Steve Jobs es el segundo intento de hacer un biopic hollywoodiense a la altura del mito que, en esta ocasión, cuenta con grandes figuras de nuestro cine como el guionista Aaron Sorkin, el cineasta Danny Boyle y el actor Michael Fassbender para borrar de nuestras memorias la mediocre JOBS. Como digo, el talento implicado en este proyecto es estelar y junto a los mencionados debo añadir a actores -y actrices- del calibre de Kate Winslet, Jeff Daniels -asiduo colaborador de Sorkin-, Seth Rogen y Katherine Waterston entre otros. La historia cuenta cosas que probablemente los más aficionados a la tecnología ya conocierais, como el lanzamiento del Macintosh en 1984 o el iMac en 1998 pero no es ese el principal aliciente de ver este filme. El verdadero propósito es ver a la persona detrás de la leyenda, al individuo que se esconde detrás de la imagen más revolucionaria de nuestros tiempos, ese es el sujeto que intentarán destapar.
Cualquier cinéfilo que se precie conocerá a Danny Boyle o al menos, alguna de sus obras como Trainspotting, Slumdog Millionaire o Sunshine. Un respetado director británico ganador del Oscar que se encarga de trasladar a la gran pantalla la ajetreada y parcialmente exitosa vida de Jobs. Personalmente, creo que hace un gran trabajo en acercar al espectador toda la jerga informática, así como seleccionar los momentos más trascendentes de su vida, tanto profesional como personal. Maneja muy bien los tiempos, manteniendo nuestro interés constante durante su metraje. También consigue equilibrar el apabullante diálogo -presente a lo largo del filme-, con imágenes rompedoras, evitando caer en el tedio, Boyle juega a su vez con el movimiento de la cámara y su seguimiento a los personajes que conversen con Jobs. La fotografía es gran culpable de este dinamismo, además de una gran belleza. Ésta sorprende especialmente en los grandes salones en los que el fundador de Apple presenta sus invenciones al mundo. También observé el cambio de película en el que filman, siendo más notable entre el primer y segundo acto de la cinta. El guión de Sorkin -autor de La red social o The Newsroom- es brillante, quizá demasiado. Digo esto porque la estructura de esta obra es muy particular; abandona el método tradicional -comienzo, desarrollo y final- para entregarnos algo mucho más arriesgado, en forma de tres actos independientes, tres presentaciones esenciales para comprender la evolución de su figura: desde un joven ambicioso y arrogante hasta un curtido hombre de negocios. Esta paulatina transición tendrá a Joanna Hofmann (Winslet) como escudera incondicional y a Lisa, su hija, como epicentro emocional del personaje interpretado por Fassbender. Crissane, Wozniak, Hertzfeld y John Scully vienen y van pero éstas dos mujeres continúan a su lado, pese a su evidente mal genio y su personalidad algo acomplejada. Carácter descrito a menudo como déspota que aquí tratan de explorar -no respaldar- con hechos trascendentales en su vida, que le marcaron desde muy chico. Ese es la mejor faceta de la narrativa, porque todo el mundo conoce los acontecimientos esenciales del Steve Jobs adulto y mucho saben que nadie aguantaba mucho tiempo junto a él, pero poca gente se pregunta por qué. Entre invento e invento, Sorkin trata de desvelar ese secreto de la manera más humana posible. No obstante, un diálogo bien redactado no es nada sin un grupo de actores que se empapen de ese conocimiento, algo que este reparto se asegura de que ocurra. Mención especial para Fassbender, Jeff Daniels, Seth Rogen y Kate Winslet, personas claves de su éxito entre la crítica. Sus conversaciones están magistralmente ensayadas y coreografiadas, resultando en numerosos duelos dialécticos que te dejarán sin palabras. Mis problemas llegan por su densidad, su verborrea incansable, que puede resultar difícil de seguir. Tiene un ritmo muy acelerado, por momentos demasiado y eso perjudica su disfrute. Su final tampoco transmitió suficiente, lo que degrada la efectividad emocional que su guionista nos construye desde sus inicios.
En conclusión, Steve Jobs se acerca más al biopic que todos queremos ver sobre su persona. Describe con certeza sus mejores y sus peores momentos, sus éxitos y fracasos y lidia con la difícil tarea de mostrarlo ni bueno ni malo, más bien, limítrofe entre ambos polos. Pero, más allá de eso, había una persona frágil y desconsolada, alguien que se volcaba en sus productos para demostrarle al mundo su valía, aunque luego no podía compartirla con nadie porque no confiaba en nadie. A él le daba igual caer mal o bien y aunque en su fuero interno deseaba que alguien le comprendiera, su carácter iracundo y vanidoso complicaba esa tarea a sus allegados. No es una obra maestra, es imperfecta como su protagonista, pero entre diálogos y observaciones encierra algo más profundo, la complicada mente del hombre que cambió nuestro estilo de vida.
7/10: LA FRAGILIDAD DE UN MITO
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