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Los rumores apuntan a una posible substitución del actor tras la llegada de Matt Reeves al universo DC. La guerra está servida en las oficinas de Warner Bros. 


El futuro de Ben Affleck parece estar pendiendo de un hilo, según apuntaba The Hollywood Reporter. Desde que la productora Warner Bros. deshiciera el proyecto que tenía a Affleck escribiendo, dirigiendo y protagonizando la nueva película del murciélago de Gotham para colocar a Matt Reeves en su lugar, lo cierto es que las aguas se han revuelto más que nunca. Sin embargo esta noticia nos pilla a todos un poco por sorpresa; en estos momentos están en la Comic-Con de San Diego promocionando Justice League, donde aún veremos a Affleck portando el traje del personaje creado por Bob Kane. Lo que está claro es que deje o no de ser Batman, este clima de incertidumbre no ayuda mucho al universo cinematográfico de DC.

Por su parte, Affleck declaraba tan sólo hace unas horas que su intención es continuar interpretando al personaje en el futuro aunque esto podría cambiar si Warner Bros. decide lo contrario. Sus propias palabras fueron estas:

“Mi estado continúa siendo el mismo. Hice dos películas. Mi intención siempre fue la de hacer una tercera si Warner quiere hacerla.”

Lo que parece claro es que Affleck firmó un contrato de tres películas para interpretar a Batman, incluyendo apariciones en Batman v Superman, Justice League y The Batman. Sin embargo, la llegada de Matt Reeves le ha restado protagonismo –perdiendo su puesto de director y también de guionista- ya que sus planes parecen no alinearse con los de Reeves, que planea una nueva trilogía.


No obstante, la duda que se cierne ahora sobre el universo DC/Warner es: ¿cómo afectará este debate en el futuro de la franquicia? ¿Cómo encajarán los partidarios de Affleck esta noticia? En mi opinión, Warner está cometiendo un error dejando que estos problemas de producción salgan a relucir justo en medio de la campaña publicitaria de su próxima gran apuesta, Justice League. Precisamente ahora se está celebrando la Comic-Con en California y Ben Affleck fue allí como elemento promocional de La Liga de la justicia y la filtración de esta noticia hace poco por calmar los nervios que puedan tener tanto los fans como los propios involucrados. Además, he de admitir que pese todos los fallos que que tenía Batman v Superman, la elección de Affleck como Batman no fue uno de ellos –es más, fue un gran acierto-. Creo que despedirlo ahora que empezaba a ganar protagonismo no sólo es desperdiciar a un buen actor, sino también enfadar a muchos.


En definitiva, poco les dura la alegría a los fans de DC. Si Wonder Woman les había insuflado vida y esperanza, ahora vuelven otra vez la incertidumbre y las caras largas. Una vez más, los ejecutivos de Hollywood vuelven a demostrar su impaciencia y su falta de compromiso con el espectador. No sólo han desechado el proyecto de Affleck sino que ahora podrían apartarlo definitivamente. La pregunta que seguro sobrevolará las cabezas de todos es, ¿quién le sustituirá? Échense a temblar.

Y vosotros, ¿qué opinión os merece esta noticia? ¿Os gustó esta nueva versión de Batman? ¿Quién os gustaría que lo sustituyera?  Dejadme vuestros comentarios e impresiones como siempre en la sección debajo de este artículo. Hasta la próxima, saludos!

¡ATENCIÓN, SPOILERS! 

NO SIGAS LEYENDO SI NO HAS VISTO AÚN LA PELÍCULA. 

