2016 fue un año lleno de películas, algunas que celebrar y otras que erradicar de la faz de La Tierra. en esta lista os detallo estas últimas, ya que prefiero quitarme antes el mal trago. Y antes de arrancar, quiero recordaros que hubo muchos títulos nefastos que me perdí -ya sea por falta de tiempo o por desgana-; por eso, si echáis en falta alguna catástrofe cinematográfica como Siete Vidas, Zoolander 2 o Mi abuelo es un peligro es porque tuve el placer de no verlas. Además, tampoco intento sentar cátedra o presentar verdades absolutas sino dar mi humilde opinión que podréis compartir (o no). De darse el segundo caso, os invito a dejar vuestra propia lista en la sección de comentarios. Dicho esto, ¡comencemos!
10) Batman v Superman. 250 millones de presupuesto y
un elenco lleno de estrellas no sirvieron a Zack Snyder y Warner Bros. del
desastre ¡Y mira que era difícil fastidiarla! A priori, la idea sonaba genial;
dos de los más icónicos superhéroes de la cultura pop dándose mamporros por
diferencias éticas. Sin embargo, lo que obtuvimos a cambio fue una historia mal
contada de principio a fin y un villano que más que dar miedo producía tirria.
Ninguno de los actores se salva de la quema; ni siquiera Ben Affleck,
encarnando eso sí al Batman más deprimente y apagado de todos los vistos en
pantalla. La pelea del siglo se convirtió en el bostezo del siglo. Tanto bombo
y platillo para terminar a medias y gritando con sorna: ¡Martha!
9) Infierno Azul. Y para gritos los que tuvo que
pegar Blake Lively en su interpretación de una surfera que debe enfrentarse al
depredador más feroz de los océanos: el gran tiburón blanco. Por desgracia, el
título de Jaume Collet-Serra carece de la tenacidad de Tiburón (1975) o del
cachondeo de Sharknado. Se toma demasiado en serio a sí misma pero no consigue
esa sobriedad del filme de Spielberg. Por si esto fuera poco, también tiene uno
de los peores usos de CGI del año.
8) Marea Negra. Algo de lo que sin duda no carecía
esta película eran efectos especiales, aunque todo lo que ganaba con ellos lo
perdía en lo demás. La razón por la cual la ubico por encima es porque ésta
contaba la historia real de una de las catástrofes medioambientales más graves
de la historia. A su vez, el director Peter Berg tenía a su disposición a
actores como Mark Whalberg, Kurt Russell y John Malkovich. Mucho ruido y pocas
nueces; así la resumiría. Su acción es de las más confusas del año y los
diálogos dan pena y desaprovechan el talento de los intérpretes. Ah y no
quisiera olvidar su punto más frustrante: con el mensaje medioambiental y
ecologista que podría haber incluido en su película, Berg prefiere sustituirlo
con explosiones al más puro estilo “Michael Bay”.
7) Luces Fuera. Ahora me ves…ahora no me ves. Ese es
el único truco más terrorífico que se le ocurre a David Sandberg en su ópera
prima. Nada más, literalmente. Y ni siquiera intenta reservarlo para su clímax
final. Claro que si ese es el único recurso a tu disposición, supongo que no te
queda otra. Recordemos que la película se basa en un exitoso cortometraje de
tres minutos para justificar su existencia. Sin historia ni personajes, tan
sólo con una idea ingeniosa que funciona para un corto, Luces fuera tenía todas
las papeletas de aparecer en esta lista.
6) Elle. ¿Qué pretende decirnos Paul Verhoeven en su última y
críptica obra? Os voy a dar un buen consejo: no intentéis descifrarlo porque no
esconde nada. He de reconocer que sentía cierta curiosidad, ya que todos me
decían que tenía que verla; que me dejaría estupefacto. Así que me decidí:
Verhoeven y cine francés, ¿qué podía fallar? Pues todo. Hacía mucho tiempo que
no sentía el peso del tiempo tanto como viendo Elle y, para el final, miraba el
reloj con espanto. Verhoeven me había robado dos horas largas de mi vida,
aunque me alegre de pasar yo sólo el mal trago. Al menos no me siento mal por
nadie más que yo. Una película tan hierática como sus personajes, carente de
emoción alguna y hueca en su interior. Dime de qué presumes y te diré de qué
careces.
