El hombre detrás de la leyenda americana

"El francotirador" está dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Bradley Cooper quien encarna al francotirador más letal de la historia del ejército americano Chris Kyle. 11-S, las torres gemelas han sido derribadas y todo el mundo está consternado por la brutalidad de las imágenes que se emiten por televisión. Chris Kyle, un cowboy tejano sin demasiadas aspiraciones, conmocionado por dicho ataque terrorista decide darle mayor propósito a su vida alistándose en el ejército, concretamente en el cuerpo de élite de los Navy Seals. A partir de ahí, Chris cambia paulatinamente de carácter, afectado por una guerra dura y cruel donde las atrocidades cometidas por -nosotros- los seres humanos están a la orden del día y que imposibilitarán su posterior integración en la sociedad y en el trato familiar.

Eastwood regresa a uno de los géneros que mejor se le dan, con una historia digna de contar, una interpretación de Oscar y una dirección fluida, una mano firme y sólida que corrobora una vez más que Clint no es solamente un gran actor sino uno de los mejores directores de nuestros tiempos. La seguridad y sobriedad con la que se rueda la película es sensacional, desde el mismo instante en que compras el ticket sabes que vas a ver buen cine y eso es exactamente lo que recibes. Poco importa si estás de acuerdo con su ideología, este señor de 84 años merece el apoyo y respeto de toda la audiencia solamente por los estándares de calidad a los que nos tiene acostumbrados y el nivel de compromiso y seriedad que, a su longeva edad, mantiene en todas y cada una de las películas en las que interviene -ya sea de actor, director o productor-. La historia, que narra la vida de este legendario soldado notablemente, toma un marcado peso hacia su aspecto militar y su participación en la guerra de Irak, dejando algo de lado su faceta parental y marital lo que quizás sea su mayor punto débil. Y es que en sus más de dos horas de duración, siento que podría haberse explorado más en profundidad el Kyle "personal" más que el "popular", ya que es ese el más desconocido e interesante lado del mismo. La actuación de Cooper es soberbia, cruda y descarnada, mostrando magistralmente la extenuación mental y física que demanda la guerra y las consecuencias que ella conlleva una vez terminada.


En definitiva, la última obra del otrora Harry "El sucio" lo devuelve a la senda del éxito -tras los fiascos de "Más allá de la vida" o "J. Edgar"- con una cinta que aunque lejos de ser perfecta es más que satisfactoria, alejándose del patriotismo de tercera y representando tanto la heroicidad como la locura, la lealtad como la obediencia. El personaje de Kyle está bien dibujado, su personalidad conservadora, patriótica y temerosa de Dios está bien definida y aunque al finalizar la sesión nos quedemos con su lado más famoso, hay atisbos del confundido hombre tras la fachada apócrifa que la belicista sociedad americana le cuelga cual cartel, "La leyenda”.



7.5/10: LA GUERRA ES LA PEOR DE LAS ADICCIONES

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