La máquina expendedora de Disney sigue funcionando a plena capacidad y, tras reventar las taquillas mundiales con El libro de la selva, están preparados para volver a hacerlo con la última entrega de El Capitán América: Civil War, que cierra el arco argumental del personaje interpretado por Chris Evans, antes del apoteósico final que supondrán las dos partes de Los Vengadores: Infinity War. Los hermanos Russo, Anthony y Joe, regresan a la dirección tras el taquillazo de El soldado de invierno. La historia revuelve alrededor del enfrentamiento ideológico entre Iron Man y Capitán America, dividiendo a los demás superhéroes, enfrentándolos en un combate fratricida que abrirá muchas heridas y causará daños irreparables.
Unas cuantas colaboraciones en series de éxito como Arrested Developement y algún intento fallido en la gran pantalla -¿os acordáis de Tú, yo y ahora…Dupree?- les sirvieron como credenciales para que Kevin Feige - mandamás del universo fílmico de Marvel- les otorgara las llaves de este dantesco proyecto -que ya agotó a ilustres como Joss Whedon, Kenneth Brannagh y Jon Favreau-. Los hermanos Russo hacen de Civil War una delicia para los ojos; unos efectos especiales insuperables que no cansan a la vista ni emborronan las excelentes coreografías de acción, que marcan un nuevo listón en el género. Gran parte de este éxito es gracias al altísimo nivel de la segunda unidad de dirección, encargada de filmar grandes escenas de acción. En Civil War todas las peleas se sienten épicas, a gran escala, una sensación beligerante única dentro de este universo cinematográfico, porque algo que se le ha achacado a Feige y a Disney es que sus películas no consiguen ser todo lo serias que podrían, que la comedia y la ligereza se apodera de la gran mayoría de los argumentos. Los hermanos Russo tienen muy presentes estas críticas, así como lo superfluo de los superhéroes de Marvel y por ello quieren asegurarse de que esta historia sea lo más madura y adulta posible. Alcanzan el equilibrio deseado para una película del género: entretenimiento con contenido. La historia que McFeely y Markus -guionistas de El soldado de invierno- adaptan del afamado cómic homónimo de Mark Millar es muy meritoria, sobretodo teniendo en cuenta la cantidad de personajes que intervienen con mayor o menor peso en la cinta. Civil War está tan poblada que muchos la califican como Los Vengadores 2.5, y aunque la campaña publicitaria tienda a hacernos creer eso e incluso por momentos lo aparente, los guionistas logran mantener el foco sobre la trama que nos concierne, recordándonos que ésta no es únicamente un medio para hacer explotar cosas e impresionar al público. Sin embargo, hubo ocasiones en las que tanta narrativa me sacaba de la excelente acción y me causaban cierto sopor. Su encomiable intento de hacernos vislumbrar atisbos de remordimiento en la psique de estos titanes no termina de convencerme, quizá porque nunca experimentaron tales sentimientos. No obstante, agradezco que se esmeren tanto por ofrecernos una toma fresca y original y solo espero que este dúo pueda continuar con este estilo argumental en obras subsiguientes. Mi mayor inconveniente no llega por su enrevesada historia ni por su prolongado metraje, sino por sus actuaciones. De acuerdo que una película de acción no suele resaltar por sus interpretaciones pero Civil War es tanto una de acción como un thriller y ahí sí que deben exigirse mejores actuaciones que las vistas. Salvo Downey Jr., Chadwick Boseman y Tom Holland, la mayoría de intérpretes no muestran demasiada expresividad pese a los dramáticos acontecimientos que suceden. Se me hizo demasiado repetitiva, faltaba alguien que insuflara de vida a la cinta mostrando un poco más de variedad en sus registros. Johansson, Evans, Stan y Bettany están hieráticos casi impedidos a mostrar algo de emoción, siempre con el ceño fruncido y la misma cara de circunstancia. Hablando de rigidez, Daniel Brühl no está a la altura en su encarnación del villano Barón Zemo, pasando sin pena ni gloria por todas de las escenas, indolente e intrascendente personaje cuyo peso en la cinta es meramente utilitario.
En definitiva, Capitán América es toda una experiencia cinematográfica digna de verse en la gran pantalla. Cierto es que tiene algunos problemas pero, ¿acaso no los tenemos todos? La película protagonizada por superhombres más humana vista en años no está carente de defectos, entre los que cuento una duración excesiva -dos horas y media de metraje sigue pareciéndome una barbaridad en una obra de estas características- y unas actuaciones mediocres que no respetan debidamente el inmenso esfuerzo de los guionistas y de los directores por conferir algo de empaque y contexto a esta historia de intriga y suspense con grandes dosis de acción sin parangón. A todos los que os defraudara Batman v Superman, entre los cuales me cuento, Civil War calmará vuestra frustración ya que cuenta una historia similar infinitamente mejor confeccionada. No obstante, os advierto que Civil War es la culminación de muchos de los acontecimientos acaecidos en películas previas. Si no habéis visto ninguna de Capitán América puede que os sintáis perdidos así que, de alguna manera, ésta excluye a aquellos que no hayan prestado atención a este universo fílmico.
7/10: ¿LIBERTAD O SUPERVISIÓN?
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