Wonder
Woman es la última entrega del universo cinematográfico de Warner Bros., que
pretende juntar a los superhéroes más carismáticos de DC en la gran pantalla, tal y como hiciera Disney con Marvel. La historia se ambienta durante la Gran Guerra y nos cuenta los orígenes del personaje; dónde y quién la crió y cuál
es el motivo de su existencia. Como joven integrante de la raza de las
amazonas, Diana cuenta con unas dotes para la lucha sobrehumanas y unos poderes
que se escapan a nuestra comprensión, pero también desconoce muchas cosas de nuestra naturaleza. Originarias de la isla perdida de Themyscira, las amazonas aseguran su
supervivencia aislándose de los hombres. Sin embargo, cuando un batallón de
alemanes desembarcan en sus costas para entrar en combate, Diana cae en la
cuenta de que los humanos han sido poseídos por Ares, el dios de la guerra, y
decide ir al rescate para ponerle fin al conflicto armado. Dirigida por Patty
Jenkins –cuya ópera prima, Monster, salió hace más de una década-, con una historia
a cargo del guionista de Sexo en Nueva York y protagonizada por la desconocida
Gal Gadot, mucha gente dudaba que este ambicioso proyecto fuera a salirle bien
a Warner Bros. Más aún tras la decepción que supuso El escuadrón suicida y la
controversia de Batman v Superman. Wonder Woman se convertía pues en su última bala en la
recámara; un salvavidas para mantener a flote sus planes de futuro, que
incluyen a Aquaman, Flash y Batgirl, así como La liga de la justicia –una
versión de Los vengadores de Marvel-, que llegará más tarde este año. La pregunta es si Gadot, Jenkins y cía.
lograron remontar el vuelo y evitar que Warner se lleve un último y posiblemente
fatídico batacazo.
La
responsabilidad que reposaba sobre la espalda de esta superheroína era mayor
que la de cualquier otro personaje del cómic en la historia reciente del cine. ¿Por qué?
Bueno, si echamos un vistazo a los inicios del universo cinematográfico de
Marvel (MCU) observaremos que ninguno de sus proyectos llegó a tambalearse tanto a
los ojos del público o de la crítica como lo hizo DC. Iron Man, Thor, Capitán América…todas fueron
bien recibidas y obtuvieron el apoyo mayoritario de los consumidores, quienes a
cambio, depositaban su confianza –y su dinero- en las futuras producciones de Disney. Pero Warner Bros.
no corrió la misma fortuna: ni El hombre de acero –que a mi me gustó bastante-
ni mucho menos Batman v Superman, tuvieron el éxito que se esperaba de ellas y
eso ponía nervioso al estudio, que empezó a precipitarse y a tomar decisiones
imprecisas. Siendo la más notable El escuadrón suicida; una película que pese a
su buena recaudación, dejaba a este universo en una situación precaria de cara
al futuro. Claro que ahora es muy fácil decirlo pero, quizá si hubieran
comenzado con Wonder Woman, hubieran salido mejor parados. Y no lo
digo sólo porque sea una gran película –que lo es- sino porque define
perfectamente las motivaciones y la personalidad del personaje. Esto hubiera ayudado a
su vez a mejorar Batman v Superman, ya que sentiríamos mayor empatía por los
protagonistas. Pero eso es otro tema, porque aquí hablamos de Diana, Princesa
de Themyscira y salvadora del DCEU. ¡Qué gran trabajo el de Patty Jenkins y el de
todo el equipo de producción, incluido Zack Snyder! Podemos decir, sin ningún género de dudas, que ésta
es la película que estábamos esperando.
Empecemos
por la fantástica visión de Patty Jenkins, la gran culpable de presentarnos a
esta fantástica superheroína de una forma fresca, original y divertida, sin
olvidar la seña de identidad del universo oscuro característico de DC. Y es que esta
cinta tiene un poco para todos los gustos: acción, drama, romance e incluso
comedia –aunque hablaré más adelante sobre este tema-. Se
nota que ha sido un proyecto muy querido para Jenkins, ya que se toma su tiempo
para asentar las bases de su protagonista y del mundo al que pertenece. En el
primer acto nos trasladan a la idílica isla de Themyscira, para narrarnos los
años de juventud de Diana, de forma que establezcamos un vínculo con ella desde el inicio. De esta manera, simpatizamos con todas y cada una de las fases emocionales
que atraviesa a lo largo de la película, porque su arco narrativo está bien desarrollado. Todos los personajes sirven un propósito en la historia de nuestra protagonista y eso le añade mayor emotividad una vez
llegado el clímax final.
