C.C. Baxter es uno de los 31,259 empleados de Consolidated Life; un oficinista más atrapado en su cubículo, que trabaja a destajo para tratar de llegar a lo más alto. Baxter (Jack Lemmon) vive para trabajar, eliminando de su rutina todas las distracciones que puedan malograr su ansiado sueño de tener un despacho propio. Lleva una vida sedentaria, solitaria y carente de cualquier otra sensación a parte del cansancio. Si no fuera porque se trata de una obra de Billy Wilder, nadie le prestaría atención al pobre desgraciado de C.C. Baxter. Y es que El apartamento es quizá la mejor prueba de que hasta los personajes más mundanos y las historias más sencillas pueden conquistar el corazón del espectador. Protagonizada por Jack Lemmon y Shirley MacLaine, esta comedia romántica ambientada en Navidad es toda una oda al hombre corriente, representado por un pusilánime C.C. Baxter que encuentra en el amor una fuente de conflictos y pesares pero también de  fuerzas para enfrentarse a la vida como nunca antes lo había hecho.

En este primer capítulo de películas navideñas quería hablar sobre una que, siendo una obra maestra con mayúsculas, no suele relacionársela con estas festividades. Quizá sea porque la Navidad juegue un papel meramente decorativo o porque la historia podría ambientarse en cualquier otra época del año, pero lo cierto es que se ha ganado pertenecer a este grupo por numerosas razones. Primero, porque nos enseña que el dinero en la vida no lo es todo y en un momento de excesos y sueños imposibles como éste, se agradece una voz conciliadora como la de Wilder recordándonos que la mayor riqueza son las personas que tengas a tu lado. Segundo, porque está llena de emociones universales que unen a la gente sin importar su pasaporte, estrato social o creencias. Porque, de una forma u otra, todos nosotros podemos identificarnos con C.C. Baxter y con la Srta. Kubelik, así como con los estragos que sufren a lo largo de las dos horas de metraje. Y tercero y último, porque de tanta epopeya y espectacularidad que llena la cartelera todos los años, de tantos héroes que pueblan nuestras pantallas día sí y día también, considero necesario ensalzar la figura del ser humano, tan imperfecto y patán como pueda llegar a ser, para darnos cuenta de que por ordinaria que pueda parecer nuestra existencia, siempre hay que dar gracias por los momentos y las personas que nos hagan disfrutar al máximo de ella.


Billy Wilder y el misántropo guionista I.A.L Diamond, que hacía las veces de fiel escudero del cineasta, escribieron juntos once películas entre las que se encuentran Primera plana, Con faldas y a lo loco y Uno, dos, tres entre otras. Puedo decir sin temor a equivocarme que estamos ante una de las duplas de guionistas más exitosas y productivas de la historia del cine. Lo que al fútbol fueron Pelé y Garrincha, al rock Jagger y Richards, a la literatura Don Quijote y Sancho Panza o a la historia de nuestro país Isabel y Fernando, lo fueron ellos al cine. Y es que a la hora de escribir historias tanto monta, monta tanto, Wilder como Diamond. Además, como ocurriese con otros grandes del cine como Alfred Hitchcock, Orson Welles o el mismísimo Charles Chaplin, Wilder y Diamond tampoco gozaron de un gran reconocimiento en forma de premios, si bien es cierto ganaron el Oscar a mejor guión original por esta película. En El apartamento, ambos demuestran su capacidad innata para crear conversaciones inteligentes y divertidas de cualquier situación, por trivial que parezca: ya sea en un ascensor, en un roñoso bar o en la oficina, estos dos magos de la escritura siempre guardan un conejo en la chistera que nos hará reír, llorar o ambas. Porque, por encima de todo, El apartamento brilla en lo que muchas otras fracasan: contar con éxito una historia de forma ligera, sentida y por momentos incluso retorcida. Las desventuras que atraviesan los infelices de Baxter y Kubelik tienen el punto justo de amargura y de lamento que las hacen creíbles, sin caer en el melodrama. Wilder y Diamond juegan con ellos como si fueran muñecos de trapo: los llevan de un lado para otro, los unen sólo para separarlos poco después, les provocan tremendas decepciones y penas pero los mantienen siempre afables y bondadosos.


En cuanto a las actuaciones, poco puedo decir que no se haya dicho ya de dos monstruos de la interpretación como Lemmon y MacLaine. A pesar de la increíble química que transmitían en pantalla, sólo colaboraron en ésta y en Irma la dulce. Sin embargo, nada tienen que envidiar a otras grandes parejas del cine como la formada por Curtis y Monroe, Tracy y Hepburn o Keaton y Allen. Ambos complementaban la vis cómica del otro y juntos tenían el poder de dibujarte una sonrisa en todo momento.

En definitiva, El apartamento es una obra maestra del cine que revolucionó la comedia romántica al colocar a un fracasado como protagonista absoluto de la historia. Una jugada brillante que a la postre terminaría siendo un elemento recurrente en el género, con películas como Y entonces llegó ella, Virgen a los 40, Roxanne o casi todas la filmografía de Woody Allen. Por eso Billy Wilder fue en gran medida un auténtico explorador de emociones, un descubridor de horizontes fílmicos desconocidos y un cineasta como la copa de un pino. Con El apartamento, Wilder hizo de abanderado de las causas perdidas, de todos aquellos que soñamos con algo mejor pero no sabemos a ciencia cierta con qué; nos dio una lección de vida y es que no importa lo vapuleado que estés porque, si encuentras a esa persona que te completa, todo lo verás más fácil. Porque las penas con buen acompañante, son menos penas.


