Una mirada al pasado


Del 27/01/2017 al 29/01/2017

HACE 10 AÑOS...


Podrá caer mejor o peor pero una cosa es cierta: Mel Gibson es un visionario. Prefiero no entrar en valoraciones sobre su persona, ya que no soy quién para juzgar a nadie. Todos hemos pasado por altibajos y él es un claro exponente de ello, pero creo que su arte habla por sí mismo. Empezó con El hombre sin rostro (1993), una hermosa y aleccionadora película sobre la amistad ente un muchacho y un profesor con el rostro desfigurado. Tras esta incursión en el drama dio el salto a las épicas superproducciones con Braveheart (1995), la cual ganó cinco Oscar incluyendo mejor película y dirección. Más tarde vino la controvertida Pasión de Cristo (2004), cuya crudeza no dejó a nadie indiferente y finalmente hizo Apocalypto. Esta última es, sin duda, la obra más atrevida y arriesgada de su filmografía. No sólo por la historia que cuenta y cómo la cuenta (prácticamente sin diálogos y los pocos que hay son en maya) sino también por escoger aborígenes como protagonistas de la historia. Muchas veces sentenciamos a Gibson por sus comentarios desacertados y, aunque ciertamente son censurables, obviamos otras decisiones como la de escoger nativos en una historia sobre la cultura maya. De primeras parecería algo lógico, pero con antecedentes recientes como La gran muralla o Dioses de Egipto donde actores más blancos que la leche interpretan a personajes de otras razas, la lógica empieza a parecernos una quimera. Apocalypto es sin duda un gran producto de entretenimiento con pinceladas de veracidad y altas dosis de adrenalina pero, por encima de todo, es un ejercicio de maestría visual; una experiencia sensorial que te dejará boquiabierto.



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