El
guión sabe perfectamente a lo que va. Es simple, no se complica las cosas ni se
hace marañas argumentales. De alguna forma sigue un patrón bastante clásico:
primer acto –presentación del personaje y del peligro que le espera-,
nudo –romance, conflicto interno y una amenaza “in crescendo”- y desenlace. Creo
que hoy día estamos demasiado acostumbrados a historias frenéticas que deben
complicarse en exceso, metiendo muchos elementos a calzador para sorprender
constantemente al espectador y no darle tiempo para asimilarlo todo. En muchos
aspectos, esta encarnación de la Mujer Maravilla podría equipararse al Superman
de Richard Donner; no sólo por que haga guiños a esta película sino
también por el tono de esperanza que mantiene el filme.
Puestos
a tender paralelismos entre estas dos películas, cabe mencionar las similitudes
entre sus dos protagonistas: Gal Gadot y Christopher Reeve. Ambos obtuvieron su
primer gran rol enfundándose el traje de estos icónicos héroes del cómic y
ambos obtuvieron una reacción parecida del público. Y es que, si bien no
entrarán en el panteón de los grandes actores de su generación, tanto Gadot como Reeve
tienen un brillo único en pantalla. Algo que nos hace creer instantáneamente en
ellos, sentir lo que ellos padecen y apoyarlos en su aventura. A partir de
ahora y como pasó en su momento con Christopher Reeve, todos asociaremos a
Gal Gadot como la Mujer Maravilla que encandiló a la audiencia; la primera
superheroína que sirve como un verdadero modelo a seguir para millones de jóvenes que
crecieron viéndola en la gran pantalla.
Por
lo demás, buena fotografía de Matthew Jensen, que brilla especialmente en el
primer acto de la película, donde explora con majestuosidad las calles, los
palacios e idílicos parajes de esta isla. Las escenas de acción están bien rodadas, lucen espectacularmente, aunque el uso de la cámara lenta puede molestar a
algunos. Aquí se nota la mano de Zack Snyder, aficionado a esta técnica desde su ópera prima, Amanecer de los muertos. La banda sonora de Rupert Gregson-Williams está bien, aunque el tema más memorable sigue siendo el
compuesto por Hans Zimmer en Batman v Superman. Es difícil superar la
adrenalina que corre por tus venas al ver a Wonder Woman peleando a ritmo de guitarra eléctrica.
Sin
embargo, aún no existe la película perfecta –y me atrevo a decir que no
existirá jamás- y esta no es la excepción a la regla. Cierto es que los fallos que cometen no son
muchos ni notables, a diferencia de anteriores
producciones de Warner/DC., pero tampoco pueden obviarse así como así. El
primero y el más importante es la duración; se extiende casi hasta las dos
horas y media de metraje, lo cual provoca que uno se
encuentre algo cansado llegado el desenlace. Creo que habría salido favorecida de haberle quitado
cinco o diez minutos. El ritmo estaría más equilibrado y el espectador habría
llegado al clímax con más apetito. Dicho esto, el otro gran problema es el uso
innecesario de la comedia, que a veces queda fuera de lugar. Parece haberse empleado
para contrarrestar las críticas que recibieron
en Batman v Superman por su supuesta “seriedad”. A su vez, el villano vuelve a estar desaprovechado una vez
más; sacado de la chistera en el último acto para justificar una última y superflua escena de acción, no tiene ningún impacto en la historia. Sin entrar en
spoilers, sólo diré que la forma en la cual nos revelan a este enemigo final fue
muy torpe y estuvo pobremente integrada en la narrativa. Las grandes sorpresas son
aquellas que, aún habiendo dejado pistas a lo largo del filme, son lo
suficientemente sutiles como para no caer en la cuenta. Lo bueno es que cuando
pensamos detenidamente, todo cobra sentido. Aquí nos encontramos con todo lo
contrario; sí sorprende, pero porque no hubo ningún indicio previo, ni siquiera
la menor de las sospechas. Claro que el guionista, siendo consciente de ello,
se ve empujado a justificarse con una explicación tediosa en
medio de la batalla.
En
definitiva, Wonder Woman es la guía que necesitaba Warner de cara a establecer
su universo cinematográfico. Fuerte, emocional, inocente en algunas facetas
aunque honrada en todas ellas, la Mujer Maravilla es un rayo de esperanza; el
personaje que necesitaba desesperadamente la productora y el que pedía a gritos el
público. Tiene sus fallos pero se los perdonas por el carisma que derrocha, por
las buenas intenciones que transmite y por la dedicación de todas las personas involucradas. Por una parte, Patty Jenkins resucita su carrera
y se convierte en una pieza esencial en el futuro de la franquicia; por la otra, la protagonista Gal Gadot dota de personalidad y frescura
al género de los superhéroes. La actriz israelí guarda reminiscencias de aquellos carismáticos
actores y actrices que copaban las carteleras en los ochenta. Esta cinta la
disfrutarán tanto niños como adultos, hombres como mujeres, amantes del cómic o
no, porque está hecha con pasión y ese es el sello distintivo del buen cine.
7,5/10:
EL REFERENTE PARA LAS NUEVAS GENERACIONES
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