Continuamos este especial con lo más granado del Festival de Sitges online 2020. Antes de nada, quiero empezar este artículo agradeciéndoos a todos por la gran acogida que tuvo la primera parte. Sé que me repito mucho y me vais a disculpar, pero es que nunca está de más reiterar las verdades: sin vosotros, no sería lo mismo. Este blog empieza y termina con vosotros, con vuestra participación y vuestros comentarios.
Pero bueno, basta ya de sensiblerías y pasemos a hablar de casquería, de horror y sobretodo, de la diversión que nos está procurando este festival online. ¡Os aseguro que estas cuatro películas os fliparán!
Mandibules
El realizador francés Quentin Dupieux, un asiduo en el Festival de Sitges, repite participación con Mandíbulas, una comedia absurda y surrealista con una premisa de lo más divertida. Seguramente estemos ante la experiencia más disfrutable, ligera y desenfadada de todo el certamen.
La historia nos presenta a dos amigos, Manu y Jean Gab, los cuales roban un coche para realizar una misión en la que tienen que entregar un misterioso paquete. Todo se tuerce cuando descubren una mosca gigante atrapada en el maletero. ¿Qué se le ocurrirá a este par de idiotas hacer con ella? Os puedo avanzar que nada bueno.
La historia en sí no es nada del otro mundo, tan solo una excusa para mostrar las andanzas y peripecias de estos amigos que no son sino una versión de “Dos tontos muy tontos” a la europea. Las conversaciones y el lenguaje utilizado es muy gamberro y ordinario, lo cual ayuda a transmitir al espectador esa sensación de colegueo y de buen rollo imprescindible para que este filme funcione.
Mandíbulas es, ante todo, un ejercicio esperpéntico llevado al extremo. No intentéis buscarle sentido ni lógica, porque esta brilla por su ausencia y esa es precisamente su gran baza. A Dupieux le da igual lo que pienses, sabe lo que quiere contar y cómo lo quiere contar.
Tiene momentos realmente desternillantes, personajes sui generis y una relación de amistad extraña y disfuncional que, por algún motivo, se retroalimenta a base de embrollos y locuras varias.
Las interpretaciones también ayudan a sumergirte en esta aventura, destacando la química entre los dos amigos protagonistas y algún personaje secundario como el de Adèle Exarchopoulos, una roba escenas en toda regla.
Si queréis pasar un rato entretenido, sin mayor expectativa que reírse acompañado de unos colegas y unas cervezas preferiblemente, entonces Mandíbulas cumple a la perfección. Lo que cuenta quizá os parezca intrascendente, insustancial y tan insignificante como una mosca, pero a veces lo trivial está infravalorado. Así que dejémonos llevar y… ¡toro!
Sección: SOFC
Precio del alquiler: 6€
Impetigore
Desde Indonesia con terror. Joko Anwar se presenta en Sitges con Impetigore, una cinta de horror folklórico que no dejará indiferente a nadie. Esta particular mezcla de drama familiar, terror rural, fantasmas e incluso sectas hará que pases un buen mal rato, a la vez que te preguntas porque demonios hemos tardado tanto en descubrir el cine de este país.
La historia se ambienta en el presente, donde seguimos a una joven llamada Maya y a su amiga, Dini, las cuales trabajan en un peaje. Hartas de él, deciden dejarlo para abrir juntas un negocio, pero este no prospera, dejándoles una única salida: regresar al pueblo de Maya, del que huyó hace muchos años, para que ésta reclame la herencia familiar. Sin embargo, su familia, que en otro tiempo regía el pueblo, ya no es bienvenida a causa de un terrible maleficio que cae sobre ellos.
No diré más, ya que Impetigore está plagada de sorpresas, giros extravagantes y un buen puñado de flashbacks que nos ayudarán a comprender la truculenta historia que esconde el pueblo y sus antepasados.
Joko Anwar juega con el terror de las masas alienadas por un líder. Maya no se enfrenta solo a una fuerza sobrenatural, sino también la de sus propios congéneres y eso, aunque leído pueda parecer poco aterrador, no lo es tanto cuando te sumerges en su narrativa.
Ya desde un principio, el realizador hace que sientas la tensión que atraviesa la protagonista, con unas escenas muy bien rodadas que no dan tregua al espectador. Le sigue un buen tramo de suspense y misterio, donde el guion sienta las bases de lo que está por venir para que, llegado el desenlace, Anwar pueda desatar toda su creatividad sobre un lienzo de sangre, traiciones familiares y traumas infantiles.
Impetigore mide muy bien los tiempos, crea una atmósfera asfixiante y malsana, sabe jugar bien sus cartas y mantener al público intrigado en todo momento. Quizá abuse de ciertos recursos, como el mencionado flashback, pero el resultado es más que satisfactorio.
