Star
Wars: Los últimos Jedi ya se ha estrenado en cines y muchos de vosotros la
habréis visto, así que ha llegado el momento de hablar en profundidad de la cinta
dirigida por Rian Johnson. Os aviso que este artículo contendrá spoilers
importantes de la película; si no la habéis visto aún, id y formaos una opinión
de ella; luego continuáis leyendo si queréis.
Si queréis leer mi crítica sin spoilers, seguid el enlace: Crítica - Star Wars: Los últimos Jedi
Entiendo
que si prosigues es porque ya la viste o porque no te importa que te
destripen la película. En esta crítica con spoilers entraré en detalles sobre
todo lo que me gustó y lo que no me gustó de Los últimos Jedi, porque si algo provocó
este episodio en mí fueron sentimientos encontrados. Rian Johnson tomó
decisiones valientes pero creo que falló en la ejecución de algunas de ellas y
es a nivel de guión donde encuentro la mayor parte de los problemas.
Una
de las primeras y quizá de las más importantes decisiones fue la muerte de
Snoke. Sí, el Líder Supremo que Abrams nos presentaba en el Episodio VII como
el mayor de los males, muere como un cualquiera a manos de Kylo Ren. Su
discípulo, que apenas pudo pelear contra Rey en la anterior entrega, consiguió
engañarlo de la forma más absurda posible: con la espada láser de Luke descansando
en uno de los reposabrazos de su trono, Kylo lo mueve mediante la Fuerza para
que apunte a Snoke y lo atraviesa, cortándolo por la mitad. Para mí, este fue
un caso de buena idea, mal ejecutada. Hay quienes dirán que a Snoke le pudo la
soberbia, que se confió demasiado y estoy de acuerdo pero, ¿hasta qué límite?
La película establece que el vínculo telepático que une a Kylo y Rey fue en
realidad una trampa tendida por Snoke. Luego vemos como los ningunea a ambos,
demostrando mayor habilidad en la Fuerza que ambos juntos. Sin embargo, después
de mostrarnos a Snoke como alguien ampliamente superior tanto en intelecto como
en destreza, Johnson toma un giro de guión repentino con el que derrumba todo
lo que había establecido previamente con el personaje.
Y
ahora es cuando me decís, ¿no murió el Emperador en las mismas circunstancias?
Sí, pero a él lo mató un Darth Vader que había demostrado durante toda la
trilogía ser superior al menos en destreza a Luke Skywalker, el héroe de la
historia. Eso sin mencionar que el vínculo familiar establecido entre éstos dos
a lo largo de la trilogía, llegó a su clímax cuando Vader presencia al
Emperador intentando matar a su hijo y éste termina matándolo y logrando de
este forma su ansiada redención. Por supuesto, no pretendo que hagan un copia y
pega en Los últimos Jedi, sino que desarrollen más el drama entre los
protagonistas para que, llegado el momento, tenga mayor significado para el
espectador. El diseño de Snoke y la voz que le otorga Andy Serkis son unos
mimbres excelentes para construir un personaje amenazador y misterioso –algo
que nunca tuvo el Emperador–.
Pasando
a otro punto negativo, la revelación de los padres de Rey no podría ser más
confusa para el espectador. En El despertar de la Fuerza, Abrams apostó por
mantener su pasado en el más absoluto de los secretos, indicando que su linaje
jugaría una parte importante en el futuro. Incluso hubo una escena en el
castillo de Maz Kanata en la que Rey recoge la espada láser y tiene una visión,
donde la vemos de niña pidiendo a sus padres que volviesen y mientras, escuchábamos
de fondo a Obi-Wan llamándola por su nombre. Pero todas esas pistas, guiños y
misterios al final no llevan a ninguna parte, porque sus padres no son más que
unos chatarreros que la vendieron por unas cuantas monedas y la revelación la
hace el malvado Kylo Ren, con lo cual tampoco podemos fiarnos de su palabra.
Otra vez, la idea no es necesariamente mala pero la ejecución podría haber sido
mucho mejor. Digo yo que siendo una secuela del Episodio VII, Los últimos Jedi debería
al menos jugar con los elementos presentados previamente. En lugar de esto,
rompe con ella y deshace lo que planteó Abrams.
Luego
está el momento en la isla con Luke, en el que Rey desciende a esa fosa oscura
y se ve delante de un espejo. Ella le pide que le muestre a sus padres y éste
le muestra su reflejo, como cualquier otro espejo haría. ¿Significa esto que
Rey no tiene padres y es hija de la Fuerza, como Anakin? ¿O a Rian Johnson le
gusta burlarse de los fans de Star Wars? Yo apuesto por esto último, aunque es
posible que Abrams deshaga en el Episodio IX todo lo hecho por Johnson.
Si
de verdad el linaje de Rey no importa nada, ¿por qué sembrar la duda en primer
lugar? ¿Por qué no hacer al personaje consciente de ello desde el principio?
Hubiese resultado original empezar El despertar de la Fuerza despejando esa
duda. Creo que su personaje es mucho más interesante cuando explora los motivos
por lo que tiene estos poderes. Es esa crisis de identidad y ese pánico que sufre
el que me fascina; en cuanto a su padres, por mí como si es hija de Jabba El
Hutt.
