de las emociones y trances sufridas tanto por el piloto, copiloto, pasajeros y familiares está muy bien trasladada a la gran pantalla.  Sin embargo, es a la hora de ir más allá y ahondar en la psique del protagonista donde Eastwood decepciona. Al menos a mí me decepcionó. Pienso que gran parte del público aún guarda este incidente en su imaginario y podría haberse omitido tanta repetición, sobretodo llegada la segunda mitad del filme. Si tan sólo hubiera contado más sobre la personalidad del capitán Sullenberger o hubiese desarrollado mejor esa crítica incipiente a los medios de comunicación actuales, la película habría servido un propósito además del de informar. A pesar del potencial del título, Sully se queda a medias y quedará relegada a una posición menor dentro de la filmografía de ambos.



6.2/10: DOCUMENTO FALTO DE SENTIMIENTO

Fuente (Imágenes): http://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=650789

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