Una familia de perdedores y…¿ganadores? Noah Baumbach nos narra con su estilo característico las vivencias de una familia de la sociedad media neoyorquina.
No estoy muy versado en la filmografía de Noah Baumbach, aunque lo poco que he visto me llama poderosamente la atención. Su cine recuerda, por momentos, a un híbrido entre el humor negro de Woody Allen y los personajes pintorescos de Wes Anderson (sin su extravagante diseño artístico); cabe recordar que, al igual que estos realizadores, Baumbach también elabora los guiones de sus películas. The Meyerowitz Stories es su última creación, que cuenta la historia de una familia disfuncional que se ve obligada a reunirse con motivo de la celebración de la carrera artística del progenitor, Harold Meyerowitz. Con un magnífico elenco entre quienes destacan Dustin Hoffman, Adam Sandler, Ben Stiller y Emma Thompson, este drama con tintes cómicos tiene mucho que decir sobre las relaciones paternofiliales.
Comenzaré
hablando del guión de Baumbach, que articula con sencillez y eficacia los
numerosos argumentos que pretende exponer. Temas tan complejos como el fracaso,
la frustración o la decepción entre congéneres se tratan aquí con acierto y
sutileza. Y como suele ocurrir en todas las familias, el origen de muchos males
radica en las etapas formativas. Danny (Sandler) es el hijo más mayor: apenas pudo
conocer a su padre, más preocupado de su arte que de su familia; su relación es
tormentosa, ya que Harold lo ningunea y lo considera un don nadie. Jean
(Marvel) es la hermana de Danny: su personalidad ensimismada encierra más secretos
de los que salta a la vista. Por último, Matthew (Stiller), hermanastro de
estos últimos, es el menor de la familia: su éxito profesional como hombre de
negocios en Los Angeles no se compagina con la idea que Harold, su padre, tenía
en un principio para él; aunque esté orgulloso, no sabe como decírselo. En cuanto a Harold, ya entrado en la tercera
edad, su vida se centra en recopilar recuerdos, tratar de pasar más tiempo con
sus hijos y conmemorar su carrera de escultor. Estas serían, a grandes rasgos,
las personalidades de los personajes protagonistas del filme. Por supuesto,
Baumbach guarda lo más importante en los detalles de las conversaciones
expuestas en el filme con cotidianidad ensayada; las fobias y las filias, los
deseos y los miedos, las ilusiones y los desengaños tienen todos cabida en los
diálogos de Baumbach. Esta es una de esas cintas que no presumen de grandes
giros argumentales ni trucos efectistas sino más bien en la simpatía (o
antipatía) que generan en el espectador. La historia pide la complicidad del
público: si este se la da entonces disfrutará, sino le aburrirá. Digo esto
porque las películas cuyo contenido es más humano y emocional que la media,
suelen gustar o cansar. Porque el cine se mueve en el espacio entre dos polos
opuestos: el lado más entretenido y el más sesudo y The Meyerowitz Stories se
decanta más por este último. Cierto es que, como dije en la introducción,
cuenta con algo de humor aunque este tampoco será a gusto de todos.
En
cuanto a las actuaciones, cabe resaltar al trío formado por Sandler, Hoffman y
Stiller. El primero es probablemente el mejor: su personaje, que hace de
brújula para el espectador, es con el que más logré empatizar. Su mejor actuación desde Embriagado de amor (2002). Por su parte, Hoffman hace un papel esencial para dar autenticidad al conflicto familiar y
Stiller, con menos minutos en pantalla que estos dos, logra situarse con éxito
como la “némesis” de Sandler. Las disputas entre estos tres son sin duda las
más enriquecedoras del filme. No obstante, Baumbach desaprovecha en mi opinión
a Emma Thompson y a Elizabeth Marvel. No es que sus personajes carezcan de interés;
más bien parece que al director y guionista le importase poco o nada darles un
significado. Tristemente quedan relegadas a un segundo plano. También eché en
falta un acompañamiento musical en forma de jazz, un estilo muy utilizado por
Woody Allen, que pega muy bien con el tono de esta cinta.
En
definitiva, esta cinta nos habla de relaciones familiares: cómo se dañaron y
cómo repararlas (si eso aún es posible). Y en este intento de salvar vínculos surgirán
todos aquellos secretos, rencores y rencillas que se fueron acumulando tras
años de amarga convivencia. Una película reflexiva, por momentos contemplativa,
aunque siempre interesante. Pese a que el drama humano de Baumbach funciona, por
momentos se siente como una oportunidad perdida; algunos personajes están
completamente desperdiciados. The Meyerowitz Stories está concebida para los aficionados
a un cine más íntimo y personal, que mira más a los entresijos emocionales de
la sociedad moderna.
7.5/10:
FAMILIA…NO HAY MÁS QUE UNA.
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