Crítica – Star Wars. Episodio VIII: Los últimos Jedi (Spoilers)

Star Wars: Los últimos Jedi ya se ha estrenado en cines y muchos de vosotros la habréis visto, así que ha llegado el momento de hablar en profundidad de la cinta dirigida por Rian Johnson. Os aviso que este artículo contendrá spoilers importantes de la película; si no la habéis visto aún, id y formaos una opinión de ella; luego continuáis leyendo si queréis.

Si queréis leer mi crítica sin spoilers, seguid el enlace: Crítica - Star Wars: Los últimos Jedi


Entiendo que si prosigues es porque ya la viste o porque no te importa que te destripen la película. En esta crítica con spoilers entraré en detalles sobre todo lo que me gustó y lo que no me gustó de Los últimos Jedi, porque si algo provocó este episodio en mí fueron sentimientos encontrados. Rian Johnson tomó decisiones valientes pero creo que falló en la ejecución de algunas de ellas y es a nivel de guión donde encuentro la mayor parte de los problemas.

Una de las primeras y quizá de las más importantes decisiones fue la muerte de Snoke. Sí, el Líder Supremo que Abrams nos presentaba en el Episodio VII como el mayor de los males, muere como un cualquiera a manos de Kylo Ren. Su discípulo, que apenas pudo pelear contra Rey en la anterior entrega, consiguió engañarlo de la forma más absurda posible: con la espada láser de Luke descansando en uno de los reposabrazos de su trono, Kylo lo mueve mediante la Fuerza para que apunte a Snoke y lo atraviesa, cortándolo por la mitad. Para mí, este fue un caso de buena idea, mal ejecutada. Hay quienes dirán que a Snoke le pudo la soberbia, que se confió demasiado y estoy de acuerdo pero, ¿hasta qué límite? La película establece que el vínculo telepático que une a Kylo y Rey fue en realidad una trampa tendida por Snoke. Luego vemos como los ningunea a ambos, demostrando mayor habilidad en la Fuerza que ambos juntos. Sin embargo, después de mostrarnos a Snoke como alguien ampliamente superior tanto en intelecto como en destreza, Johnson toma un giro de guión repentino con el que derrumba todo lo que había establecido previamente con el personaje.


Y ahora es cuando me decís, ¿no murió el Emperador en las mismas circunstancias? Sí, pero a él lo mató un Darth Vader que había demostrado durante toda la trilogía ser superior al menos en destreza a Luke Skywalker, el héroe de la historia. Eso sin mencionar que el vínculo familiar establecido entre éstos dos a lo largo de la trilogía, llegó a su clímax cuando Vader presencia al Emperador intentando matar a su hijo y éste termina matándolo y logrando de este forma su ansiada redención. Por supuesto, no pretendo que hagan un copia y pega en Los últimos Jedi, sino que desarrollen más el drama entre los protagonistas para que, llegado el momento, tenga mayor significado para el espectador. El diseño de Snoke y la voz que le otorga Andy Serkis son unos mimbres excelentes para construir un personaje amenazador y misterioso –algo que nunca tuvo el Emperador–.

Pasando a otro punto negativo, la revelación de los padres de Rey no podría ser más confusa para el espectador. En El despertar de la Fuerza, Abrams apostó por mantener su pasado en el más absoluto de los secretos, indicando que su linaje jugaría una parte importante en el futuro. Incluso hubo una escena en el castillo de Maz Kanata en la que Rey recoge la espada láser y tiene una visión, donde la vemos de niña pidiendo a sus padres que volviesen y mientras, escuchábamos de fondo a Obi-Wan llamándola por su nombre. Pero todas esas pistas, guiños y misterios al final no llevan a ninguna parte, porque sus padres no son más que unos chatarreros que la vendieron por unas cuantas monedas y la revelación la hace el malvado Kylo Ren, con lo cual tampoco podemos fiarnos de su palabra. Otra vez, la idea no es necesariamente mala pero la ejecución podría haber sido mucho mejor. Digo yo que siendo una secuela del Episodio VII, Los últimos Jedi debería al menos jugar con los elementos presentados previamente. En lugar de esto, rompe con ella y deshace lo que planteó Abrams.


Luego está el momento en la isla con Luke, en el que Rey desciende a esa fosa oscura y se ve delante de un espejo. Ella le pide que le muestre a sus padres y éste le muestra su reflejo, como cualquier otro espejo haría. ¿Significa esto que Rey no tiene padres y es hija de la Fuerza, como Anakin? ¿O a Rian Johnson le gusta burlarse de los fans de Star Wars? Yo apuesto por esto último, aunque es posible que Abrams deshaga en el Episodio IX todo lo hecho por Johnson.