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Una vez terminada la crítica oficial sin spoilers, me gustaría adentrarme en los aspectos positivos y aún más en los negativos que presenta BvS. Empezaré comentando que la primera mitad sobra, puesto que la gran mayoría de lo que aquí acontece tiene escasa o ninguna repercusión en el desenlace. Ninguno de los ingeniosos planteamientos son llevados a buen puerto, dejándonos con la miel en los labios -¿qué llevó a Batman a convertirse en un antihéroe? ¿Cuáles son las consecuencias a las que tendrá que hacer frente Superman tras su pelea con Zod y cómo aceptan los hombres el hecho de estar rodeados de dioses? ¿Quién es Lex Luthor Jr. y por qué quiere acabar con todo rastro heroico? ¿De dónde sale Wonder Woman?-. Si el único fin de Snyder y co. es sacarse un monstruo indestructible de la manga y así tener una nueva excusa para destruir otra ciudad, entonces que no me cuenten historias sobre cómo Superman tiene que enfrentarse a las leyes de La Tierra por sus actos vistos en El hombre de acero, porque en lo que llevamos de este universo oscuro de DC, sus historias se fundamentan en el caos absoluto y la destrucción total. De verdad que me gustó la dirección que tomaban en la primera hora pero sino vas a llevar esa idea hasta el final, si vas a traicionarla para caer en convencionalismos, entonces no intentes darle profundidad a una historia vacía. Dejando de lado el “arco” del personaje del último hijo de Krypton me gustaría centrarme en los motivos que mueven a Batman a cabrearse con Superman, porque por mucho que su estilo atormentado y desengañado luzca muy bien en pantalla y Affleck haga lo posible por sustentarlo, eso no basta para justificar su despótico comportamiento. Si hubieran hecho una película individual de Batman antes que ésta, al menos habríamos entrado a la sala sabiendo qué esperarnos, olvidando la versión radicalmente opuesta de Bale y Nolan. Si tuviera que resumirle a alguien en una palabra las dos horas y media, esa sería apresurada y no solo en la presentación de Batman sino también en la de los futuros miembros de la Liga de la Justicia: Aquaman, Flash, Cyborg y Wonder Woman. Mientras esta última hace acto de presencia para soltar un par de frases mal dichas y pelear contra Doomsday, los otros tres ni siquiera se dignan a ello, limitándose a aparecer en forma de pequeños teasers dentro de unos archivos de ¿Lex? guardados en un ordenador Tres largos años, mil noventa y cinco días de producción ¿y la manera más espectacular que se les viene en mente a Terrio y Goyer para presentarnos a estos superhéroes es a través de una pantalla de ordenador? ¿Acaso son conscientes de que el año que viene se nos viene la primera parte de La Liga de la Justicia y que aquí tenían que hacer la primera toma de contacto con la audiencia? En fin, cambiando de tema, las pesadillas protagonizadas por Bruce Wayne son visualmente espectaculares pero tampoco guardan relación con nada en el filme y tampoco se esfuerzan demasiado por mencionarlo de nuevo. Mirad, entiendo que tengan que sembrar el terreno con las vistas puestas en una amenaza mayor -Darkseid- pero lo que no pueden pretender es embutir chapuceramente todo lo posible en esta obra con el propósito de alcanzar aquello que Marvel construyó desde Iron-Man (2008). Pero bueno, pese a todo, guardaba la esperanza - o quizá era ingenuidad- de presenciar un duelo épico entre estos pesos pesados y, aunque cumple su tarea, lo hace con pinzas. Nuevamente las secuencias son espectaculares pero de nuevo carecen de sustancia o relevancia alguna, puesto que si viste los trailers ya sabes como acaban y salvo la no muerte de Superman, no se reserva ninguna sorpresa. Pero es que ni siquiera logra el propósito de interesarnos por los motivos que mueven a estos dos superhéroes a enfrentarse, aparte de que Bruce Wayne esté pasando por una crisis existencial y que la madre de Superman -interpretado por Diane Lane- fuera secuestrada por enésima vez -en El hombre de acero Zod ya hizo lo mismo-. Estaba convencido de que las diferencias filosóficas en su código ético, serían el motivo de su violento enfrentamiento. ¿Qué quién provoca la pelea? Ese no puede ser otro que Lex Luthor Jr. Como lo habéis oído, ni siquiera se dignaron a poner al patriarca Luthor en el origen del problema, teniendo que resignarnos para nuestra desgracia con este piltrafa ególatra obsesionado con la destrucción. ¿Y Doomsday? ¡Qué forma más perezosa de presentar un villano a la altura! ¡Ni Panoramix tiene la habilidad para crear las pociones mágicas de Lex Luthor Jr.! Lo único que necesita es un cuerpo sin vida, un tanque de agua del espacio, un poquito de sangre y…¡equilicuá! Es tan risible que parece sacado de un episodio de El increíble Hulk de Lou Ferrigno. En realidad todo el acto final parece sacado de una comedia “spoof” dirigida por Mel Brooks o los hermanos Zucker. Todas las acciones que suceden en pantalla son tan atropelladas e inconexas que provocan la indiferencia -y ocasional cachondeo- del espectador ¿Y la trama de Lois Lane en África? Un pastiche mal presentado, confuso, innecesario e intrascendente. No necesitamos ver sus pesquisas periodísticas si Superman va a terminar rescatándola cada ocasión. Gran culpa de la confusión viene por el nefasto trabajo de los editores que, al parecer, deben trabajar asiduamente con el director porque literalmente todas sus obras pecan en el mismo aspecto a excepción de 300. La gran mayoría de tramas -la de Lois Lane, la senadora, Lex o Batman- no repercuten en nada al devenir del filme