Sección: Panorama Fantàstic
Precio del alquiler: 5€
Beauty Water
La gran sorpresa de este festival nos llega, como no, desde Corea del sur. El país asiático lleva años cosechando elogios tanto de crítica como de público. La cinta de anime Beauty Water es una demostración más de que, cuando se trata de hacer historias con fuerte carga social, nadie los gana.
El director Kyung-hun Cho nos trae una obra de terror psicológico que busca ahondar en la frágil mente de aquellos que se obsesionan por cultivar su cuerpo. Una crítica ácida y mordaz, con muy mala leche e incluso grotesca, que hará que nos replanteemos hacia dónde se dirige nuestra sociedad y si las redes sociales, lejos de unirnos, nos distancian aún más.
Yaeji es una chica normal y corriente, con un trabajo normal y corriente y unos padres que la quieren. Desgraciadamente, la sociedad que la rodea no la acepta, ya que su físico dista mucho de los cánones de belleza auto impuestos. Esto le causa problemas con sus compañeros de oficio, con sus superiores y por encima de todo, le causa problemas mentales que la empujan al auto desprecio. Todos sus miedos, complejos y frustraciones se esfuman cuando descubre un nuevo y revolucionario cosmético, llamado Beauty Water, con el que podrá esculpir su cuerpo a voluntad.
Recordándome a Perfect Blue y The Neon Demon en ciertos aspectos, sobretodo en lo referente a la presión social y a la idolatría al famoso de turno, Beauty Water se desmarca del resto con un acertado análisis psicológico sobre la pérdida de la identidad y del amor de nuestros seres queridos. Y es que todo beneficio viene con sus inconvenientes y en el caso de Yaeji, son trascendentales hasta el punto de crear un nuevo yo. ¿Qué estaríamos dispuestos a dar a cambio de saborear la fama? Cuestiones que quizá no nos preguntemos, pero que están muy latentes en esta sociedad consumida por la imagen.
No obstante, Kyung-hun Cho no se limita únicamente a criticar al conjunto de la sociedad como elemento opresor del diferente, sino también al individuo, en este caso representado por Yaeji, la cual pervierte su cuerpo y alma hasta un extremo malsano.
No sé vosotros, pero yo me he preguntado en más de una ocasión para qué sirven las redes sociales. ¿Están para compartir ideas, generar debates y disfrutar de pasiones compartidas? ¿O son una herramienta para alimentar nuestro ego? Y si es así, ¿cuándo deja de ser en un lúdico pasatiempo para convertirse en una adicción? Es evidente que las redes no son tan inocuas como parecen, que pueden llegar a afectarnos profundamente e incluso esclavizarnos, tanto en el éxito como en el fracaso, pero entonces, ¿dónde está el límite?
Puede que su apartado visual, mezclando el 2D con el 3D, no sea su punto fuerte, pero tampoco lo necesita cuando cuenta con un mensaje tan potente. Si os gusta este tipo de cine denuncia que abre un espacio para la reflexión, a la vez que entretiene y revuelve estómagos, tenéis una cita con Beauty Water.
Sección: Anima’t
Precio del alquiler: 5€
Vicious Fun
Terminamos este segundo y definitivo bloque de recomendaciones igual que lo empezamos. Vicious Fun es una irresistible golosina para el aficionado a la estética y a la música sintética ochentera. Dirigida con gran pulso y sentido del ritmo, el canadiense Cody Calahan nos trae una obra cargada de carisma y muy mala leche, idónea para circuitos festivaleros como este.
La historia nos presenta a Joel, un joven y ambicioso crítico de cine, especializado en terror, que se tropieza por casualidad con un grupo de terapia para asesinos en serie. La premisa no podría ser más original y cachonda y aunque el desarrollo no sea todo lo ambicioso y exagerado que pedía una propuesta de estas características, tampoco es que se quede corta.
Con unas interpretaciones muy ajustadas al tono y estilo del filme, destacando sobretodo las del dúo protagonista conformado por Evan Marsh y Amber Goldfarb, Vicious Fun tiene suficientes dosis de gore y de acción como para mantenerte ojiplático durante algo más de hora y media.
Cada escenario se aprovecha al máximo, cuidando hasta el último detalle de los decorados, el atrezzo y sobretodo la iluminación, donde priman las luces fluorescentes de neón. A su vez, la banda sonora de Steph Copeland le añade un punto molón y electrizante que conjuga a las mil maravillas con las gamberradas que vemos en pantalla.
Junto con Mandíbulas, Vicious Fun probablemente sea la experiencia definitiva para entender lo que significa vivir un festival de cine de género como el de Sitges. Pura extravagancia y controversia elevada a la enésima potencia y esculpida a golpe de motosierra en las pantallas de nuestros televisores.
Sección: Panorama Fantàstic
Precio del alquiler: 5€
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