Si de verdad el linaje de Rey no importa nada, ¿por qué sembrar la duda en primer lugar? ¿Por qué no hacer al personaje consciente de ello desde el principio? Hubiese resultado original empezar El despertar de la Fuerza despejando esa duda. Creo que su personaje es mucho más interesante cuando explora los motivos por lo que tiene estos poderes. Es esa crisis de identidad y ese pánico que sufre el que me fascina; en cuanto a su padres, por mí como si es hija de Jabba El Hutt.

En la crítica sin spoilers comenté que uno de mis mayores temores era que esta trilogía no tuviese un hilo conductor; que fuese pegando bandazos sin un rumbo definido. Tras ver Los últimos Jedi, es como si Abrams y Johnson no se hubiesen sentado juntos para acordar la historia que pretenden contarnos en esta trilogía y hacia donde la quieren llevar. Mis mayores temores se confirmaron cuando, en una entrevista concedida al programa de “Kermode and Mayo” de la BBC, el entrevistador le pregunta a Johnson si había un gran storyboard que estableciese el principio, nudo y desenlace de esta nueva trilogía, a lo que él respondió con un rotundo no (pinchad aquí para oír la entrevista. Minuto 4:55) Al hilo de sus declaraciones, reconoce que nadie más que él pensó cómo continuar la historia del Episodio VII.

Otro punto negativo es la subtrama de la Resistencia. La almirante Holdo, que toma el mando tras el percance de Leia, no ve necesario en ningún momento comunicar su plan a nadie de la Resistencia –pese a tener uno bastante bueno –, porque de hacerlo no tendríamos toda la historia con Finn, Rose y Poe. Es cierto que todas las películas de fantasía se permiten licencias narrativas, pero esta va contra la lógica humana. Piénsenlo: la Primera Orden los tiene a su merced, destruyendo naves aliadas cada poco, mientras son testigos de la muerte de sus amigos y familiares. Ante semejante panorama, ¿creen que un líder debería de comunicar su plan con el resto, para encender una chispa de esperanza o hacer como si nada sucediese, permitiendo que el pánico invada a los miembros de su equipo? La respuesta me parece evidente.


Mucha gente se quejó de la aventura en el casino y de la posterior infiltración en la nave de Snoke y no es de extrañar, ya que todo se origina por el garrafal fallo de lógica de la Almirante Holdo. Al final, esta subtrama no sirvió mayor propósito que darle a Finn, Poe y Rose algo que hacer en la película. Es como si Rian Johnson se hubiese olvidado de ellos y antes del rodaje dijese: “¿Cómo hago para incluirlos en el argumento? ¡Ya está! Hago que Holdo sea mala y Poe, Finn y Rose busquen una solución al problema. Aunque al final todo lo que hicieron resulta en vano y Holdo en realidad es buena y tiene un plan brillante. ¡Soy un genio!”. De nuevo, no tengo nada en contra de la idea pero entonces haz que Holdo sea realmente una espía de la Primera Orden y ellos tengan que pararle los pies.

El último punto negativo que quisiera discutir está ligado a éste último y tiene que ver con la relación entre Luke y Rey. ¿Por qué digo esto? Pues porque la subtrama de la Resistencia ocupa más de media hora y ese metraje podría haberse aprovechado en pasar más tiempo en la isla con Luke y Rey, explorando mejor a sus personajes y mostrando el entrenamiento de Rey. Por una parte, la forma en la que se explica el exilio de Luke no cuadra con su carácter; se dice que tuvo miedo de Ben Solo y por un momento pensó incluso en matarlo. Pero, ¿estamos hablando del mismo Luke que se negó a combatir contra el Emperador, el mayor villano de la galaxia, rechazando el lado oscuro? En El Retorno del Jedi, Luke confronta sus miedos y los resuelve tomando la decisión consciente de mantenerse en el lado luminoso de la Fuerza. Él, que vio a su padre consumido por el mal, comprendió que dejarse llevar por el odio y el miedo acaba con tu vida. Sin embargo, debido a la apresurada narración de Johnson, éste termina describiendo a un Luke cobarde y culpable de dar vida a Kylo Ren, desmontando de esta forma el catártico final del Episodio VI. Además, si Luke se fue a esa isla para morir, ¿por qué dejó un mapa en R2-D2 para que lo encontrasen? De nuevo, inexplicables fallos de guión que terminarán dañando a la trilogía en su conjunto.


