El efectismo por encima de la historia. Christopher Nolan se inspira en uno de los episodios más fascinantes de la II Guerra Mundial para crear una ruidosa versión de los hechos.


Dunkerque es la décima y última película del director del momento, Christopher Nolan, y marca su primera incursión en temáticas reales. El director británico, que se hiciera famoso por su magnífica trilogía de Batman, sale de su zona de confort para intentar demostrar a sus opositores que puede contar una historia con mayor profundidad y significado. Para ello, escogió un capítulo poco conocido de nuestra historia, como fue el de la Batalla de Dunkerque, que pasó a los anales como uno de esos milagros que por poco no acabaron en catástrofe. El film contrasta a jóvenes debutantes como Fionn Whitehead o Harry Stiles con actores contrastados como el reciente ganador del Oscar, Mark Rylance o Tom Hardy y narra la angustia de 400.000 soldados del ejército aliado, que quedaron a merced de los alemanes durante más de una semana, en la playa francesa de Dunkerque. Doblados en número, los soldados aliados tuvieron que retroceder desde Arrás (en la frontera con Bélgica) hasta terminar arrinconados por la artillería alemana en la playa del norte francés. A priori todo apuntaba a que Nolan, el nuevo Rey Midas de Hollywood, volvería a entregarnos otra obra maestra. No obstante, hasta los gigantes tienen su momento de debilidad.


Quisiera empezar señalando que me considero gran seguidor de su cine. Desde Memento hasta –aún me queda por ver Following-,  su filmografía sólo está compuesta de grandes películas, alguna incluso pudiendo tildarse de obra maestra. Tras su última película, que resultó todo un soplo de aire fresco en el género de la ciencia ficción, esperaba ansioso por ver lo que hacía con una historia diametralmente opuesta a las que nos tiene acostumbrados. Sorprendidos por su elección, los amantes del cine nos relamíamos sólo con pensar en las posibilidades que se presentaban. Sin embargo, creo que las expectativas que se levantaron alrededor del proyecto terminaron por hacerle un flaco favor a Nolan. Me explico: cuando estás en la cima y todo el mundo te considera un visionario, sientes la necesidad de seguir innovando y sorprendiendo; de reinventar un nuevo género. Pero muy pocos directores en la historia han sido capaces de alterar las normas establecidas en el cine bélico con éxito. Genios como Kubrick, Coppola, Malick o Kurosawa salieron airosos. Y Nolan pretendía unirse a esa lista aunque con resultados adversos. El británico juega con la estructura, cambiando el orden cronológico de los acontecimientos, y nos lanza al campo de batalla sin ninguna introducción previa ni presentación alguna de sus personajes. Ahí es donde yo veo el gran problema; la historia carece de emoción o pulso dramático. Se quiso centrar tanto en crear una experiencia inmersiva que se olvidó que el cine existe, a fin de cuentas, para contar un relato rico en matices. Incluso aquellos directores que mencioné, centraban sus esfuerzos narrativos en los personajes y en sus vivencias. Nolan, por su parte, se olvida de esto y considera que lo importante es que te sientas allí, en aquella playa. Y esa experiencia, aunque es sensacional, ya se ha hecho con éxito: La Batalla de Inglaterra (1969) lo hizo por aire y Salvar al soldado Ryan (1998) por tierra. Coincido en que Dunkerque merece ser vista en la pantalla más grande posible –por algo se rodó íntegramente con cámaras IMAX-, pero si no me aporta algo más allá que eso, entonces se me queda corta como película.
Interstellar


Y hablando de su aspecto visual, el director de fotografía Hoyte van Hoytema –uno de los más prometedores de Hollywood, junto a Bradford Young- ha vuelto a hacer magia con la imagen.  Sólo con fijarnos en los últimos trabajos de este artista comprendemos por qué Nolan lo ha elegido para llevar a cabo su espectáculo visual: El topo (2011), Her (2013), Interstellar (2014) y Spectre (2015). Los 107 minutos de función fueron algunos de los más tensos de este año en una sala de cine y gran parte de la culpa la tuvo este señor, que colocó cámaras donde parecía imposible y consiguió planos apabullantes. La amalgama entre su trabajo, el del equipo de efectos especiales y el sonoro dieron como resultado una maravilla audiovisual; te sumerge en las aguas del Canal de la Mancha, nos pasea en la cabina de un Spitfire y nos hace pasar muy malos ratos a bordo de los navíos británicos.

