Hemos
entrado en un año nuevo, así que ha llegado el momento de evaluar lo que ha
sido la pasada temporada cinéfila. En esta lista enumeraré las diez obras que,
en mi opinión, conforman lo mejor de 2017; independientemente de la emoción que
despertaran en mí, lo cierto es que todas y cada una de estas cintas me
marcaron de alguna manera.
Antes
de empezar quisiera añadir un comentario sobre Dunkerque, el último y aclamado
título de Christopher Nolan. No me voy a extender –si queréis conocer mi
opinión sobre la película, podéis leer mi crítica– pero sí me gustaría aclarar por
qué no entra en mi lista, ya que muchos se llevarían las manos a la cabeza si
no lo hiciera. El principal motivo es que no me impactó en ninguna de sus
facetas: los personajes brillan por su ausencia, ninguna interpretación me
emocionó y pese a su espectacular factura audiovisual, Nolan no añadió nada nuevo
al género bélico. Cintas como La delgada línea roja o Apocalypse Now son tan
deslumbrantes o más que ésta; historias tan meticulosamente detalladas como las
de Un puente lejano o Stalingrado; espectaculares escenas de acción como las vistas
en Salvar al soldado Ryan o Tora! Tora! Tora! y la claustrofóbica inmersión que
nos proporcionó Das Boot. Estos son algunos ejemplos de películas que creo que
la superan en uno o múltiples aspectos. No me malentendáis, valoro el esfuerzo
y la atención al detalle que Christopher Nolan ha puesto en Dunkerque pero para
mí fue más un ejercicio de estilo que de sustancia.
Y
dicho esto, arranquemos esta lista de las mejores producciones de 2017,
empezando por unas menciones honoríficas que no lograron entrar entre las diez
primeras por poco: Detroit, Wonder Woman, Verónica, The Florida Project, Déjame
Salir y John Wick 2.
10) Good Time. La tercera película de los hermanos Safdie es un thriller
hipervitaminado y estilizado en el que seguimos las desventuras de Constantine
Nikas, un atracador de bancos que tendrá que reunir una importante suma de
dinero en poco tiempo. Un cruce entre la comedia negra de ¡Jo, qué noche! y la
atmósfera de Malas calles, todo ello acompañado de buenas actuaciones, tanto
principales como secundarias y de una historia adrenalínica y vibrante como
pocas. Un viaje a las entrañas de Nueva York que guarda el sabor añejo de las
cintas de antaño y lo moderniza para el público moderno. Good Time es una de
las ofertas más extravagantes y divertidas de 2017.
9) The Meyerowitz Stories. Este drama familiar dirigido por Noah Baumbach y
producido por Netflix cuenta con la mejor interpretación de Adam Sandler desde
Embriagado de amor (2002). La película narra con efectividad las dificultades
por las que pasa una gran familia a la hora de comunicarse. Las conversaciones
entre padres, hijos y abuelos se sucede con dinamismo; compaginando comedia con
drama a la perfección. El guión de Baumbach es el resultado de alguien que
lleva mucho haciendo lo que hace. En definitiva, The Meyerowitz Stories es una
montaña rusa de emociones, una entrañable –aunque por momentos espeluznante–
exploración del intrincado grupo de personas que conforman una familia; desde
el más joven hasta el más mayor.
8) Logan.
Desde que vi aquel magnífico tráiler con la canción Hurt de Johnny Cash en él,
supe que la colaboración entre James Mangold y Hugh Jackman por fin daría sus
frutos. Si con Lobezno Inmortal habían hecho una película divertida pese a sus
agujeros de guión, con Logan han conseguido contar una gran historia y
deleitarnos a su vez con toda la acción violenta que esperábamos. Esta última aventura
del irreverente héroe de la Marvel hace las veces de relevo generacional y
aunque siempre resulta amargo ver el final de una era, Mangold lo hace con la
sutileza y el cariño del autor que guarda un gran respeto al personaje. La
relación entre la niña, Charles Xavier y el propio Logan consigue atrapar al
espectador porque abarca todo el espectro vital: desde la más joven en busca de
un futuro mejor, hasta el anciano arrepentido que expía sus culpas encerrado en
la cárcel de la vejez. Son estos vínculos los que elevan la cinta de un mero
entretenimiento a una de las mejores del año. Pero es que además de contar con
un extraordinario guión, también tiene algunas de las mejores interpretaciones
que haya visto el subgénero. Tras tantos años encarnando a estos personajes,
Hugh Jackman y Patrick Stewart brindan su actuación más sincera y conmovedora
en años. Logan es ante todo la última cabalgada de Lobezno –al más puro estilo
John Wayne en Centauros del desierto–.
7) Trainspotting 2. En esta lista hay dos secuelas de filmes que son considerados
como clásicos modernos. Una de ellas es esta continuación de Trainspotting –por
el momento, os dejaré adivinar cuál es la otra–, cinta de los 90 que marcó a
una generación entera, por muchas razones: aquella banda sonora que mezclaba el
Britpop con los inicios de la música electrónica y algo de rock; sus locos y
transgresores personajes; y su excitante forma de abordar temas como la
violencia, el sexo o las drogas. Danny Boyle creó un cóctel tan dulce como
letal, que no podíamos dejar de tomar aunque supiéramos que no nos convenía.
Más de veinte años después, reparto y director originales vuelven a reunirse
para continuar la historia de aquellos yonkis que permanecían anclados en el
pasado. Muy a su pesar, Renton, Spud, Begbie y Sick Boy han proseguido con sus
vidas y se han topado con el frío muro de la realidad. La realidad de la carne
y de la mente, del tren de la vida que no se para por nadie. Como no podía ser
de otra manera, Trainspotting 2 tiene un tono muy diferente a la original – más
melancólica, apesadumbrada y áspera– aunque mantiene esa misma chispa de locura
y desenfreno. No es un simple déjà vu, ni repite la misma fórmula; Boyle nos
acerca más a estos personajes, los humaniza más si cabe. En definitiva, Trainspotting 2 es un
canto a la juventud perdida, a la añoranza del pasado y a los años perdidos. Si
la original marcó a una generación de jóvenes, su secuela marcará a unos
adultos que aún recuerdan el sabor de otra época.
P.D. Por cierto, me niego a llamarla T2: Trainspotting. ¡T2 sólo hay una y es Terminator!
P.D. Por cierto, me niego a llamarla T2: Trainspotting. ¡T2 sólo hay una y es Terminator!
6) En realidad, nunca estuviste aquí. Lynne Ramsay se consagra como una de las
grandes directoras del cine independiente actual con este thriller, neo-noir
protagonizado por Joaquin Phoenix, cuya soberbia interpretación fue una vez más
ninguneada por la Academia. Aunque todos sabemos que el mayor premio es que la
interpretación trascienda a la pantalla, que pase a la posteridad. El personaje
protagonista de Joe no es sólo el más enigmático del año pasado, sino también
uno de los más emotivos. Al principio, lo vemos vagar por la ciudad sin mayor
propósito; utilizando la fuerza bruta y poniendo constantemente su vida en
peligro. Cargando con la losa de una memoria llena de traumas y pesares, nada
parece ya importarle. Vive alejado del mundo y a cambio, este se aleja más de
él, etiquetándolo de bicho raro. Sin embargo, este marginado social encontrará
un atisbo de redención cuando le encargan la misión de salvar a una niña
secuestrada. Al más puro estilo Taxi Driver, Ramsay lleva a cabo un estudio de
personaje tan certero y punzante que te creará un nudo en la garganta. Su
carencia de diálogos acentúa las imágenes y los gestos de los personajes,
sobretodo los de Joe, que evolucionan con sutileza a medida que transcurre el
metraje. Cruda, despiadada, violenta y aún así humana, En realidad, nunca
estuviste aquí es una de las cintas con mayor personalidad de 2017.
5) Wind
River. Y hablando de westerns, Taylor Sheridan hace de este género su
particular fetiche en Wind River. Guionista de Sicario y Comanchería entre
otras, Sheridan se sienta por primera vez en la silla de director para
contarnos un thriller sobre una mujer india fallecida misteriosamente en pleno
bosque. Ambientada en la actualidad y protagonizada por el tándem Jeremy
Renner-Elizabeth Olsen, Wind River busca remover las entrañas del espectador y
vaya si lo consigue. La mejor baza de la película es su atmósfera fría y
peligrosa, distante y a la vez pasional, que Sheridan construye lenta y
eficazmente. Un filme que se cocina a fuego lento y se prodiga por sus
descarnadas escenas de acción que, si bien no son excesivamente gráficas,
transmiten mucho. Si tuviera que dar un premio a la mejor ópera prima de 2017, ésta estaría por delante de Déjame Salir. No cabe duda que el trabajo de
Jordan Peele es meritorio. Los giros de guión que toma son efectivos pero, al
fin y al cabo, no deja de ser un buen episodio de La dimensión desconocida.
Mientras, Wind River tiene su propio estilo y aunque está influenciado por
otros, sabe diferenciarse para crear una experiencia única. En mi opinión, lo
tiene todo: interpretaciones sólidas y contenidas, excelente fotografía, buena
banda sonora y sobretodo, un guión que pone de manifiesto el olvido en el que
caen ciertas comunidades étnicas. Un filme notable en todos los aspectos, que
sabe mantener el ritmo y termina como un torbellino de emociones.
4) Loving
Vincent. La que para mí es la mejor cinta de animación del año no podía
quedarse fuera de esta lista. Esta película polaca funciona como homenaje de un
artista, como filme de misterio y como una carta de amor al arte, en todas sus
formas y variantes. Loving Vincent nos acerca al pintor Vincent Van Gogh de una
forma nunca antes vista en pantalla –al menos de esta talla –, recuperando su
estilo artístico para convertir cada fotograma en un cuadro de museo. Hora y
media de portento visual que bien podría haber ensombrecido la historia, ya que
es muy fácil perderse en sus fascinantes trazados. Sin embargo, Dorota Kobiela
y Hugh Welchman consiguen interesar al espectador con una trama de intriga plagada
de egos, engaños y vilezas. Su argumento inicia tras el fallecimiento de Van
Gogh, con una carta suya que debe ser entregada a su hermano Theo. El emisario
Armand Roulin ejerce así de espejo para el espectador, que va conociendo
personajes envueltos en la vida del artista. A medida que transcurre el
metraje, la película compagina el presente con el pasado para desvelarnos
terribles verdades y oscuros secretos en la vida del pintor. Mientras, cada uno
va construyendo la personalidad de Van Gogh con los retazos de información que
va dejando el filme. Trágica, inspiradora y ante todo conmovedora obra de
animación que con los años pasará a ser una pequeña, gran joya del género. Quisiera
dar las gracias a todos los involucrados en este proyecto por vuestro trabajo y
por traernos una oferta tan especial a la gran pantalla.
3) Sin amor. A veces el cine de Europa del este puede resultar tan desafiante como
frío en sus planteamientos. Tan filosófico e indescifrables que termina por
agotarte. El director ruso Andrey Zvyagintsev sigue la corriente de ilustres
realizadores del tipo de Eisenstein, Tarkovsky y ya más recientemente
Konchalovsky (sí, el mismo que hizo Tango & Cash) en su forma de contar
historias, siempre desde el punto de vista social y familiar. En su última
película, Zvyagintsev mete el bisturí en los entresijos de la sociedad rusa
actual: desde las relaciones familiares hasta las conyugales, todo ello
acompañado de las estrictas reglas que actúan de corsé para los ciudadanos. Una
película difícil de ver, no porque sea violenta o gore sino porque te incomoda.
Todos los diálogos, cada escena e imagen está confeccionada para agobiar al
espectador. La historia gira alrededor de la desaparición de un niño, actuando
de detonante para unos padres más preocupados en conseguir el divorcio que en
procurarle felicidad y estabilidad al hijo. Como el propio título indica, Sin amor pretende criticar los hábitos egoístas e individualistas nocivos para la
construcción de una familia. Un drama tan doloroso y punzante como pudo ser
Toni Erdmann en 2016, aunque sin el tono satírico de la alemana.
Desgarradora y veraz.
2) Lucky. Siento debilidad por las películas sencillas que logran conmoverme. Son
como un ejercicio de prestidigitación: de la nada, sacan mucho. Un actor en su
noventena y una historia que refleja su estado en la vida real es todo lo que
le hizo falta a John Carroll Lynch para firmar una obra maestra. Antes
reflexionaba sobre qué película merecería el premio a mejor ópera prima; Wind
River y Déjame Salir serían ambas contendientes pero Lucky se llevaría sin duda el
premio. La última obra del legendario actor secundario, Harry Dean Stanton, cuenta
cómo Lucky afronta los instantes finales de su vida. Sin embargo, su personaje
no yace postrado en una cama de hospital ni anquilosado en el sillón de casa
mientras ve un concurso de media tarde. Por suerte –o por desgracia–, ha
llegado con plenitud a la vejez. Vive con tal fortaleza que le resulta aún más
duro hacer frente a la cruda realidad: nadie vive para siempre. A partir de
ahí, emprende un viaje existencial hacia lo más profundo de su alma. Sus
miedos, sus fobias, pasiones y frustraciones. La interpretación de Stanton no
será glamourosa ni tendrá el respaldo de un gran productor en la temporada de premios
–de hecho no ganó prácticamente ninguno– pero tampoco ganó nada La jauría
humana y está considerada como uno de los mejores estudios sobre la condición
humana. En la cinta de Carroll Lynch no hay desperdicio: cada conversación,
cada personaje encierra una historia, con un pasado y un futuro. Además, actores
secundarios como David Lynch o Tom Skerritt elevan esta cinta con su carisma y
soltura frente a la cámara. Harry Dean Stanton habrá muerto sin llevarse la
gloria ni el reconocimiento que merecía pero se ha despedido por todo lo alto,
fiel a su calidad como artista; recordándonos que se puede vivir plenamente
hasta el final.
1) Blade
Runner 2049. Como no podría ser de otra manera, la nueva película de Denis
Villeneuve y secuela de una de mis obras favoritas de la historia del cine,
tenía que ocupar esta primera posición. De primeras puede parecer que mi juicio
es sesgado y mi vista está nublada por tratarse de este título pero nada más
lejos de la realidad. Si alguien me hubiese dicho a principios de 2017 que ésta
sería mi cinta favorita, no me lo habría creído; no porque desconfiara de la
calidad artística de Villeneuve o Deakins. Lo que veía imposible era que
pudieran acercarse al nivel de un titán de la ciencia ficción, de semejante
obra maestra. Fui al cine con cierto escepticismo y terminé saliendo
convertido: ¡Villeneuve lo había hecho! Estaba abrumado por el nivel de detalle
puesto en la producción; por la cautivadora atmósfera que nos presenta el
realizador canadiense; y por supuesto, las grandiosas imágenes del genio detrás
de la cámara. Desde el principio supe que era una película notoria, un hito de
la ciencia ficción contemporánea. Pero no fue hasta posteriores visionados que
me di cuenta de la profundidad del filme, tanto técnica como narrativamente.
Como le ocurría a la original de Ridley Scott, 2049 hace gala de un extenso
repertorio de recursos para crear una experiencia llena de matices. Pese a
contar con una duración que sobrepasa ampliamente las dos horas, siempre tiene
algo nuevo que ofrecer al espectador. La clave para crear un universo rico y
cautivador, uno al que quieras regresar una y otra vez, es contar con
innumerables matices; no repetirse nunca. Puede que no haya cosechado un gran
éxito en taquilla pero como pasó con la original, Blade Runner 2049 continuará
siendo estudiada y reverenciada por aficionados al cine como tú y yo.
¿Estáis de acuerdo con esta lista? ¿Cuáles son las mejores películas de 2017 para vosotros? Dejadme vuestros comentarios debajo del artículo. ¡Hasta la próxima, pasadlo bien y disfrutad del cine!
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