Entiendo que el gran tema de esta película es que los héroes como tal no existen; que cualquier persona ordinaria puede hacer algo extraordinario. Los últimos Jedi busca desmitificar la figura de la leyenda y hasta cierto punto eso es un tema recurrente en la saga: en la trilogía original, la lucha de los rebeldes contra el Imperio era una versión espacial de David contra Goliath; las precuelas culpabilizaban a personajes tan importantes como Obi-Wan o Yoda, mostrando una Orden Jedi soberbia.

Cuando al final muere Luke, vi la misma desidia en el guión de Johnson que la de Abrams con la muerte de Han Solo. Falta de interés en explorar al personaje, revistiendo su final con un amanecer binario para sacar las emociones del espectador. Golpe bajo, Johnson. Nos lo intentan vender como redención pero Kylo Ren está más sumido en la oscuridad que nunca, Leia y la Resistencia acaban de sufrir innumerables bajas y Rey aún no ha sido entrenada –aunque ya hizo trucos mentales Jedi, venció a Kylo Ren y consiguió levantar un copón de rocas–.


Es cierto que su maniobra de distracción hizo que la Resistencia se escapara con vida de Crait. Pero eso también lo hubieran conseguido si, momentos antes, Finn se hubiese sacrificado por la causa; un final que, en mi opinión, hubiese convertido a este desertor anónimo del Imperio en un auténtico héroe. Pero no, en su lugar, Rose elige salvarlo a costa de poner en peligro a toda la Resistencia. ¿Por qué? Porque no se gana acabando con nuestros enemigos, sino salvando a nuestro amigos. Una línea que rivaliza en cursilería con los peores momentos de las precuelas.

Pero dejemos de lado la negatividad, para hablar de las grandes escenas que guarda Los últimos Jedi, empezando por la secuencia inicial. Seguramente el mejor arranque de cualquier capítulo de la saga y una perfecta introducción al tono belicista de la película. Poe Dameron demuestra nuevamente un gran manejo del Ala-X y el diseño de los bombarderos nos retrotrae a la Segunda Guerra Mundial, combinando lo antiguo con lo nuevo a la perfección. Además, me gusta la idea de una carrera contrarreloj para salvarse de una muerte segura a manos de la Primera Orden.

Para muchos, la muerte y resurrección de Leia mediante la Fuerza es una oportunidad perdida. Personalmente, me gustó verla hacer gala de sus poderes por primera vez, desde que Luke le dijese: “tú tienes ese poder. Con el tiempo llegarás a usarlo también”. Es cierto que la manera de filmarlo, con un plano entero, puede dar lugar a burlas y comparaciones de todo tipo –unos dicen que Superman, otros Mary Poppins– pero creo que no desmerece al personaje, en absoluto.

Además, Los últimos Jedi goza de grandes reencuentros de Luke con Chewie, R2-D2, Leia y…¡Yoda! Siempre es bonito ver de vuelta a estos personajes clásicos y Rian Johnson los maneja desde el respeto que merecen.

Por último, la comedia funciona bastante bien. Las bromas con los porgs no están sobreutilizadas y personaje como Poe o Finn siguen gastando bromas como lo hacían en el Episodio VII. Sin embargo, el humor de Luke no encaja en absoluto con su personaje, que está supuestamente desconsolado. Hay ocasiones en las que la película tiene momentos con gran potencial dramático y los desaprovecha por dar paso a un chiste o a otra subtrama que no nos interesa lo más mínimo. Luego también mete algún elemento autoparódico que tampoco combina con el estilo de la saga.


En definitiva, este octavo episodio de Star Wars es un autentico lío. Como película independiente creo que tiene virtudes, grandes sorpresas, acción espectacular y una gran factura audiovisual. Ahora bien, como engranaje de algo más grande creo que tiene muchas inconsistencias que no se pueden obviar –te haya gustado el filme o no– y temo que dañe seriamente el siguiente y último capítulo de la trilogía. Momentos que en El despertar de la Fuerza contenían mucho dramatismo, como la escena final en la que Rey entrega la espada láser de los Skywalker a Luke, Rian Johnson los transforma en otra cosa completamente diferente y rompe la continuidad narrativa; cuando volvamos a ver esa última gran escena, perderá todo significado, ya que poco después Luke recoge el sable láser y lo tira como si nada. En mi opinión, estas épicas sagas deberían de tener un principio, nudo y desenlace preestablecido, antes incluso de entrar en producción. Por ejemplo, Peter Jackson estuvo dos años en preproducción antes de rodar la primera parte de la trilogía de El Señor de los Anillos; cuando regresó con El Hobbit, las cosas se hicieron apresuradamente y eso repercutió en la calidad de las películas.


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