El problema de la diversidad en la taquilla norteamericana


El estreno del remake americano de Ghost in the Shell ha vuelto a levantar la polémica sobre la alarmante falta de diversidad en las grandes superproducciones. La disconformidad es tal que un sector de la audiencia está dispuesto incluso a boicotear su estreno como símbolo de protesta pero, ¿quién es el verdadero culpable? y ¿dónde se encuentra el origen del problema? Como suele ocurrir en estos casos, la respuesta no es tan sencilla como parece y aquellos que a priori son considerados culpables quizá no lo sean tanto.

Estoy seguro de que todos sabéis quién es el jefe en este mundillo cinematográfico. Hollywood ha tenido, tiene y tendrá siempre la sartén por el mango en lo que se refiere al mercado occidental (en el oriental la cosa está más dividida) y esto crea un monopolio. Es decir: Hollywood es el agente dominante y privilegiado en su mercado. Ellos se llevan las mejores y mayores tajadas y, como es lógico, también es donde más títulos se producen cada año. Esto conlleva la inevitable fuga de talento de directores, intérpretes, guionistas y demás artistas que abandonan su país de origen para triunfar en la Meca del cine. Si no puedes vencerlos…únete a ellos. Sin embargo, esto no responde a la falta de diversidad en papeles protagonistas, aunque de alguna manera tiene un efecto indirecto importante.  


Cuando eres el que más invierte como lo es Hollywood también quieres obtener más beneficios y para ello, has de contratar a los mejores. No a los más prometedores o a los que moralmente les correspondería el puesto porque, reconozcámoslo, la vida no funciona así y la industria del cine tampoco por mucho que deseásemos lo contrario. Quisiera daros unos datos financieros: en el Top 10 de películas más taquilleras del 2010 al 2016, sólo ocho están protagonizadas o co-protagonizadas por intérpretes que no fuesen caucásicos. Panorama desolador, ¿verdad? Pues esto es por lo que pagan hordas de espectadores, ansiosas por devorar la siguiente entrega del superhéroe de turno sin preguntarse quién la protagonice. Cierta sección del público sólo se siente indignada cuando entra en escena una propiedad desconocida como Ghost in the Shell. Entonces es cuando vierten todo su criticismo para así poder ver satisfecho su cupón de denuncia social y continuar pagando por lo mismo de siempre. ¿Por qué aún no hemos visto a un Spider-man negro o a un Iron Man latinoamericano? Porque la mayoría de estrellas de cine provienen del país/lengua dominante, limitando las opciones a norteamericanos, británicos o australianos De tanto en cuanto aparecerá Jackie Chan o Jet Li, Denzel Washington o Sidney Poitier pero no os dejéis llevar por el optimismo, porque esto es una rareza ¿Queréis saber cuántos artistas no caucásicos ganaron un Premio de la Academia en una categoría de renombre? Veinticinco. En toda la historia. Ahora bien, yo no entro a evaluar si esto es aceptable o no pero es lo que elegimos tener ¿Entendéis por qué en los Oscar hay una categoría para películas de habla no inglesa? ¿Acaso grandes obras como La vida de los otros, El secreto de sus ojos o El hijo de Saúl no merecían competir con sus homólogas norteamericanas? ¿Si saben que están capacitadas, por qué las separan? Simplemente lo hacen porque pueden; porque mandan y nadie se lleva las manos a la cabeza. Lo mismo ocurre con los remakes –subgénero que ellos mismos inventaron-, que los hacen siguiendo sus valores y no los del material original ya venga este de Japón, Argentina o cualquier otro país.  


Cierto es que estamos observando un ligero cambio, gracias la irrupción de directores como Iñárritu, Ang Lee o Alfonso Cuarón pero decidme, ¿cuántas oportunidades ha tenido, por ejemplo, Benicio del Toro de encabezar una gran superproducción? Muy pocas. Lo más cercano a una que yo recuerde fue El hombre Lobo en 2010, película que contaba con un presupuesto de 150 millones de dólares y que resultó un fracaso en taquilla. Por otro lado, los beneficios generados por la enésima entrega de la celebérrima franquicia de terror Paranormal Activity superaron ochos veces su coste de producción. Esto no significa ni más ni menos que cuando el peso publicitario y la imagen de marca seduce al público, este abandona su ojo crítico y desembolsa el precio de la entrada para forrar a los peces gordos de Hollywood que, en respuesta, continúan con el mismo modelo de negocio. Si no está roto para que arreglarlo. Mientras la audiencia siga viendo Transformers (más de 3.000 millones recaudados contando toda la saga) en lugar del gran cine extranjero que año tras año pasa inadvertido por las salas norteamericanas, el gran titán del cine occidental las pervertirá y las comercializará con remakes complacientes; porque a estos ejecutivos el único color que les importa es el del dinero y somos nosotros quienes decidimos cuándo dárselo. 


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