De verdad no me gusta ser un cenizo, creo que todos esperábamos que BvS fuera un gran producto de entretenimiento que arrancara otro universo comiquero donde poder sumergirse, pero es que, ni siquiera sus esporádicos momentos de grandeza -léanse las coreografías en las escenas de acción y alguna que otra conversación ingeniosa- pueden salvarla de arder en la hoguera. Que nadie me venga con la excusa de que ésta era una película para fans porque yo crecí con las películas de Batman de Tim Burton y Michael Keaton y guardo excelentes recuerdos de la serie de animación así como de Batman: La máscara del fantasma, que surgió de dicha producción televisiva. Lo que diferencia a estas sólidas obras de BvS es que no tienen prisas, no insisten en atizarnos con diversas tramas presentadas a destiempo porque no están obsesionadas por crear un universo entorno a ellas lo antes posible. Las grandes franquicias son aquellas que se toman su tiempo para contar buenas historias, fomentar vínculos emocionales con sus protagonistas y sorprender al espectador en cada ocasión. Por una parte, Ben Affleck debió disfrutar junto a Jeremy Irons de su propia película antes de lanzarnos a la cara esta versión radical de El caballero de Gotham. Mientras, Superman cae víctima de la prontitud de WB muriendo por ocurrencia del guión, gastando una valiosa bala en la recámara, desperdiciando una oportunidad de oro para crear una verdadera película dramática de superhéroes. Batman v. Superman recuerda a un adolescente virgen en su noche de estreno; torpe, acelerado e inseguro de sí mismo. La supuesta madurez alcanzada por Zack Snyder ni está ni se le espera y ahora, ante el papelón de corregir este desastre, deberá hacer sus deberes raudo y veloz porque su próximo test está a la vuelta de la esquina y se ha quedado sin comodines.
Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia -un título casi tan largo como su metraje- es la carta de presentación del universo de Warner Bros./DC cómics, comandado por el realizador Zack Snyder (300, El hombre de acero). Los encargados de dar vida a estos dos titanes de los tebeos son Ben Affleck como el murciélago de Gotham y Henry Cavill regresando al personaje de Clark Kent/ Kal-El y a ellos se les suman actores de la talla de Jeremy Irons, Amy Adams o Laurence Fishburne, entre otros. La historia se centra en el épico enfrentamiento entre sendos superhéroes, explorando sus diferencias; mientras el hijo de Krypton aún está adaptándose a las leyes de La Tierra, confrontando las críticas que surgen entorno a su figura, más aún tras el desastre visto en El hombre de acero, el justiciero enmascarado Bruce Wayne no sólo tendrá que enfrentarse a Superman, sino también a su propia vejez y al aislamiento social que lo ha convertido en antihéroe. El primero sufre las consecuencias de aquellos que lo condenan por ser diferente, asustados de aquello que desconocen la humanidad trata de expulsarlo a toda costa. El segundo lidia con la muerte de algunos de sus allegados -léase Robin-, sufriendo secuelas tras tantos años de lucha sin cese contra el crimen. Entre medio, aparece un enemigo inesperado, Lex Luthor interpretado por Jesse Eisenberg, el cual tratará de capitalizar sobre el combate del siglo en beneficio propio.

