¿Qué fue del cine de comedia?

Por muchas razones, la comedia siempre se ha prestado al medio cinematográfico; la principal siendo la efectividad que tiene en el público. Cuando está bien hecho, el humor puede llegar a contagiar a toda una sala y cuando eso ocurre...bueno, eso es mágico. El cine existe para hacer llegar emociones al espectador; ya sea la risa, el llanto, el horror o fomentar nuestra imaginación. El problema es que estas emociones no nos llegan a todos por igual, ya que lo que a mi me gusta puede que a ti no y viceversa. Sin embargo, hay momentos indescriptibles en la historia del cine en los que todos coincidimos; el baile de Frankenstein y Gene Wilder en El jovencito Frankenstein, las desventuras de Dustin Hofmann en Tootsie o las peripecias de un grupo de actores jugando a la guerra en Tropic Thunder. Todos aquellos momentos y muchos más guardan un denominador común; la risa. No importa si eres hombre o mujer, joven o adulto o que no tengas sentido del humor. Estos personajes y sus acciones encierran una universalidad que continua imperecederas en el tiempo, pasando de generación en generación cual tesoro que debe ser preservado. Mi pregunta es la siguiente: en los últimos años, ¿ha disminuido la calidad de este género?  


Para explorar debidamente esta cuestión, me gustaría comparar la presente década con otra cercana en el tiempo, como los noventa. ¿Que por qué elijo esta década? Porque creo que el paso del tiempo aún no ha ejercido impacto nostálgico en la audiencia -un factor que tiene mucho que ver en las preferencias de la gente-. Este es un intento por evitar que nuestra opinión influya sobre la calidad objetiva del filme.


Echando un vistazo a las comedias estrenadas a partir del 2010, observo que no hay muchas que hayan hecho reír a la gente. Con esto me refiero a que no hay (o al menos yo no encuentro) ninguna película que albergue un momento o personaje memorable. Juerga hasta el fin, Infiltrados en clase, Cómo acabar con tu jefe o Niños grandes son sólo ejemplos de comedias que cuentan chistes pero no son graciosas. Intenta sin éxito causar gracia pero su esfuerzo resulta a menudo forzado y antinatural; la comedia debe salir con espontaneidad para que surta efecto. Para demostrarlo, quiero hacer un ejercicio con vosotros: pensad en la última vez que estando en un cine, la sala entera se echó a reír una y otra vez, hasta que, miraras donde miraras no vieras más que sonrisas. Esa es la gran comedia y es muy difícil de conseguir. 


En los noventa se estrenaron Algo pasa con Mary, El gran Lebowski o Atrapado en el tiempo. Además, directores como Kevin Smith y actores como Jim Carrey o Mike Myers debutaron en esta década. Por otra parte, hoy día tenemos refritos como Dos tontos todavía más tontos, catastrófica secuela de una aceptable comedia de los noventa. Tampoco recordamos a ningún director/guionista o actor que haya saltado a la fama en los últimos años por su habilidad para hacernos reír. Y es que el hecho de que Deadpool, la película más graciosa de los últimos años, estuviese llena de vulgaridades y bromas soeces representa el mal que adolece a Hollywood: la creatividad. Que un cómico de la altura de Gene Wilder se viera obligado a la jubilación porque no le llegaban buenas historias en las que participar es muy duro. Esto no quiere decir que dejara de hacerse buena comedia, sólo que ya no se hacía tan a menudo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte parece que ya se ha extinguido; que las carcajadas han abandonado las salas y se han sustituido por tímidas sonrisas. Ya no vamos con la esperanza de pasar un buen rato, sino que cruzamos los dedos para que la experiencia no resulte en desastre. Antes, la comedia era sinónimo de diversión; ahora de tedio. Muchas veces nos sale una risa forzada, porque la película no da para más, pero tampoco queremos salir sin habernos inmutado lo más mínimo.


En definitiva, creo que la madurez y el realismo en el tratamiento de las historias que se le ha exigido a Hollywood nos ha llevado a un extremo donde la buena comedia ha desaparecido. Puede que muy de vez en cuando nos echemos una risa en la sala, pero mayoritariamente salimos más deprimidos que alegres y optimistas. Sin duda, los tiempos han cambiado y parece que la industria del cine ha perdido la habilidad de reírse de sí misma, de tomarse más a la ligera y dejarse llevar. Sólo espero que sea una moda pasajera, que una nueva hornada de cómicos surjan e inspirados por los maestros del género nos rescaten de la seriedad que ha asolado al cine y que las carcajadas vuelvan a iluminar las caras de todos los cinéfilos.

Y vosotros que opináis acerca de este género en particular. ¿Os gustan las comedias actuales? En comparación con otras anteriores, ¿creéis que mantiene los mismos estándares de calidad? Como siempre, os invito a dejar vuestra opinión en la sección de comentarios debajo de este artículo. Hasta la próxima, pasad buen verano y disfrutad del cine. Saludos!

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