El mayor villano de DC es la Warner


Tras el éxito cosechado por Disney con su universo cinematográfico de Marvel, Warner Bros. decidió mal y tarde hacer lo propio con DC cómics. Entrando en un juego infantil de disputas, la Warner se saltó los entrantes yendo a por el plato fuerte. Enseguida “disfrutamos” del ansiado -y atropellado- enfrentamiento entre los dos titanes del cine: Batman v Superman. Ahora, lamiéndose aún las heridas por la cantidad de palos que recibieron, la vetusta productora da palos de ciego con El Escuadrón Suicida. Dirigida por David Ayer y protagonizada por Will Smith, Margot Robbie, Jared Leto y Viola Davis entre otros, ésta suponía su gran oportunidad de redención y tenía todas las papeletas para alcanzarla, tal y como atestiguaban los trailers promocionales. La premisa es de lo más prometedora: reunir a un grupo de escoria con cualidades sobrehumanas, para intervenir en las situaciones más peliagudas y salvar al mundo. A priori, parece tarea imposible estropear una idea tan brillante y original. Claro que con los ejecutivos detrás del desastre de BvS, lo imposible tiende a convertirse en realidad.

No me ha resultado fácil poner en orden todos mis pensamientos sobre esta cinta, sobretodo con el empeño que ponen en confundir al espectador. Este es un filme atípico, lleno de desbarajustes y parches a última hora, como si a alguien le hubiera entrado un ataque de pánico repentino. Empezando por un guión que se rumorea haber sido escrito en tan solo seis semanas por el director David Ayer. De ser así, explicaría por qué resulta tan apresurada. Es como si en lugar de intentar construir una historia coherente con personajes llenos de matices, Ayer se limitara a rellenar una lista con “cosas que hacer”. En el interior de El Escuadrón Suicida encontraremos al menos tres o cuatro películas independientes. Soy consciente de lo complicado que resulta presentar bien a tantos personajes y a la vez insuflarlos de vida, pese a que ya lo hiciera exitosamente en Corazones de acero. Lo que ocurre es que lo que se intuía como una historia coral, se convierte en la de unos pocos privilegiados -Will Smith como Deadshot y Margot Robbie como Harley Quinn- y el resto son relegados al ostracismo. A su vez, las motivaciones de algunos personajes como Amanda Waller, Diablo y Encantadora son caricaturescas y estereotipadas (abro un paréntesis para mencionar el espantoso CGI empleado sobre Encantadora que, junto a la floja interpretación de Delevingne, la coloca entre los peores personajes de cómic que haya visto la gran pantalla). Otros como el Capitán Boomerang o el Joker de Jared Leto, fueron víctimas de un montaje nefasto, que omitió gran parte de sus arcos narrativos. Y es que el mayor de los villanos del escuadrón fue el tortuoso proceso de montaje que despedazó la narración , desaprovechó al mejor personaje (Harley Quinn) en ridículos sketches fuera de contexto, y metió a calzador las introducciones de cada supervillano. Todo ello aderezado con un sinfín de “greatest hits” que, lejos de acompañar, desviaban la atención del plato principal. Por cierto, hablando de la nueva -y dolorosa- reimaginación del Joker, que se asemeja más a un excéntrico gángster obsesionado por los tattoos y con un gusto hortera que a un desquiciado psicópata capaz de poner en jaque al mismísimo Batman. Además, su presencia es tan testimonial que de haberse eliminado el personaje, nadie se habría dado cuenta, lo cual decepcionará a sus fans. 


Dejando de lado todo lo negativo, centrémonos en lo puntos a favor, siendo uno de los principales el ansiado regreso de Will Smith. Es evidente que el ocurrente intérprete norteamericano se lo ha pasado bien, tanto con su personaje como con el equipo. Especialmente con Margot Robbie, con la que ya rodó Focus y se compenetran a las mil maravillas. Cada vez que aparecen la chispa salta, más aún que entre la pareja Joker/Harley, lo cual es preocupante. Lo cierto es que ninguno hace un mal trabajo -exceptuando a Cara Delevingne y Joel Kinnaman (Rick Flag)- y eso salva a la cinta del desastre. También me gustó el “look” de los flashbacks que explican el origen de Quinn, aunque resulta un bocado agridulce el que una trama tan interesante -que podría emplearse en una película spin-off- se malgaste en pequeñas pinceladas inconexas. Además, sospecho que los rumores que corren sobre la existencia de una versión del director alternativa sea cierta, con lo que me intriga ver lo que David Ayer realmente tenía en mente con El Escuadrón Suicida.

En definitiva, la última película del universo DC no cumple con las expectativas puestas en ella. Creo que la cinta de David Ayer sufrió las consecuencias del pánico de los ejecutivos de la Warner, quienes temiendo caer de nuevo en el fracaso que supuso Batman v Superman, decidieron pegar un giro de 180º. Villanos que resultan demasiado simpáticos, una banda sonora que les queda peor que una escopeta a un santo y una historia deslavazada que hace un flaco favor al futuro a esta banda de antihéroes. Si me preguntáis si iría a ver una secuela os diría que sí pero con reservas. Muchas reservas. Pese a gozar de una buena premisa, su ejecución es tan atropellada y caótica y sus personajes están tan mal definidos, que una secuela debería corregir casi la totalidad de esta obra. No recomendaría que os gastarais el dinero en ella a excepción de aquellos yonquis del cine de superhéroes que sufran de abstinencia.  



5/10: EL MALVADO ESCUADRÓN DE DIRECTIVOS DE LA WARNER.



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