Cine en casa: El clan de los irlandeses


Ficha técnica

Título original
: State of Grace

Año: 1990

Duración
: 134 min.

País: EE.UU.

Director: Phil Joanou

Guión: Dennies McIntyre

Fotografía: Jordan Cronenweth

Música
: Ennio Morricone

Reparto: Sean Penn, Robin Wright, Gary Oldman, Ed Harris, John Turturro, John C. Reilly, Joe Viterelli.

Género: Thriller. Mafia.

Sinopsis: Terry Noonan regresa al conflictivo barrio neoyorquino donde se crió para ingresar en la mafia irlandesa. Finalmente
termina recalando en el clan de los Flannery, dirigido por Frankie y su hermano pequeño Jackie. Rodeado por recuerdos y amigos de la infancia, Noonan tendrá que lidiar con su pasado mientras su futuro pende de un hilo.

Comentario: Descarnada, dramática, impactante. Así describiría yo El clan de los irlandeses, cinta de principios de los 90 que cuenta la vida de un grupo de amigos (Sean Penn, Gary Oldman, Robin Wright y John C. Reilly) que crecieron rodeados de violencia y terminaron arrastrados por ella. En su sangrienta acción encontramos no sólo la gran fotografía de Jordan Cronenweth (más conocido por su trabajo en Blade Runner) sino también la trivialidad de la muerte y la fragilidad de la existencia, en un mundo dominado por el peligro constante. Tristemente infravalorada por los grandes circuitos cinéfilos, la cinta dirigida por Phil Joanou mereció mucho más reconocimiento del que terminó recibiendo. Cuenta con un reparto estratosférico, donde todos y cada uno de los actores sacan a relucir su máximo potencial; particularmente, Sean Penn y Gary Oldman. El primero continuaba demostrando ser uno de los mejores actores de la época y el segundo, que robaba todas las miradas, irrumpía en escena con la fuerza del que acabaría convirtiéndose en uno de los grandes intérpretes de nuestra generación (veremos si se lleva su merecido premio por su interpretación como Winston Churchill). Asimismo, los magníficos trabajos de Ed Harris, Robin Wright y John C. Reilly apoyan y elevan al duo protagonista, de manera que despunten aún más si cabe. La historia es digna de cualquier obra de Scorsese o Ford Coppola: madura, sombría y con ese toque de mala leche tan característico del subgénero. Además, la escena final parece sacada directamente de un western de Leone; tanto por su estética como por la tensión que va generando a través de la música (aquí también compone Morricone). De esta forma, Joanou pone el broche final a un título cuyo único inconveniente fue haberse estrenado al mismo tiempo que Uno de los nuestros.


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