Por otra parte, la banda sonora de Hans Zimmer consigue estresarte pero no cautivarte. No veo en ella la belleza de otras de sus grandes obras como El último samurái, Black Hawk derribado o La delgada línea roja. Si algo tienen en común todas estas BSO es que trasmiten sentimientos; podríamos quitarle los diálogos a la película y aún así seguiríamos emocionándonos. En Dunkerque funciona como apoyo a una cinta de acción, que es básicamente lo que buscó Nolan. Juega con la llamada Escala Shepard –un mismo sonido que repetido numerosas veces, hace creer a nuestro cerebro que está subiendo gradualmente de tono- y lo hace espectacularmente, pero para eso no me hace falta el sonido envolvente de una sala de cine; me basta con el ordenador de mi casa. De todas las colaboraciones Zimmer-Nolan esta es la más monótona sin dudarlo.


Pasando a la faceta interpretativa, la verdad es que poco se ha podido apreciar de grandes actores como Rylance, Murphy, Brannagh o Hardy cuando éstos tienen tan poco que hacer en el film. Y no lo digo únicamente por sus escasos diálogos sino también por la floja caracterización de sus personajes; al de Murphy se lo traga la edición de la película –un flashback nos lo presenta brevemente pero jamás conocemos lo que le pasó después-, Brannagh interpreta al impertérrito coronel que ha de mantener siempre la compostura y Hardy hace de Bane si éste fuese piloto. El único con el que simpatizo es con Mark Rylance, ya que su actuación me hizo llegar ese sentimiento de apremio que padecían todos aquellos civiles que tuvieron que vestirse de héroes por un día. En cuanto a los jóvenes, ninguno estuvo a la altura de las expectativas. Aunque tampoco puedo culparles, ya que cuando salí de la sala ni siquiera recordaba sus nombres. Incluso sabiendo que Nolan intentaba mantener el anonimato de la batalla y procurar que algunos no destacaran por encima de otros, también os digo que Kubrick consiguió el mismo efecto en la legendaria escena de las trincheras de Senderos de gloria, donde toda una estrella como Kirk Douglas andaba por las trincheras abarrotadas de soldados listos para el combate. No le hizo falta más para lograr su meta.


En definitiva, creo que Dunkerque es mucho ruido y pocas nueces. ¿Quiere decir esto que es una mala película? No, tan sólo que decepciona. Viniendo de Nolan esperaba una historia con más lecturas, que nos hiciera reflexionar sobre la guerra. En cambio, nos encontramos ante un espectáculo pirotécnico orquestado con el mayor de los cuidados. Si tan siquiera le hubiese añadido un contexto, un preámbulo o presentación que otorgará a la acción mayor peso dramático, entonces estaríamos hablando de un gran obra. Pero yo no puedo olvidar que voy al cine para adentrarme en una historia, no para ponerme unas gafas de realidad virtual. Por mucha espectacularidad que consiga, jamás podrá sustituir a un gran historia.


6/10: DEMASIADA ACCIÓN PARA TAN POCA EMOCIÓN.
Ficha técnica

Título original
: La French

Año: 2014

Duración: 130 min.

País: Francia

Director: Cédric Jimenez

Guión: Cédric Jimenez, Audrey Diwan

Fotografía: Laurent Tangy

Música: Guillaume Roussel

Género: Thriller. Años 70. Mafia. Hechos reales

Reparto: Jean Dujardin, Gilles Lellouche.

Sinopsis: Es 1975 y las calles marsellesas están inundadas con la heroína que vende el crimen organizado. Su líder es el intocable Gaëtan Zampa. Sin embargo cuando a Michel, un juez recién llegado a Marsella, le encargan la misión de desmontar el entramado internacional conocido como la French Connection -una red de droga que llega hasta los mismísimos EE.UU.-, los cimientos de la poderosa mafia liderada por Zampa comenzarán a tambalearse.

Comentario: Filmada con un gran sentido de la estética y narrada como sólo un buen thriller mafioso puede hacerlo, Conexión Marsella es el complemento necesario para todos aquellos que tras ver la secuela de The French Connection se sintieron algo decepcionados. Cambien a Fernando Rey por Gilles Lellouche en el papel de jefe del hampa y a un expeditivo Gene Hackman -¡Popeye!- por el trajeado Jean Dujardin y tenemos a la sucesora espiritual de la original de William Friedkin. Su director, Cédric Jimenez, sabe mantener el pulso narrativo y la emoción hasta el último suspiro y los grandes actores -los mejores de su generación en Francia- se encargan del resto. Por lo demás, magnífica ambientación setentera y buena banda sonora. Así que ya sabéis, si os gusta una de mafiosos y os encanta The French Connection, ésta película es para vosotros.

¿Sabías que...

  • el logo de la productora Gaumont, que sale en los créditos iniciales, es el de los años 70?