Me gustaría empezar por los aspectos positivos, porque no todo es blanco u oscuro, genial o desastroso y desde luego, Batman v Superman es prueba de ello. Seguramente muchos coincidirán en que Ben Affleck interpreta esta versión del filántropo de día, justiciero de noche, Bruce Wayne a la perfección y con esto no pretendo compararlo con otros, más bien alabar su trabajo. Esta versión de El caballero oscuro recuerda mucho a aquella introducida por Frank Miller allá por los años 80. Para los que no sepan de que hablo, básicamente este es un Batman herido psicológicamente, forzado a retirarse por motivos personales que lo han alejado de la senda del bien, desengañado con el mismo código que juró defender. Affleck consigue transmitirnos sobriamente esa rabia, esa ira -en palabras de Alfred, encarnado por Jeremy Irons- que invade su personalidad. Queda patente que desde Daredevil ha adquirido esa madurez interpretativa que le permite brindarnos esos matices tan necesarios para dibujar el carácter de este atormentado personaje. Tampoco sorprendo a nadie cuando digo que Jeremy Irons personifica al mayordomo Alfred, aunque no se le permita desenvolverse demasiado. Por la otra parte, Henry Cavill cumple como ya hiciera en El hombre de acero y Amy Adams, por momentos, resulta creíble en su rol de Lois Lane aunque en otros se contenta siendo la dama en apuros. Las escenas de acción me encantaron sin excepción. Cierto es que la épica batalla final se apoya quizá demasiado en el CGI, dándole un aspecto cercano a un videojuego, aunque no llegó a molestarme lo suficiente ya que soy consciente que una película de estas características debe sustentarse sobre unos buenos efectos especiales y BvS aprueba notablemente en esta faceta. Hablando del apartado visual, Zack Snyder vuelve a demostrar un talento particular a la hora de deslumbrarnos con imágenes de excelente calidad, colorido -aquí dominan los tonos grises- y gran originalidad. Otro punto positivo -y quizás el último a reseñar-, es la dirección que Warner Bros. y DC cómics toman para diferenciarse de su gran competidor: Disney y Marvel. Me atrae ese mundo descarnado, pesimista, deshumanizado y lóbrego, inspirado en la trilogía de El caballero oscuro de Christopher Nolan, ya que en este mercado tan competitivo no hay sitio para dos universos calcados, así que si Marvel opta por la ligereza propia de Disney que mejor para DC que apostar por lo contrario, dirigiéndose hacia el sector más adulto. 