5) Cazafantasmas. La fiebre de los remakes, reboots y demás
inventos se cobró otra víctima con esta queridísima franquicia de los 80. Y
antes de que me crucifiquéis, quiero avisar que mi análisis está colgado en el
blog y podéis ver lo que pensaba entonces y sigo pensando sobre Cazafantasmas
(2016). Nada tiene que ver con que las protagonistas sean mujeres; a mi con tal
de que fuera buena como si ponían perros parlanchines. Desgraciadamente no sólo
no fue buena sino que resultó ser un lío. Entre el exceso de CGI, una historia
inexistente y una comedia que brillaba por su ausencia, este fracaso costó la
escalofriante cifra de 144 millones de dólares, ¿os lo podéis creer? Yo
tampoco. No sólo el nuevo equipo de cazafantasmas no congenia en absoluto sino
que, por alguna razón, su director omite cualquier homenaje a las películas
originales. Eso sí, que no falte el desfile de cameos humillantes: Bill Murray,
Dan Aykroyd, Sigourney Weaver, etc. Para que os sirva de referencia, el villano
de la original era Gozer, Dios Sumerio de la Destrucción (mola, ¿verdad?).
Bueno pues aquí se enfrentan al temible…Rowan North.
4) Nerve. De nuevo otro ejemplo de una premisa
desaprovechada que, como le pasaba a Marea Negra, tira a la basura todo ese potencial
a favor de la superficialidad. Podrían haber sustituido a la pareja
protagonista con un par de muñecos de cera y nadie hubiera notado la
diferencia; la historia es tan absurda e inconexa que te entran ganas de lanzar
el mando al televisor y, a falta de un buen villano, tenemos una malvada
aplicación que incumple todas las leyes habidas y por haber y controla a la
masa adolescente como el pastor a las ovejas. Carece de pulso, interés o acción
verosímil…¡carece de todo! Lo único con sentido es su título, porque poner si
que me puso de los nervios.
3) Escuadrón Suicida. Y por fin entramos en el ignominioso
Top 3. Empiezo a oler la catástrofe, tal y como lo hiciera Robert Duvall con el
napalm en Apocalypse Now. La medalla de bronce se la lleva la última superproducción
de Warner/DC, escrita y dirigida por David Ayer. Este director llevaba una
filmografía inmaculada, llena de títulos interesantes que sobresalían por sus
historias de crudeza y violencia. Parecía un tándem condenado a
entenderse...pero no fue así. La culpa la tienen las seis semanas semanas de
las que dispuso Ayer para crear un amago de guión y las trabas de los
ejecutivos en la sala de montaje y edición. El resultado es una película
fallida en todos los aspectos imaginables: personajes, ambientación y acción.
2) Dioses de Egipto. Alex Proyas era un gran director que
contaba cada proyecto como éxito (El
cuervo y Dark City) e incluso Yo, Robot me pareció aceptable. Luego
vino Señales del futuro, que nos fue
indicando el desastre que estaba por venir. Ambientada en El Antiguo Egipto y
protagonizada por personajes propios de su mitología, la película intentaba
sumergirnos en un mundo de fantasía épico y emocionante. No obstante, el exceso
de CGI junto a unos actores hieráticos pronunciando algunos de los diálogos más
ridículos del año desecharon todo el potencial que tuviese la premisa. Esta
obra personifica todo lo malo de Hollywood hoy en día; blanqueo en el cine
("whitewashing"), historias endebles y arrogancia desproporcionada (véanse los
comentarios del realizador). En definitiva, yo creo que hay dos tipos de malas
películas: aquellas con las que te echas unas risas y otras que te provocan
sopor (o malhumor, según la hora del día). Dioses de Egipto entra en esta
última categoría.
1) Independence Day: Contraataque. Ya no es sólo que sea
mala sino que es un auténtico despropósito para cualquiera de los numerosos
seguidores de la original. Señor Emmerich, ¡nadie necesitaba esta secuela! Lo
único que consiguió es dejar en mal lugar uno de los blockbusters más queridos
de los 90. Cierto que los trailers presagiaban la debacle pero es que una cosa
es imaginarse el horror y otra verlo. Nunca pasé más vergüenza en una sala que
en las interminables dos horas de metraje; empezó mal, continuó peor y terminó
siendo un mal chiste. Yo me conformaba con un entretenimiento pasajero (y como
yo, muchos otros) pero falló incluso en esa simple tarea ¿¡Cómo se puede
destrozar una historia que enfrenta aliens contra humanos en una batalla
galáctica!? El Señor Emmerich sí la encontró. Y de paso acabó con cualquier
atisbo de nostalgia de los fans cuando convirtió a Bill Pullman y Jeff Goldblum
en tristes caricaturas (y prefiero no hablar del destino del personaje de Will
Smith). En su lugar nos encasqueta actores de nueva hornada, como Liam
Hemsworth, con capacidades
interpretativas escasas y carentes de carisma. Y lo peor es que el desenlace
coquetea con la posibilidad de una tercera parte.
- Fuente (Imágenes): http://www.filmaffinity.com/es/main.html
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