Imágenes (Fuente): https://www.filmaffinity.com/es/film755691.html

Para conocer más sugerencias de cine en casa, seguid este enlace: https://universolumiere.blogspot.com.es/search/label/Cine%20en%20casa

Los rumores apuntan a una posible substitución del actor tras la llegada de Matt Reeves al universo DC. La guerra está servida en las oficinas de Warner Bros. 


El futuro de Ben Affleck parece estar pendiendo de un hilo, según apuntaba The Hollywood Reporter. Desde que la productora Warner Bros. deshiciera el proyecto que tenía a Affleck escribiendo, dirigiendo y protagonizando la nueva película del murciélago de Gotham para colocar a Matt Reeves en su lugar, lo cierto es que las aguas se han revuelto más que nunca. Sin embargo esta noticia nos pilla a todos un poco por sorpresa; en estos momentos están en la Comic-Con de San Diego promocionando Justice League, donde aún veremos a Affleck portando el traje del personaje creado por Bob Kane. Lo que está claro es que deje o no de ser Batman, este clima de incertidumbre no ayuda mucho al universo cinematográfico de DC.

Por su parte, Affleck declaraba tan sólo hace unas horas que su intención es continuar interpretando al personaje en el futuro aunque esto podría cambiar si Warner Bros. decide lo contrario. Sus propias palabras fueron estas:

“Mi estado continúa siendo el mismo. Hice dos películas. Mi intención siempre fue la de hacer una tercera si Warner quiere hacerla.”

Lo que parece claro es que Affleck firmó un contrato de tres películas para interpretar a Batman, incluyendo apariciones en Batman v Superman, Justice League y The Batman. Sin embargo, la llegada de Matt Reeves le ha restado protagonismo –perdiendo su puesto de director y también de guionista- ya que sus planes parecen no alinearse con los de Reeves, que planea una nueva trilogía.


No obstante, la duda que se cierne ahora sobre el universo DC/Warner es: ¿cómo afectará este debate en el futuro de la franquicia? ¿Cómo encajarán los partidarios de Affleck esta noticia? En mi opinión, Warner está cometiendo un error dejando que estos problemas de producción salgan a relucir justo en medio de la campaña publicitaria de su próxima gran apuesta, Justice League. Precisamente ahora se está celebrando la Comic-Con en California y Ben Affleck fue allí como elemento promocional de La Liga de la justicia y la filtración de esta noticia hace poco por calmar los nervios que puedan tener tanto los fans como los propios involucrados. Además, he de admitir que pese todos los fallos que que tenía Batman v Superman, la elección de Affleck como Batman no fue uno de ellos –es más, fue un gran acierto-. Creo que despedirlo ahora que empezaba a ganar protagonismo no sólo es desperdiciar a un buen actor, sino también enfadar a muchos.


En definitiva, poco les dura la alegría a los fans de DC. Si Wonder Woman les había insuflado vida y esperanza, ahora vuelven otra vez la incertidumbre y las caras largas. Una vez más, los ejecutivos de Hollywood vuelven a demostrar su impaciencia y su falta de compromiso con el espectador. No sólo han desechado el proyecto de Affleck sino que ahora podrían apartarlo definitivamente. La pregunta que seguro sobrevolará las cabezas de todos es, ¿quién le sustituirá? Échense a temblar.

Y vosotros, ¿qué opinión os merece esta noticia? ¿Os gustó esta nueva versión de Batman? ¿Quién os gustaría que lo sustituyera?  Dejadme vuestros comentarios e impresiones como siempre en la sección debajo de este artículo. Hasta la próxima, saludos!

El estreno de Blade Runner 2049 se acerca y cada vez conocemos más sobre su historia. 



Aquellos que conozcan la línea temporal de la película cyberpunk de Ridley Scott sabrán que han transcurrido treinta años entre el final de la original y su secuela, Blade Runner 2049. Pero, además de ver a un Deckard más mayor, ¿qué ha ocurrido en ese mundo donde creadores, replicantes y verdugos convivían en la más absoluta de las decadencias? Pues gracias a la promoción de la película en la Comic-Con de San Diego, por fin podemos conocer más detalles que harán las delicias de los aficionados, como: ¿qué pasó con la Tyrell Corp. tras la muerte de su fundador?, ¿cómo evolucionó la sociedad americana?, ¿continúan cazando replicantes?

La cronología comienza en 2019, con la desaparición de Rick Deckard junto a la replicante Rachael. Poco después, en 2020, la Tyrell Corp. lanza su nueva línea de replicantes “Nexus 8”, ya sin fecha de caducidad aunque con unos implantes oculares para facilitar su identificación -¿seguirá siendo necesario hacer el test Voight-Kampff?-. Esto nos da una idea de lo difícil que aprende el ser humano a corregir sus errores.