Dicho esto toca hablar de aquello que nadie quiere oír, sobretodo habiéndose depositado tantas ilusiones en esta obra. Como cualquier cinta, BvS no es perfecta y aunque su intento de acercarse lo más posible pueda ser admirable, su tozudez a la hora de querer abarcarlo todo termina por ofuscar dicha tentativa. Hay un dicho cinematográfico que manifiesta que una obra debería, como máximo, situarse alrededor de las dos horas de duración. Bueno, pues los editores de BvS parecen no estar muy de acuerdo visto el corte final de dos horas y media, al que habría que sumarle una versión extendida para mayores de 18 años de tres horas. Lo que esto conlleva -aparte de disminuir sus ingresos- es que el ritmo debe ser impecable para no correr el peligro de perder la atención del espectador. ¿Lo consigue? No. Zack Snyder no es conocido por dominar el arte de contar linealmente una historia como tampoco de saber captar la atención del público, sus películas suelen ser muy inconsistentes en lo que a ritmo se refiere-véase Sucker Punch o El hombre de acero-. Aquí vuelve a cometer ese mismo error, dividiendo su obra en dos partes tan diferenciadas como inconexas; la primera recuerda a un drama judicial o político, centrado en la polémica con Superman mientras observamos, a su vez, la atropellada presentación del antihéroe Batman así como los planes de Lex Luthor para acabar con la amenaza que suponen ambos. Esta parte es un lío, está mal editada, salta de trama en trama sin aparente nexo de unión ni repercusión alguna en la historia principal, los motivos que mueven a Luthor no están bien descritos, lo cual disminuye su presencia amenazadora. Además, los guionistas Terrio y Goyer se esfuerzan inútilmente en hacernos ver a Superman como una amenaza en potencia, culpándolo por todas las acciones que acontecen esté o no envuelto en ellas. Abriendo un pequeño paréntesis, he de admitir que el debate fomentado entre la ciudadanía sobre si Kal-El es un salvador o un falso dios me pareció cuanto menos interesante y me gustaría que lo exploraran mejor. Pero volviendo a la negatividad, la segunda mitad nos expone a secuencias de acción continuas y frenéticas, sin cabida para el diálogo. Podría decirse que los responsables del proyecto se olvidaron de que la película era Batman contra Superman y decidieron explotar todo lo construido previamente (literalmente) y transformarla en un festín de efectos especiales y mamporros. Esto no sería motivo de queja si dicha acción la hubieran distribuido más equitativamente, permitiendo al público divertirse un poco entre conversación y conversación. Al parecer, en tres años de producción-el proyecto se anunció en la Comic-con de San Diego 2013- y dos retrasos entre medio, no supieron hacer una narración más compensada y coherente que esta. Y si hay un momento donde las precipitaciones se apoderan por completo del argumento, ese no puede ser otro que la presentación del resto de miembros de La Liga de la Justicia (Los Vengadores de DC). Vaya manera más absurda, indolente e insulsa de mostrarnos a Aquaman, Flash y compañía. Parece como si, a última hora y con la filmación finalizada se dieran cuenta de que se olvidaban de esto y lo metieran a calzador, así por que sí. Como ya mencioné antes, los combates son espectaculares pero no por ello dejan de ser absurdos, sin verdaderas razones para existir más que para darle a la audiencia algo de carnaza. Y a menos que no hayas visto los trailers promocionales, ya sabrás que Batman, Superman y Wonder Woman se unen para combatir a una bestia llamada Doomsday, destapando las pocas sorpresas que guardaban. No voy a entrar en detalles, sólo diré que el proceso de gestación de este monstruo no podía ser más estúpido y repentino. Pero alguien debe encumbrarse como villano absoluto y ese alguien no es otro que... Enigma, ¿o era Willy Wonka? No, creo que era el Joker. Mis dudas vienen ya que no estoy muy seguro de que el personaje que interpreta Jesse Eisenberg sea Lex Luthor o más bien un cruce entre el Enigma de Jim Carrey en Batman Forever y el Willy Wonka de Johnny Depp. Su caricaturesca interpretación resulta muy cargante hacia el tramo final, desentonando dentro de este mundo serio y deprimente, dominado por el clima de tensión entre dos de los superhéroes más poderosos de la historia. Teniendo en cuenta que actores del porte y del carisma de Gene Hackman o Kevin Spacey encarnaron previamente a la némesis de Superman, ¿en serio pretenden convencernos de que el actor de La red social, con su cara de adolescente pervertido y su actitud caprichosa, va a derrotar a Batman y a Superman? Lo siento pero no puedo creérmelo por más que sea una película de ficción. Por último pero no por ello menos importante, hablaré del papel de Gal Gadot, actriz cuyo contrastado currículum cuenta con títulos del calado de A todo gas 4, 5 y 6. No es broma, la heroína más popular de la historia de los cómics la tiene a ella como intérprete y pese a que su aportación en este embrollo sea testimonial, lo visto no hace que me entusiasme demasiado la idea de ver una película suya en solitario. 


En definitiva, Batman v Superman tiene algunas luces y muchas sombras. Guarda conceptos interesantes que esperemos exploten más acertadamente en futuras entregas, peca demasiado y lejos de corregir sus debilidades, cae una y otra vez en ellos. Esta era la primera de una larga lista de películas del universo cinematográfico de DC que están por venir, tan solo confío en que les sirva de lección para volver con más fuerza.  Escuadrón Suicida de David Ayer es la próxima parada y espero, por su propio bien, que haga olvidar al público este gigantesco lío. Zack Snyder deberá ir a su Fortaleza de la Soledad -ocasional cuartel general de Superman- o a su batcueva para reflexionar de cara a la primera parte de La Liga de la Justicia. Irregular, confusa y falta de ritmo, Batman y Superman no tuvieron un homenaje a la altura y me temo que tendremos aún que esperar que se les haga justicia.

6/10: MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES