El universo mágico creado por J.K. Rowling regresa al cine cinco años después del final de la épica aventura de Harry Potter, Ron y Hermione. Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un spin-off que sirve de precuela de la saga original a la vez que expande este mundo mágico lejos de los confines de Hogwarts. La cinta se ambienta íntegramente en Nueva York, EE.UU. donde seguiremos las andanzas del “magizoólogo” -junto a Rowling regresan los nombres excéntricos- Newt Scamander, de quien ya habrán oído hablar muchos aficionados. Este joven mago interpretado por Eddie Redmayne, emigra a la ciudad neoyorquina acompañado de su maletín mágico el cual encierra numerosas especies de animales fantásticos, muchas de ellas en peligro de extinción. No obstante y pese a que su intención no es causar revuelo, los problemas aparecen en cuanto pone pie en tierra americana cuando algunas de dichos animales se escapan accidentalmente y causan estragos en la ciudad. Perseguido por la agencia federal de magia por sus fechorías, Newt tendrá que buscar ayuda por toda la ciudad con el fin de reunir a todos los fugados de nuevo en el maletín. Junto a Redmayne encontraremos actores en auge como Katherine Waterston o Ezra Miller y a otros consagrados como Colin Farrell. Además, este supone el primer esfuerzo de J.K. Rowling de adaptar su propia novela a la gran pantalla así como el regreso del realizador fetiche de la franquicia David Yates. La pregunta es si la magia de aquellos títulos originales aún se siente en este spin-off o, por el contrario, resulta una pérdida de tiempo.
Sin duda uno de los aspectos más determinantes en el éxito de esta saga es la historia. El guión. Sin una buena trama de misterio, Harry Potter no existiría y lo mismo podría aplicarse a esta nueva obra. Por vez primera, el guión está a cargo de la propia J.K. Rowling y aunque hace un trabajo meritorio es evidente que este es su primer esfuerzo escribiendo con fines puramente cinematográficos. La trama principal es lo suficientemente entretenida y original para justificar el precio de la entrada. Sin embargo, sufre a la hora de introducir historias secundarias con eficacia. Actores como Jon Voight, Ezra Miller o Samantha Morton se ven relegados a un tercer plano, ya que sus personajes no tienen nada que hacer. Ninguno de ellos tiene propósito ni arco narrativo, limitándose tan sólo a aparecer cuando la acción lo requiere. Creo que está un poco descompensada en ese sentido: mucha acción y escaso desarrollo de personajes. Lo que más me duele es que en comparación con la primera entrega cela saga, ésta casi no tiene ninguna sorpresa. Y quizá sea porque ya no soy aquel niño que se asombraba viendo La piedra filosofal aunque más bien opino que ambientarse en una ciudad real hiere esa sensación de fantasía. Lo siento, pero por muchos elogios que reciba Nueva York nada puede compararse a Hogwarts y con esto no digo que tenga que ambientarse únicamente en la afamada academia de magia, pero sí me hubiera gustado que se mantuviera dentro del fascinante mundo al que pertenece. ¿Acaso alguna vez se ha visto La Tierra en Star Wars o algún país medieval en Conan, el bárbaro? Con Harry Potter ocurre lo mismo.
El siguiente apartado que siempre ha brillado en las películas originales fue el visual. Todo lo referente a efectos especiales cobraba máxima importancia a la hora de retratar con fidelidad y esmero este rico mundo. Ya fuesen por ordenador o prácticos, todas las criaturas y escenarios cobraban vida de la manera más realista posible inclusive las primeras entregas de principios de milenio. Sin embargo David Yates ha optado por la “vía fácil” en esta novena entrega, digitalizando el diseño y la concepción de todas las criaturas que Newt Scamander guarda en su maleta, lo que les resta encanto. Si bien algunas lucen extraordinariamente bien otras parecen salidas de un dibujo animado y otras parecen directamente recicladas. El diseño del villano es tan simple y genérico que resulta un insulto a la creatividad previa de este universo. Entiendo que no debe ser sencillo crear algo nuevo en los tiempos que corren, donde todos creemos haberlo visto todo ya pero se echa en falta algo más de esmero.
Las actuaciones son generalmente buenas, con la excepción de Carmen Ejogo en el papel de presidenta del congreso mágico norteamericano. No entiendo cómo nadie le dijo que un poco de expresividad y carisma no estaría de más. Poco importa que seas héroe o villano. El desparpajo y la osadía deberían ser requisitos para encarnar cualquier personaje de esta saga pero Ejogo parece demasiado preocupada en darse aires de severidad y formalidad que se olvida que esto es ficción y no realidad. A parte tenemos uno de los mayores desperdicios del año con el irrelevante personaje de Jon Voight. Toda esa trama podría haberse subsanado y la película ni se habría dado cuenta. Por otro lado, el cuarteto protagonista se compenetra satisfactoriamente y promete mucho para futuras secuelas. Mención especial a un Dan Fogler que hace las veces de espejo para el público, transmitiéndonos desde un punto de vista humano las locas aventuras que vive junto a Scamander. Por otra parte, Colin Farrell y Ezra Miller se encargan de aportar el necesario misterio a la cinta y lo hacen de forma creíble y profesional. Ambos te mantienen en vilo y despistan al público. Crean un buen terreno sobre el que expandir en futuras entregas.
El apartado musical a cargo de James Newton Howard cumple con las expectativas aunque recicla algunos de los temas clásicos originales de John Williams. No obstante, Howard ofrece suficientes variantes como para mantener contento al espectador. En ningún momento se pensé que la banda sonora estuviese por debajo de la acción que se sucedía.
En definitiva, Animales fantásticos es un regreso digno al universo que hemos crecido amando y supone un buen arranque a una nueva saga con mucho potencial aunque de momento bastante por debajo de la original. Hay personajes que simpatizan con la audiencia lo suficiente para cogerles cariño y sobretodo para querer descubrir más sobre ellos. Tiene un buen equilibrio entre acción y comedia y construye correctamente los cimientos de un futuro enfrentamiento. Sin embargo su historia divaga demasiado. Lo que empieza siendo una premisa original y nunca vista termina repitiéndose en exceso. Pero, personalmente, el fallo más garrafal de todos es el abuso de efectos especiales por ordenador y la carencia de elementos prácticos y atrezzo. David Yates debería saber mejor que nadie que la saga de Harry Potter siempre sobresalió a la hora de mezclar lo práctico con lo digital de forma casi perfecta.
6.5/10: LA SOMBRA DE HARRY POTTER ES MUY ALARGADA
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