HACE 20 AÑOS...


Mejor...imposible es una comedia atípica por múltiples motivos. Primero, porque el protagonista no es Jim Carrey, Eddie Murphy ni Bill Murray sino Jack Nicholson, actor al que asociábamos más con dramas intensos y alguna que otra incursión en el cine de género que en comedias románticas como esta. Segundo, porque el guión de James L. Brooks huye de lugares comunes; apuesta por la originalidad, tanto en los personajes como en las situaciones que describe y lo consigue. Si a esto le añadimos sólidas interpretaciones del trío protagonista formado por Nicholson, Helen Hunt y Greg Kinnear, el resultado es una buena cinta de comedia. ¿Mereció los Oscars que obtuvo? Personalmente, creo que ese año tuvo mejores interpretaciones que la de Nicholson y Hunt (por ejemplo, la de Johnny Depp en Donnie Brasco o Pam Grier en Jackie Brown) pero tampoco puedo desmerecer sus actuaciones. He de reconocer que esta cinta no me entusiasma demasiado: la comedia funciona y tiene algún momento bueno, pero no me termina de convencer. De todas formas, si te gusta Jack Nicholson -y su característico histrionismo- y te apetece pasar un buen rato, con una historia reconfortante y divertida, Mejor...imposible es una apuesta segura.

Ficha técnica (Filmaffinity): https://www.filmaffinity.com/es/film256051.html


Toca hablar de El indomable Will Hunting, cinta dramática dirigida por Gus Van Sant y protagonizada por Robin Williams y Matt Damon. El guión, escrito por el propio Damon en colaboración con su amigo Ben Affleck, nos cuenta la historia de Will, un estudiante brillante aunque rebelde que encontrará en un profesor universitario -interpretado maravillosamente por Robin Williams- un salvavidas al que agarrarse; un apoyo que le servirá para resolver su futuro. Esta obra sigue la estela de otras películas del estilo como El club de los poetas muertos, también protagonizada por Williams, en su estructura y en su trasfondo. Son películas que no suelen destacar por sus vueltas de tuerca ni por un apartado visual especialmente llamativo; al contrario, este subgénero busca ofrecernos una lectura de la vida más profunda que la que solemos encontrar en el cine comercial. Creo que se la ninguneó en la temporada de premios, consiguiendo muchas nominaciones pero pocos premios. Sigo pensando que debió ganar en los apartados de mejor película y dirección; Van Sant dio una clase magistral de cómo elevar una película con un guión sencillo -aunque cuente con unos diálogos excelentes-. En definitiva, si estás buscando una cinta que sepa combinar entretenimiento y reflexión y te gusta ver a un titán de la interpretación como Robin Williams, El indomable Will Hunting es un filme imprescindible.

Ficha técnica (Filmaffinity): https://www.filmaffinity.com/es/film503907.html

Y a vosotros, ¿cuál os gusta más? ¿Visteis alguna en el cine? Dejadme vuestras respuestas aquí abajo, en los comentarios. Hasta otra, pasadlo bien y disfrutad del cine. Saludos!
Del 21/02/18 al 25/02/18

HACE 10 AÑOS...


Principios del siglo XX. Paul Thomas Anderson se adentra en el suroeste de los EE.UU. para contarnos la vida de Daniel Plainview, un hombre que busca encontrar fortuna en Texas. Lo que nunca imaginaría es cuán rico se haría. A través de los ojos del protagonista, el realizador explora temas como la familia, el poder del dinero y la fe. Pozos de ambición es una película de otra época, una epopeya digna de los inicios del cine en color. Tanto por las dimensiones de su historia como por el íntimo estudio que hace de sus personajes. Inspirada por clásicos como Lo que el viento se llevó, Ciudadano Kane o Gigante, Anderson logra crear un título a contracorriente del siglo XXI. Una cinta que no pasará desapercibida por nadie: ya sea por su exquisita puesta en escena y fotografía -algunas escenas permanecen marcadas a fuego en mi memoria- o por las grandes interpretaciones que plagan el filme. Entiendo que a algunos se les haga interminable y que les resulte insoportable el personaje protagonista -eso es en gran medida lo que busca Anderson-; incluso que piensen que Day-Lewis está sobreactuado. Sin embargo, discrepo respetuosamente. La obra pretende diseccionar la psique de un personaje; observarlo a lo largo de su vida y analizar momentos clave para entender su final. En el transcurso de la película, observamos la metamorfosis de Daniel Plainview -y por extensión a Day-Lewis-; un descenso a los infiernos que culmina, como no podría ser de otra manera, con estruendo. En mi opinión, estamos ante uno de los mejores trabajos tanto del director como del conocido intérprete y uno de los retratos más sobrecogedores de un ser humano en la gran pantalla. Pozos de ambición es la prueba de que hoy en día aún puede hacerse cine como el de antes.



Tras su colaboración en La novia cadaver -toda una joya de la animación y una de mis favoritas de este realizador-, el equipo formado por Tim Burton, Johnny Depp y Helena Bonham-Carter vuelven a unirse para contarnos la espeluznante historia del barbero de la calle Fleet, Sweeney Todd. Para ello, nos remontamos hasta el Londres victoriano del siglo XIX, donde Benjamin Barker ostenta una barbería que esconde muchos secretos. Dirigida con maestría por el gran Tim Burton, Sweeney Todd es un musical atípico; una obra que podría haber sido un desastre, con un actor que pronto caería en desgracia y una trama de lo más macabra. Sin embargo, como acostumbra el director -el cual siempre tuvo afinidad por dar protagonismo a los personajes más oscuros y marginados del panorama cinematográfico-, consigue sacar nuestra empatía y alcanzar cotas de entretenimiento que jamás hubiésemos esperado de una obra como esta. Johnny Depp, al que sólo le quedaría un buen papel más en Enemigos públicos, supo mantener un equilibrio entre el histrionismo y la sobriedad y se compenetró a las mil maravillas con Helena Bonham-Carter, la verdadera estrella de la cinta. Me atrevería a decir que este fue el papel que la lanzó al estrellato, aunque El club de la lucha fuese donde se diera a conocer. Ella es la que le da esa chispa necesaria para hacer de este un viaje tan escalofriante como sugerente. En definitivo, Sweeney Todd hará las delicias tanto de los amantes de los musicales como de aquellos, como yo, que no terminan de enamorarse de este particular género.



HACE 20 AÑOS...


Cuando discutimos sobre la mejor película de Quentin Tarantino, solemos acordarnos de Pulp Fiction, Reservoir Dogs o Kill Bill. En ocasiones, se incluyen también Malditos bastardos o Django desencadenado. Sin embargo, poco se habla de Jackie Brown y quisiera aprovechar este artículo para reivindicarla. Os preguntaréis por qué razones. La más importante es porque es la menos "tarantiniana" de su filmografía. Puede que ahora estéis aún más confusos; si es la que menos se identifica con su estilo, ¿por qué habríamos de considerarla una de sus mejores películas? Pues porque aquí es donde demuestra que tiene más registros de los que muchas veces le atribuimos. Jackie Brown está basada en la novela Rum Punch de Elmore Leonard y es la única adaptación que ha hecho Tarantino hasta la fecha, ya que él siempre ha preferido escribir historias propias. Por este motivo, se le suele achacar que sus obras no son más que un recopilatorio de otras anteriores, que sus guiones reciclan muchas ideas preexistentes -antes de continuar, quisiera decir que todos los directores se inspiran o incluso copian ideas de otros filmes para hacer los suyos propios-. Sin embargo, ésta es la muestra de que Tarantino no sólo es un fanático de los spaghetti western y las películas de artes marciales hongkonesas, sino que también sabe hacer películas más contenidas.  Que no tiene que mostrar violencia gratuita ni subir los decibelios a una escena para cosechar éxito. Como acostumbra este realizador, la banda sonora y los diálogos de Jackie Brown son sobresalientes, pero a eso hay que añadirle una trama realmente compleja, con muchos recovecos y giros de guión inesperados. Además, las actuaciones del reparto son notables: desde la protagonista Pam Grier hasta Michael Keaton, pasando por Samuel L. Jackson, Robert Forster y Robert De Niro. Por eso y porque me encanta su aroma setentero, su estética Blaxploitation y su música -probablemente su banda sonora más redonda-, afirmo que Jackie Brown me gusta más que muchas de sus obras recientes y que bien podría tratarse de su mejor película.


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La nueva serie de Netflix apuesta por el género cyberpunk para contarnos un historia detectivesca ambientada a mediados del siglo XXV.


Altered Carbon es la nueva propuesta de Netflix para los amantes de las series, que adapta a la pequeña pantalla las novelas homónimas de Richard Morgan. Escrita y producida por Laeta Kalogridis, esta nueva serie de ciencia ficción distópica retrata a un mundo en el que la muerte ya no es irremediable. A modo de chip extraíble, nuestra conciencia puede ser transferida a cualquier cuerpo vacío denominado funda. Nuestro protagonista, Takeshi Kovacs, despierta en un cuerpo nuevo tras siglos de prisión mental para resolver el intento de asesinato de Laurens Bancroft, un “Mat” –abreviatura de Matusalén, utilizado para hablar de un magnate con suficiente poder y dinero para alcanzar la inmortalidad– que intenta esclarecer la identidad de su agresor. Así es como inicia esta primera temporada, que nos presentará un universo lleno de sorprendentes innovaciones, tecnologías apabullantes aunque los mismos problemas humanos de siempre. Protagonizada por Joel Kinnaman, Altered Carbon cuenta con un sinfín de actores secundarios entre los que destacan Martha Higareda, James Purefoy, Chris Conner, Ato Essandoh y Dichen Lachman. Influenciada por casi todas las grandes obras del género, tanto literarias como cinematográficas, Altered Carbon intenta labrarse un estilo propio y ofrecer al público una experiencia jamás vista en la pequeña pantalla. Sin duda se trata de un proyecto ambicioso, con un presupuesto considerablemente alto y una temática arriesgada teniendo en cuenta el batacazo de Blade Runner 2049 en taquilla.

Empezaré hablando de lo primero que llama la atención de esta serie: su ambientación cyberpunk. Este es uno de sus puntos fuertes y sabe muy bien cómo explotarlo a lo largo de sus diez episodios. Desde el primer hasta el último capítulo, la historia nos va introduciendo conceptos o personajes nuevos para que el espectador esté en continuo aprendizaje. En ese aspecto, Altered Carbon es uno de los títulos más deslumbrantes que se pueda encontrar en el panorama televisivo actual; supone todo un hito para este medio que, hasta no hace mucho, era menospreciado. Pese a homenajear muchas obras a lo largo del metraje, Altered Carbon consigue crear una mitología propia. El diseño de los vehículos y los edificios, las vueltas de tuerca a la idea de la inteligencia artificial, el uso de la realidad virtual y al mismísimo concepto de mortalidad. Laeta Kalogridis establece desde el principio las reglas del juego pero en lugar de quedarse rascando la superficie, la guionista de Shutter Island amplia nuestras miras y nos seduce con gratas sorpresas. Esto ayuda también a mantener el ritmo de esta primera temporada, que pese a no contar con excesivos episodios, podría haber decaído fácilmente en manos de un guionista menos ingenioso.


Además, visualmente es un portento. Una auténtica maravilla digna de verse en la gran pantalla, aunque sea sólo por algunos de los fotograma que encierra. Tratándose de una serie de televisión, los efectos especiales no tienen nada que envidiar a una producción cinematográfica. Las escenas de acción cuentan con unas coreografías espectaculares, que harán las delicias del aficionado. Cierto es que la fotografía no alcanza las cotas de Cronenweth, Deakins o Shirai, por citar algunos directores de fotografía de obras cyberpunk; se denota cierto conservadurismo en la forma en la que filman exteriores e interiores. En mi opinión, desaprovechan el potencial de ciertos escenarios, empequeñeciendo al conjunto. Tampoco se permiten demasiadas licencias, resultando en una filmación por momentos insípida. Mucho plano-contraplano acelerado y primeros planos; si bien esto nunca llega a ser molesto, sí que luce demasiado ordinario como para labrarse un estilo propio.

El guión no está exento de luces y sombras, a veces te deslumbra y otras te decepciona. Por un lado, cuenta con una historia detectivesca cautivadora y lo suficientemente enigmática como para querer conocer más de ella. Tiene algunas frases memorables, que sin duda buscan inspiración en el mítico soliloquio de un replicante rebelde llamado Roy Batty. Kalogridis escribe palabras ingeniosas y en ocasiones hasta profundas, rayando lo espiritual y/o existencial. Sin embargo, también tiene problemas importantes como la carencia de un historia humana verdaderamente convincente y sólida. Personajes como Kovacs u Ortega, con  quienes deberíamos congeniar enseguida, no terminaron de convencerme porque abusan demasiado del flashback. Intentan compensar la falta de emoción con un exceso de explicaciones y diálogos sin verdaderos significado. Los arcos dramáticos y románticos que atraviesan parecen más propios de un melodrama, pese al tiempo que dedican en humanizarlos. Invierten tanto metraje en ellos, que secundarios tan interesantes como Poe o Rei no pudieron ver sus tramas desarrolladas. Asimismo, algunos giros de guión funcionan y otros no; en ocasiones resultan forzados e incoherentes, introducidos en la historia con el único fin de provocar la sorpresa del espectador. Esto se hace más visible en el desenlace de la primera temporada, donde toda apariencia de mesura se tira por la borda y renuncia a los códigos literarios del género. Sin hacer ningún spoiler, diré que el final me pareció un estropicio injustificable e innecesario; una forma de emborronar lo que hasta entonces estaba siendo un producto notable. Creo que los grandes seguidores del cyberpunk encontrarán en su desenlace poco menos que una herejía.


Las actuaciones son cumplidoras por lo general, aunque sus dos protagonistas son los que más flaquean. Joel Kinnaman aún no me ha convencido en ningún papel protagónico hasta la fecha: en Robocop y en El escuadrón suicida pasó sin pena ni gloria y aquí vuelve a pasar lo mismo. Aquí vuelve a demostrar pocos registros, poniendo en la mayoría de escenas la misma cara de circunstancias -que podéis ver en la foto de arriba-. Por su parte, Martha Higareda trata de hacer lo que puede con su personaje sin demasiado éxito. En su lugar, actores secundarios como James Purefoy se encargan de darle algo de chispa y personalidad a la serie. Otros como Ato Essandoh o Chris Conner caen víctimas de un guión que los sacrifica a favor de la trama principal. Una pena en el caso de este último, ya que su personaje IA caracterizado como Edgar Allan Poe podría haber dado más juego.

En definitiva, Altered Carbon es una serie más que interesante para este inicio de 2018, sobretodo si eres aficionado al cyberpunk. Tiene buen ritmo, sabe sorprender al espectador y mantener el suspense hasta el último episodio. Laeta Kalogridis y el resto del equipo hacen un buen trabajo a la hora de traducir las palabras de Richard Morgan a la pantalla. En cuanto a la construcción del universo, el guión hace un buen trabajo en definir con claridad conceptos como las fundas o la avanzada realidad virtual. Sin embargo, los protagonistas no aportan mucho a esta historia, ni argumental ni interpretativamente. Joel Kinnaman y Martha Higareda no están a la altura de semejante épica audiovisual –como tampoco lo está la fotografía, que podría haber hecho mejor uso de la gran cantidad de recursos que ofrece este género-. Valorando todo lo bueno y lo malo, creo que estamos ante una buena primera temporada con mucho potencial y amplio margen de mejora, que supone todo un soplo de aire fresco para el mundo televisivo. Tengo curiosidad por descubrir nuevos lugares, soñar con sus infinitas posibilidades y conocer más sobre el futuro que Netflix nos ha presentado.


6'5/10: FILOSOFÍA CYBERPUNK EN LA PEQUEÑA GRAN PANTALLA.

Ficha técnica

Título original
: Broken Flowers

Año: 2005

Duración
: 105 min.

País: EE.UU.

Director: Jim Jarmusch

Guión: Jim Jarmusch

Fotografía: Frederick Elmes

Música
: Mulatu Astatke

Reparto: Bill Murray, Jeffrey Wright, Julie Delpy.

Género: Comedia. Drama.


Sinopsis: Don Johnston acaba de ser abandonado por su novia y pasa sus días en compañía de su único amigo, Winston. Un día recibe una carta anónima que le informa de que tiene un hijo. Reticente al principio, Don termina emprendiendo un viaje de autodescubrimiento en busca de sus antiguas amantes para resolver el misterio de la carta y encontrar a su hijo.

Comentario: Jim Jarmusch lleva más de tres décadas sobresaliendo como director y guionista, gracias en parte a su peculiar forma de contar historias humanas. Su filmografía habla por sí sola. En Flores rotas, Jarmusch vuelve a colaborar con Bill Murray para contarnos la vida de Don Johnston, un hombre soltero que atraviesa una crisis de la mediana edad cuando su novia le deja repentinamente. Sin embargo, cuando le llega una carta anónima que asegura que tiene un hijo, Johnston encuentra una vía para reconstruir su vida; para sentar la cabeza y compartir sus días con alguien.

Flores rotas cuenta con grandes actuaciones, tanto del protagonista -en un papel que recuerda vagamente al visto en Lost in Translation- como de los secundarios, entre los que se encuentran actores de la talla de Jessica Lange, Sharon Stone o Tilda Swinton. Un guión muy cuidado, con el ritmo característico del realizador norteamericano y algunas escenas que el espectador recordará por mucho tiempo.

Quizá no sea una película para todos los gustos pero si te gusta el peculiar sello de Jarmusch y quieres ver a un gran actor en un punto dulce de su carrera como Bill Murray -que venía de hacer Lost in Translation y Life Aquatic-, creo que es una propuesta interesante, que sabe mezclar comedia con drama efectivamente para entretener al cinéfilo más exigente.


Del 9/02/18 al 11/02/18

HACE 10 AÑOS...


La filmografía de los Coen se distingue de las demás por esa comedia negra mezclada con una violencia casi poética. Una combinación de tonos que saben conjugar como nadie y que desprende un aroma único; su sello particular. Lo que más me gusta de sus obras es que por muy exageradas que puedan parecer las situaciones que retratan, siempre podemos encontrar un paralelismo con la realidad. Por ejemplo, el personaje del nota en El gran Lebowski es un pasota, alguien sin obligaciones ni trabajo ni ataduras; una utopía que sabemos irreal pero que aún así desearíamos ser. Sí, puede que sea una ensoñación pero que levante la mano quién no lo haya pensado alguna vez. Si aquella película era el culmen del buen rollo, No es país para viejos es justo lo contrario. La inquietante interpretación de Javier Bardem está en las antípodas de la de Jeff Bridges; la historia te revolverá el estómago hasta decir basta. El espectador se sentirá incómodo viéndola pero eso es justo lo que pretenden los hermanos Coen. Ya nos han mostrado el lado más apacible y desinteresado del ser humano y ahora nos enseñan la otra cara de la moneda. No es tan redonda como El gran Lebowski, ya que personajes como el de Tommy Lee Jones y Woody Harrelson cojean pero estamos ante una de sus cintas más inmersivas. Todo un deleite para los aficionados al sello coeniano, que verán en ella una cierta correlación con Fargo y Sangre Fácil. No se la pierdan.




HACE 20 AÑOS...


Hace dos décadas se estrenaba en salas este thriller de supervivencia dirigido por Lee Tamahori, con guión de David Mamet y protagonizada por Anthony Hopkins, Alec Baldwin y Elle Macpherson. Con un historia cuya mejor baza es el entretenimiento y una dirección competente del realizador de Muere otro día o La hora de la araña, El desafío se centra en un grupo de supervivientes perdidos en una reserva natural y perseguidos por un oso con un hambre voraz. Ese es el punto de partida de un filme lleno de tensión, suspense y giros de guión previsibles pero efectivos. Tiene algunos golpes de humor, buenas actuaciones -sobretodo del oso- y un desenlace muy satisfactorio. No será ninguna joya del séptimo arte pero si lo que buscas es una cinta de aventuras para pasar el rato El desafío es una apuesta segura. Una de esas películas sin ninguna otra pretensión que la de entregar dos horas de distracción, algo siempre bienvenido.


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Ficha técnica

Título original
: The Sunset Limited

Año: 2011

Duración: 90 min.

País: EE.UU.

Director: Tommy Lee Jones

Guión: Cormac McCarthy (Novela: Cormac McCarthy)

Fotografía: Paul Elliott

Música: Marco Beltrami

Reparto: Tommy Lee Jones, Samuel L. Jackson.

Género: Drama.

Sinopsis: Cuando un hombre evita que otro se tire a las vías del metro, ambos comenzarán una discusión ideológica y teológica.

Comentario: Tras un notable debut en la dirección con Los tres entierros de Melquiades Estrada, Tommy Lee Jones realiza esta película dónde Samuel L. Jackson y él se sientan alrededor de una mesa a hablar sobre la vida, durante hora y media. Una propuesta sin duda arriesgada que no es para todos los públicos. Sin embargo, si no te importa ver una película llena de diálogos y carente de acción y confías en la calidad de estos dos titanes de la interpretación, entonces creo que deberías darle una oportunidad.

El guión está a cargo de Cormac McCarthy, conocido novelista de obras adaptadas con éxito a la gran pantalla como La carretera o No es país para viejos. Aquí adapta su propio trabajo y no da puntada sin hilo. Punzantes y bien hiladas conversaciones entre dos individuos con personalidades muy diferentes. Claro que cuando las palabras las entonan estos grandes actores, cualquier diálogo se eleva. Hay algunos momentos que cuestan de creer y algún que otro maniqueismo pero en ningún momento se hace aburrida porque sabe contar la historia con eficacia, sin caer en un exceso de repetición.

En definitiva, The Sunset Limited es una propuesta original producida por la HBO y hecha para un público selecto. Hay que mentalizarse antes de verla: no es el típico entretenimiento, no te sorprenderá ni terminarás extasiado. Es una obra de teatro adaptada al cine, sobria y sin ornamentos, con un objetivo claro. Estamos ante una de esas cintas para ver cuando busques algo más profundo, con un debate interesante entre dos partes del ser humano: la racional y la espiritual.

Fuente (Imágenes): https://www.filmaffinity.com/es/filmimages.php?movie_id=272232

Hemos entrado en un año nuevo, así que ha llegado el momento de evaluar lo que ha sido la pasada temporada cinéfila. En esta lista enumeraré las diez obras que, en mi opinión, conforman lo mejor de 2017; independientemente de la emoción que despertaran en mí, lo cierto es que todas y cada una de estas cintas me marcaron de alguna manera.

Antes de empezar quisiera añadir un comentario sobre Dunkerque, el último y aclamado título de Christopher Nolan. No me voy a extender –si queréis conocer mi opinión sobre la película, podéis leer mi crítica– pero sí me gustaría aclarar por qué no entra en mi lista, ya que muchos se llevarían las manos a la cabeza si no lo hiciera. El principal motivo es que no me impactó en ninguna de sus facetas: los personajes brillan por su ausencia, ninguna interpretación me emocionó y pese a su espectacular factura audiovisual, Nolan no añadió nada nuevo al género bélico. Cintas como La delgada línea roja o Apocalypse Now son tan deslumbrantes o más que ésta; historias tan meticulosamente detalladas como las de Un puente lejano o Stalingrado; espectaculares escenas de acción como las vistas en Salvar al soldado Ryan o Tora! Tora! Tora! y la claustrofóbica inmersión que nos proporcionó Das Boot. Estos son algunos ejemplos de películas que creo que la superan en uno o múltiples aspectos. No me malentendáis, valoro el esfuerzo y la atención al detalle que Christopher Nolan ha puesto en Dunkerque pero para mí fue más un ejercicio de estilo que de sustancia.
Y dicho esto, arranquemos esta lista de las mejores producciones de 2017, empezando por unas menciones honoríficas que no lograron entrar entre las diez primeras por poco: Detroit, Wonder Woman, Verónica, The Florida Project, Déjame Salir y John Wick 2.



10) Good Time. La tercera película de los hermanos Safdie es un thriller hipervitaminado y estilizado en el que seguimos las desventuras de Constantine Nikas, un atracador de bancos que tendrá que reunir una importante suma de dinero en poco tiempo. Un cruce entre la comedia negra de ¡Jo, qué noche! y la atmósfera de Malas calles, todo ello acompañado de buenas actuaciones, tanto principales como secundarias y de una historia adrenalínica y vibrante como pocas. Un viaje a las entrañas de Nueva York que guarda el sabor añejo de las cintas de antaño y lo moderniza para el público moderno. Good Time es una de las ofertas más extravagantes y divertidas de 2017.



9) The Meyerowitz Stories. Este drama familiar dirigido por Noah Baumbach y producido por Netflix cuenta con la mejor interpretación de Adam Sandler desde Embriagado de amor (2002). La película narra con efectividad las dificultades por las que pasa una gran familia a la hora de comunicarse. Las conversaciones entre padres, hijos y abuelos se sucede con dinamismo; compaginando comedia con drama a la perfección. El guión de Baumbach es el resultado de alguien que lleva mucho haciendo lo que hace. En definitiva, The Meyerowitz Stories es una montaña rusa de emociones, una entrañable –aunque por momentos espeluznante– exploración del intrincado grupo de personas que conforman una familia; desde el más joven hasta el más mayor.



8) Logan. Desde que vi aquel magnífico tráiler con la canción Hurt de Johnny Cash en él, supe que la colaboración entre James Mangold y Hugh Jackman por fin daría sus frutos. Si con Lobezno Inmortal habían hecho una película divertida pese a sus agujeros de guión, con Logan han conseguido contar una gran historia y deleitarnos a su vez con toda la acción violenta que esperábamos. Esta última aventura del irreverente héroe de la Marvel hace las veces de relevo generacional y aunque siempre resulta amargo ver el final de una era, Mangold lo hace con la sutileza y el cariño del autor que guarda un gran respeto al personaje. La relación entre la niña, Charles Xavier y el propio Logan consigue atrapar al espectador porque abarca todo el espectro vital: desde la más joven en busca de un futuro mejor, hasta el anciano arrepentido que expía sus culpas encerrado en la cárcel de la vejez. Son estos vínculos los que elevan la cinta de un mero entretenimiento a una de las mejores del año. Pero es que además de contar con un extraordinario guión, también tiene algunas de las mejores interpretaciones que haya visto el subgénero. Tras tantos años encarnando a estos personajes, Hugh Jackman y Patrick Stewart brindan su actuación más sincera y conmovedora en años. Logan es ante todo la última cabalgada de Lobezno –al más puro estilo John Wayne en Centauros del desierto–.



7) Trainspotting 2. En esta lista hay dos secuelas de filmes que son considerados como clásicos modernos. Una de ellas es esta continuación de Trainspotting –por el momento, os dejaré adivinar cuál es la otra–, cinta de los 90 que marcó a una generación entera, por muchas razones: aquella banda sonora que mezclaba el Britpop con los inicios de la música electrónica y algo de rock; sus locos y transgresores personajes; y su excitante forma de abordar temas como la violencia, el sexo o las drogas. Danny Boyle creó un cóctel tan dulce como letal, que no podíamos dejar de tomar aunque supiéramos que no nos convenía. Más de veinte años después, reparto y director originales vuelven a reunirse para continuar la historia de aquellos yonkis que permanecían anclados en el pasado. Muy a su pesar, Renton, Spud, Begbie y Sick Boy han proseguido con sus vidas y se han topado con el frío muro de la realidad. La realidad de la carne y de la mente, del tren de la vida que no se para por nadie. Como no podía ser de otra manera, Trainspotting 2 tiene un tono muy diferente a la original – más melancólica, apesadumbrada y áspera– aunque mantiene esa misma chispa de locura y desenfreno. No es un simple déjà vu, ni repite la misma fórmula; Boyle nos acerca más a estos personajes, los humaniza más si cabe. En definitiva, Trainspotting 2 es un canto a la juventud perdida, a la añoranza del pasado y a los años perdidos. Si la original marcó a una generación de jóvenes, su secuela marcará a unos adultos que aún recuerdan el sabor de otra época. 

P.D. Por cierto, me niego a llamarla T2: Trainspotting. ¡T2 sólo hay una y es Terminator!



6) En realidad, nunca estuviste aquí. Lynne Ramsay se consagra como una de las grandes directoras del cine independiente actual con este thriller, neo-noir protagonizado por Joaquin Phoenix, cuya soberbia interpretación fue una vez más ninguneada por la Academia. Aunque todos sabemos que el mayor premio es que la interpretación trascienda a la pantalla, que pase a la posteridad. El personaje protagonista de Joe no es sólo el más enigmático del año pasado, sino también uno de los más emotivos. Al principio, lo vemos vagar por la ciudad sin mayor propósito; utilizando la fuerza bruta y poniendo constantemente su vida en peligro. Cargando con la losa de una memoria llena de traumas y pesares, nada parece ya importarle. Vive alejado del mundo y a cambio, este se aleja más de él, etiquetándolo de bicho raro. Sin embargo, este marginado social encontrará un atisbo de redención cuando le encargan la misión de salvar a una niña secuestrada. Al más puro estilo Taxi Driver, Ramsay lleva a cabo un estudio de personaje tan certero y punzante que te creará un nudo en la garganta. Su carencia de diálogos acentúa las imágenes y los gestos de los personajes, sobretodo los de Joe, que evolucionan con sutileza a medida que transcurre el metraje. Cruda, despiadada, violenta y aún así humana, En realidad, nunca estuviste aquí es una de las cintas con mayor personalidad de 2017. 




5) Wind River. Y hablando de westerns, Taylor Sheridan hace de este género su particular fetiche en Wind River. Guionista de Sicario y Comanchería entre otras, Sheridan se sienta por primera vez en la silla de director para contarnos un thriller sobre una mujer india fallecida misteriosamente en pleno bosque. Ambientada en la actualidad y protagonizada por el tándem Jeremy Renner-Elizabeth Olsen, Wind River busca remover las entrañas del espectador y vaya si lo consigue. La mejor baza de la película es su atmósfera fría y peligrosa, distante y a la vez pasional, que Sheridan construye lenta y eficazmente. Un filme que se cocina a fuego lento y se prodiga por sus descarnadas escenas de acción que, si bien no son excesivamente gráficas, transmiten mucho. Si tuviera que dar un premio a la mejor ópera prima de 2017, ésta estaría por delante de Déjame Salir. No cabe duda que el trabajo de Jordan Peele es meritorio. Los giros de guión que toma son efectivos pero, al fin y al cabo, no deja de ser un buen episodio de La dimensión desconocida. Mientras, Wind River tiene su propio estilo y aunque está influenciado por otros, sabe diferenciarse para crear una experiencia única. En mi opinión, lo tiene todo: interpretaciones sólidas y contenidas, excelente fotografía, buena banda sonora y sobretodo, un guión que pone de manifiesto el olvido en el que caen ciertas comunidades étnicas. Un filme notable en todos los aspectos, que sabe mantener el ritmo y termina como un torbellino de emociones.



4) Loving Vincent. La que para mí es la mejor cinta de animación del año no podía quedarse fuera de esta lista. Esta película polaca funciona como homenaje de un artista, como filme de misterio y como una carta de amor al arte, en todas sus formas y variantes. Loving Vincent nos acerca al pintor Vincent Van Gogh de una forma nunca antes vista en pantalla –al menos de esta talla –, recuperando su estilo artístico para convertir cada fotograma en un cuadro de museo. Hora y media de portento visual que bien podría haber ensombrecido la historia, ya que es muy fácil perderse en sus fascinantes trazados. Sin embargo, Dorota Kobiela y Hugh Welchman consiguen interesar al espectador con una trama de intriga plagada de egos, engaños y vilezas. Su argumento inicia tras el fallecimiento de Van Gogh, con una carta suya que debe ser entregada a su hermano Theo. El emisario Armand Roulin ejerce así de espejo para el espectador, que va conociendo personajes envueltos en la vida del artista. A medida que transcurre el metraje, la película compagina el presente con el pasado para desvelarnos terribles verdades y oscuros secretos en la vida del pintor. Mientras, cada uno va construyendo la personalidad de Van Gogh con los retazos de información que va dejando el filme. Trágica, inspiradora y ante todo conmovedora obra de animación que con los años pasará a ser una pequeña, gran joya del género. Quisiera dar las gracias a todos los involucrados en este proyecto por vuestro trabajo y por traernos una oferta tan especial a la gran pantalla.