Dos años después ocurre un hecho devastador para la economía estadounidense: un pulso electromagnético, de origen desconocido, se detona en algún lugar de la Costa Oeste -¿podría ser en Los Angeles?-. Esto causa apagones generalizados e información electrónica deteriorada o destruída a lo largo y ancho de EE.UU. Las consecuencias no se hacen esperar: la bolsa se desploma. Los recursos escasean. Este fenómeno, conocido como El Apagón, lo atribuyen a replicantes rebeldes, lo cual siembra el terror entre las instituciones –si es que cabía aún más- y, a cambio, éstas legislan para levantar una prohibición indefinida en la producción de replicantes. Los famosos “Nexus 6” que tanta guerra le dieron a Deckard se retiran y los “Nexus 8” huyen para esconderse.

En 2025, los avances relacionados con la comida genéticamente modificada marcan el fin de la crisis. Niander Wallace, el científico autor del descubrimiento, comparte sus patentes gratis y consigue expandir su corporación por todo el planeta y las colonias exteriores. Tres años más tarde, Wallace compra una Tyrell Corp. al borde de la bancarrota con la intención de mejorar la ingeniería genética y crear replicantes menos humanos y más controlables. En 2036, Wallace lanza su línea de “Nexus 9”.

Y esto nos lleva a 2049, de vuelta a Los Angeles, donde se ha tenido que construir un muro para proteger a la ciudad del aumento del nivel del mar, consecuencia del cambio climático. La pobreza, la violencia y la enfermedad asuelan las calles y los humanos que no pueden permitirse dejar La Tierra son abandonados a su suerte. Los productos genéticamente modificados de Wallace son el único alimento disponible, debido a la escasez de comida.


Una cosa queda clara: la situación ha empeorado ostensiblemente. A juzgar por los trailers, veremos partes donde las sequías han transformado a Los Angeles en un desierto. Pero el cambio climático no es lo peor, porque las megacorporaciones siguen más fuertes que nunca y parece que a rey muerto, rey puesto. El científico y filántropo Niander Wallace –interpretado por Jared Leto- recoge el testigo dejado por Eldon Tyrell. Aún está por ver cuáles son sus planes con la creación de estos “Nexus 9” y cuáles son sus ambiciones más allá de éstos. Además, ¿qué rol cumple el agente K, interpretado por Ryan Gosling, en este entramado?, ¿quién y por qué busca insistentemente a Rick Deckard? El 6 de octubre, fecha de su estreno, obtendremos éstas y más respuestas. Como siempre, dejarme vuestros impresiones y teorías en los comentarios. Hasta la próxima, saludos!



Ficha técnica

Título original
: One, Two, Three

Año: 1961

Duración: 110 min.

País: EE.UU

Director: Billy Wilder

Guión: Billy Wilder (Teatro: Ferenc Molnár)

Fotografía: Daniel L. Fapp

Música: André Previn

Género: Comedia. Sátira. Guerra Fría

Reparto: James Cagney, Horst Buchholz.

Sinopsis: El telón de acero divide Berlín en dos: la oriental y la occidental. En esta última vive C.R. McNamara, un representante de una multinacional de refrescos, que trata de proyectar su marca en la URSS. Sin embargo, sus planes se irán al garete cuando su jefe le encarga cuidar de su díscola hija Scarlett, que está de visita en Berlín. Un día, eludiendo la estrecha vigilancia de McNamara, la joven se enamora de Otto Piffl, un joven comunista que vive al otro lado del muro.

Comentario: Billy Wilder ya era uno de los maestros del cine a principios de los sesenta. Películas como Perdición, El crepúsculo de los dioses o Testigo de cargo lo atestiguaban. Sin embargo, a excepción de Sabrina y La tentación vive arriba, aún no se había prodigado por su destreza con la comedia. Eso cambiaría definitivamente cuando estrenó tres de sus películas más recordadas -todas ellas comedias- como son Con faldas y a lo loco, El apartamento y Uno, dos, tres. Esta última es una sátira bastante acertada sobre la rivalidad encarnizada entre las dos superpotencias de la época: EE.UU. y Rusia. Con un magnífico James Cagney en uno de sus papeles más frenéticos de su carrera, Wilder puso todo su ingenio y perspicacia para elaborar un filme fresco, original y dinámico como pocos. Sin duda una obra maestra del género, que sólo por su secuencia final merece la pena ser vista.

Imágenes (Fuente): https://www.filmaffinity.com/es/film459265.html

Para conocer más sugerencias de cine en casa, seguid este enlace: https://universolumiere.blogspot.com.es/search/label/Cine%20en%20casa