10/10: ¿FELICIDAD O CONFORMIDAD?


HACE 10 AÑOS...


Durante años, Simon Pegg y Nick Frost fueron estrellas de la comedia y ahora, mirando con retrospectiva y cierta nostalgia, los reconozco como uno de los mejores duos cómicos que haya tenido el placer de ver en las últimas décadas. Pegg y Frost tuvieron su máximo esplendor en la llamada trilogía del Cornetto, compuesta por la divertidísima Zombies Party, Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo. Mientras el realizador y guionista Edgar Wright movía los hilos en el backstage, ellos brillaban frente a la cámara y juntos, los tres formaban un tándem inolvidable. He de admitir que fueron de más a menos, irrumpiendo con fuerza y diluyéndose con el tiempo hasta su tercera y en mi opinión más floja colaboración, donde ya se les vio más cansados. Mi favorita siempre será Zombies Party, por la frescura de su propuesta y por parodiar un género como el zombi que, por aquel entonces, estaba en su máximo apogeo. Sin embargo, la cinta que nos atañe no es esa sino Arma fatal, una buddy movie que cuenta la historia de Nicholas Angel, un policía fanfarrón de Londres que es destinado a un tranquilo pueblo de la campiña británica donde nunca pasa nada...o eso cree él. Ayudado por su nuevo compañero, Met Sergeant, Nicholas Angel tendrá que desentrañar los secretos que esconde esta pequeña comunidad rural. Arma fatal mezcla el mejor humor británico y la parodia de géneros para crear un producto original y divertido, que sorprenderá a propios y extraños; por su parte, Edgar Wright dosifica la comedia y los guiños con maestría, no se olvida de construir una historia intrigante y ello le confiere personalidad propia a la película. Arma fatal no es una colección de gags ni sketches, es una película con mayúsculas y si no la has visto te estás perdiendo una auténtica delicatessen pop. Como un Cornetto.



P.D. Quería aprovechar esta oportunidad para disculparme. Sé que he estado mucho tiempo ausente y creedme cuando os digo que soy el primero al que le duele la falta de artículos que ha sufrido el blog últimamente. Como ya es sabido, yo no vivo de esto -¡ya me gustaría!- y por eso, al igual que ocurre con cualquier otro hobby, éste pasa a un segundo plano cuando la vida llama a tu puerta. En esta ocasión no sólo fue eso, sino que yo también quise tomarme un respiro de tantos años escribiendo. No sé cuando volveré a publicar con la frecuencia que lo hacía antes, lo que sí sé es que lo seguiré haciendo mientras tenga ganas y energía. A todos a los que os gusta el contenido, gracias por estar ahí apoyando todo este tiempo; vuestras palabras de aliento me llegan y ayudan mucho al blog. Con esto me despido hasta el próximo artículo; mientras tanto, seguid disfrutando de nuestra pasión, el cine. ¡Saludos!


HACE 10 AÑOS...


Siempre he sentido especial debilidad por el género mafioso, gracias en gran medida a autores del calibre de Scorsese, Coppola o De Palma entre otros. Sin embargo, este cine nos ha llegado normalmente desde Hollywood, siendo casi siempre expuesto desde el prisma de la mafia italoamericana. Para corregir eso, el realizador italiano Mateo Garrone dirige Gomorra, cinta basada en un libro de Roberto Saviano que aborda el mundo de la mafia en Nápoles y que tiene de protagonistas las vidas de la gente que, directa o indirectamente, se ven engullidos por esta vorágine de sangre y venganza. Garrone narra con realismo y dureza una historia que estremece e ilustra lo arraigada que está la Camorra en todas las estructuras y aspectos de la vida. No obstante, lo que distingue a Gomorra de otras famosas obras del género es el enfoque que le da, destripándola de todo romanticismo o sentimentalismo que destilan en muchas ocasiones las producciones hollywoodienses. El director nos coloca ahí, en todo el meollo de la acción, logrando que el espectador se sienta como sus atormentados personajes.




HACE 20 AÑOS...


Disney dominó junto a Pixar el escenario de la animación desde los años noventa hasta nuestros días. He de admitir que no soy un gran seguidor de este género y cada vez lo soy menos pero lo que no puedo obviar es que la compañía del ratón Mickey Mouse comenzó su meteórica proyección gracias a aquella batería de películas que estrenaron por entonces, entre las que contamos grandes joyas como La sirenita, Aladín, El Rey León y por supuesto Mulan. Con estética y argumento oriental, la película codirigida por Barry Cook y Tony Bancroft cuenta la historia de una joven china que desea alistarse en el ejército imperial para evitar que su padre sea llamado a filas. De esta forma, Mulan se hará pasar por hombre y se entrenará duramente para ganarse la confianza y el respeto del resto de soldados. Una película llena de corazón y valores, con una historia sencilla pero efectiva, con mucho humor y también épica –maravillosamente acompañada por la banda sonora del genio Jerry Goldsmith– y personajes que ya forman parte del Panteón de Disney, como el pequeño dragón rojo Mushu al que dio voz Eddie Murphy. 


Y a vosotros, ¿cuál os gusta más? ¿Visteis alguna en el cine? Dejadme vuestras respuestas aquí abajo, en los comentarios. Hasta otra, pasadlo bien y disfrutad del cine. ¡Saludos!