3) Sin amor. A veces el cine de Europa del este puede resultar tan desafiante como frío en sus planteamientos. Tan filosófico e indescifrables que termina por agotarte. El director ruso Andrey Zvyagintsev sigue la corriente de ilustres realizadores del tipo de Eisenstein, Tarkovsky y ya más recientemente Konchalovsky (sí, el mismo que hizo Tango & Cash) en su forma de contar historias, siempre desde el punto de vista social y familiar. En su última película, Zvyagintsev mete el bisturí en los entresijos de la sociedad rusa actual: desde las relaciones familiares hasta las conyugales, todo ello acompañado de las estrictas reglas que actúan de corsé para los ciudadanos. Una película difícil de ver, no porque sea violenta o gore sino porque te incomoda. Todos los diálogos, cada escena e imagen está confeccionada para agobiar al espectador. La historia gira alrededor de la desaparición de un niño, actuando de detonante para unos padres más preocupados en conseguir el divorcio que en procurarle felicidad y estabilidad al hijo. Como el propio título indica, Sin amor pretende criticar los hábitos egoístas e individualistas nocivos para la construcción de una familia. Un drama tan doloroso y punzante como pudo ser Toni Erdmann en 2016, aunque sin el tono satírico de la alemana. Desgarradora y veraz. 




2) Lucky. Siento debilidad por las películas sencillas que logran conmoverme. Son como un ejercicio de prestidigitación: de la nada, sacan mucho. Un actor en su noventena y una historia que refleja su estado en la vida real es todo lo que le hizo falta a John Carroll Lynch para firmar una obra maestra. Antes reflexionaba sobre qué película merecería el premio a mejor ópera prima; Wind River y Déjame Salir serían ambas contendientes pero Lucky se llevaría sin duda el premio. La última obra del legendario actor secundario, Harry Dean Stanton, cuenta cómo Lucky afronta los instantes finales de su vida. Sin embargo, su personaje no yace postrado en una cama de hospital ni anquilosado en el sillón de casa mientras ve un concurso de media tarde. Por suerte –o por desgracia–, ha llegado con plenitud a la vejez. Vive con tal fortaleza que le resulta aún más duro hacer frente a la cruda realidad: nadie vive para siempre. A partir de ahí, emprende un viaje existencial hacia lo más profundo de su alma. Sus miedos, sus fobias, pasiones y frustraciones. La interpretación de Stanton no será glamourosa ni tendrá el respaldo de un gran productor en la temporada de premios –de hecho no ganó prácticamente ninguno– pero tampoco ganó nada La jauría humana y está considerada como uno de los mejores estudios sobre la condición humana. En la cinta de Carroll Lynch no hay desperdicio: cada conversación, cada personaje encierra una historia, con un pasado y un futuro. Además, actores secundarios como David Lynch o Tom Skerritt elevan esta cinta con su carisma y soltura frente a la cámara. Harry Dean Stanton habrá muerto sin llevarse la gloria ni el reconocimiento que merecía pero se ha despedido por todo lo alto, fiel a su calidad como artista; recordándonos que se puede vivir plenamente hasta el final.



1) Blade Runner 2049. Como no podría ser de otra manera, la nueva película de Denis Villeneuve y secuela de una de mis obras favoritas de la historia del cine, tenía que ocupar esta primera posición. De primeras puede parecer que mi juicio es sesgado y mi vista está nublada por tratarse de este título pero nada más lejos de la realidad. Si alguien me hubiese dicho a principios de 2017 que ésta sería mi cinta favorita, no me lo habría creído; no porque desconfiara de la calidad artística de Villeneuve o Deakins. Lo que veía imposible era que pudieran acercarse al nivel de un titán de la ciencia ficción, de semejante obra maestra. Fui al cine con cierto escepticismo y terminé saliendo convertido: ¡Villeneuve lo había hecho! Estaba abrumado por el nivel de detalle puesto en la producción; por la cautivadora atmósfera que nos presenta el realizador canadiense; y por supuesto, las grandiosas imágenes del genio detrás de la cámara. Desde el principio supe que era una película notoria, un hito de la ciencia ficción contemporánea. Pero no fue hasta posteriores visionados que me di cuenta de la profundidad del filme, tanto técnica como narrativamente. Como le ocurría a la original de Ridley Scott, 2049 hace gala de un extenso repertorio de recursos para crear una experiencia llena de matices. Pese a contar con una duración que sobrepasa ampliamente las dos horas, siempre tiene algo nuevo que ofrecer al espectador. La clave para crear un universo rico y cautivador, uno al que quieras regresar una y otra vez, es contar con innumerables matices; no repetirse nunca. Puede que no haya cosechado un gran éxito en taquilla pero como pasó con la original, Blade Runner 2049 continuará siendo estudiada y reverenciada por aficionados al cine como tú y yo.

¿Estáis de acuerdo con esta lista? ¿Cuáles son las mejores películas de 2017 para vosotros? Dejadme vuestros comentarios debajo del artículo. ¡Hasta la próxima, pasadlo bien y disfrutad del cine!