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Esto nos lleva a Logan, la última entrega del famoso mutante Lobezno encarnado por Hugh Jackman. Este sin duda alguna el film más adulto y maduro que haya producido nunca este género, más aún que la venerada El caballero oscuro, y os diré por qué. Primero, creo que es importante subrayar que no es necesario conocer todo el universo X-men para apreciar esta película, ya que se siente como una experiencia aislada y contenida. Yo la consideraría un híbrido entre un clásico western, con tintes futuristas y elementos del cine de cómics, lo cual es indicador de la tremenda originalidad y variedad de registros que nos ofrece. Cuando me inquirí sobre la dirección que parecen tomar los estudios con estos títulos, no me refiero simplemente a su calificación para mayores sino más bien a su apuesta por la innovación. Porque puede que el acérrimo lector de Lobezno vaya a verla de todas formas pero la mayoría de la audiencia ocasional está abrumada con tanto universo y conexiones por todas partes. La gran idea que tuvieron fue la de reconstruir el género tal y como lo conocíamos y lo habíamos asimilado. Deadpool, Guardianes de la galaxia y Logan no hacen más que lo que ya hicieran Blade (1998), Hombres de negro (1997) o Darkman (1990), pero adaptado a los gustos del espectador actual. Dicho esto, ¿qué significa esta lavado de cara para los superhéroes que están por venir?
Si miramos el futuro próximo del género vemos películas como Guardianes de la galaxia Vol.2, Wonder Woman, Spider-man: Homecoming o Pantera Negra entre otras. A primera vista, parece que los estudios están apostando por caras nuevas; personajes desconocidos, maltratados u olvidados a los que se les está brindando una segunda oportunidad. Y lo mismo podría decirse en cuanto a las elecciones de director: Ryan Coogler, Taika Waititi, Jon Watts o Patty Jenkins. Todos estos cineastas vienen de sobresalir en el cine independiente y ahora se les dan las llaves de proyectos con presupuestos desorbitados y la libertad creativa necesaria para hacer un producto único. Esto marca un antes y un después en Hollywood; donde antes dominaba el ejecutivo sobre el creativo, ahora los papeles se invierten. Pero este cambio no vino gracias a un milagro, sino a los últimos fiascos de crítica y taquilla como Los 4 fantásticos por poner un ejemplo. Recordemos por qué hacen películas los grandes estudios: para tener los mayores ingresos posibles. El objetivo no ha cambiado; lo que ha cambiado es la forma de alcanzarlo.
En definitiva, creo que el género de superhéroes está sufriendo la misma transformación que el western hace unas décadas; las historias están por encima de la espectacularidad y de los estereotipos. Reciclarse o morir, ese es el lema que han adoptado las grandes compañías para seguir imprimiendo dinero. Deadpool fue la mayor satisfacción que vio el género el año pasado y este año Logan ha recaudado más de 80 millones de dólares en su primer fin de semana. Por su parte, la productora 20th Century Fox observa como la audiencia les manda una clara declaración de intenciones al rechazar el anquilosado reboot de Los 4 fantásticos y respaldar estos otros títulos y ¿creéis que no se han dado cuenta del mensaje? No importa la cantidad de insultos que se digan o la sangre que se derrame; importa la narración y los personajes e importa, por supuesto, la diversión que proporcione la cinta. La gente a pie de calle continúa viendo las películas de DC y Marvel no porque estén seguros de que les van a entretener, sino para poder unir las piezas de estos interminables universos cinematográficos y no perder el tren del hype. Y es que conocer las conexiones entre las 14 producciones que Marvel ha estrenado hasta la fecha hartaría hasta al más paciente de los héroes.
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