En
la crítica sin spoilers comenté que uno de mis mayores temores era que esta
trilogía no tuviese un hilo conductor; que fuese pegando bandazos sin un rumbo
definido. Tras ver Los últimos Jedi, es como si Abrams y Johnson no se hubiesen
sentado juntos para acordar la historia que pretenden contarnos en esta
trilogía y hacia donde la quieren llevar. Mis mayores temores se confirmaron
cuando, en una entrevista concedida al programa de “Kermode and Mayo” de la
BBC, el entrevistador le pregunta a Johnson si había un gran storyboard que
estableciese el principio, nudo y desenlace de esta nueva trilogía, a lo que él
respondió con un rotundo no (pinchad aquí para oír la entrevista. Minuto 4:55) Al hilo de sus
declaraciones, reconoce que nadie más que él pensó cómo continuar la historia del
Episodio VII.
Otro
punto negativo es la subtrama de la Resistencia. La almirante Holdo, que toma
el mando tras el percance de Leia, no ve necesario en ningún momento comunicar
su plan a nadie de la Resistencia –pese a tener uno bastante bueno –, porque de
hacerlo no tendríamos toda la historia con Finn, Rose y Poe. Es cierto que
todas las películas de fantasía se permiten licencias narrativas, pero esta va
contra la lógica humana. Piénsenlo: la Primera Orden los tiene a su merced,
destruyendo naves aliadas cada poco, mientras son testigos de la muerte de sus
amigos y familiares. Ante semejante panorama, ¿creen que un líder debería de comunicar
su plan con el resto, para encender una chispa de esperanza o hacer como si
nada sucediese, permitiendo que el pánico invada a los miembros de su equipo? La
respuesta me parece evidente.
Mucha
gente se quejó de la aventura en el casino y de la posterior infiltración en la
nave de Snoke y no es de extrañar, ya que todo se origina por el garrafal fallo
de lógica de la Almirante Holdo. Al final, esta subtrama no sirvió mayor
propósito que darle a Finn, Poe y Rose algo que hacer en la película. Es como
si Rian Johnson se hubiese olvidado de ellos y antes del rodaje dijese: “¿Cómo
hago para incluirlos en el argumento? ¡Ya está! Hago que Holdo sea mala y Poe,
Finn y Rose busquen una solución al problema. Aunque al final todo lo que hicieron
resulta en vano y Holdo en realidad es buena y tiene un plan brillante. ¡Soy un
genio!”. De nuevo, no tengo nada en contra de la idea pero entonces haz que
Holdo sea realmente una espía de la Primera Orden y ellos tengan que pararle
los pies.
El
último punto negativo que quisiera discutir está ligado a éste último y tiene
que ver con la relación entre Luke y Rey. ¿Por qué digo esto? Pues porque la
subtrama de la Resistencia ocupa más de media hora y ese metraje podría haberse
aprovechado en pasar más tiempo en la isla con Luke y Rey, explorando mejor a
sus personajes y mostrando el entrenamiento de Rey. Por una parte, la forma en
la que se explica el exilio de Luke no cuadra con su carácter; se dice que tuvo
miedo de Ben Solo y por un momento pensó incluso en matarlo. Pero, ¿estamos
hablando del mismo Luke que se negó a combatir contra el Emperador, el mayor
villano de la galaxia, rechazando el lado oscuro? En El Retorno del Jedi, Luke
confronta sus miedos y los resuelve tomando la decisión consciente de
mantenerse en el lado luminoso de la Fuerza. Él, que vio a su padre consumido
por el mal, comprendió que dejarse llevar por el odio y el miedo acaba con tu
vida. Sin embargo, debido a la apresurada narración de Johnson, éste termina
describiendo a un Luke cobarde y culpable de dar vida a Kylo Ren, desmontando
de esta forma el catártico final del Episodio VI. Además, si Luke se fue a esa
isla para morir, ¿por qué dejó un mapa en R2-D2 para que lo encontrasen? De
nuevo, inexplicables fallos de guión que terminarán dañando a la trilogía en su
conjunto.
Entiendo
que el gran tema de esta película es que los héroes como tal no existen; que
cualquier persona ordinaria puede hacer algo extraordinario. Los últimos Jedi
busca desmitificar la figura de la leyenda y hasta cierto punto eso es un tema
recurrente en la saga: en la trilogía original, la lucha de los rebeldes contra
el Imperio era una versión espacial de David contra Goliath; las precuelas
culpabilizaban a personajes tan importantes como Obi-Wan o Yoda, mostrando una
Orden Jedi soberbia.
Cuando
al final muere Luke, vi la misma desidia en el guión de Johnson que la de Abrams
con la muerte de Han Solo. Falta de interés en explorar al personaje,
revistiendo su final con un amanecer binario para sacar las emociones del
espectador. Golpe bajo, Johnson. Nos lo intentan vender como redención pero
Kylo Ren está más sumido en la oscuridad que nunca, Leia y la Resistencia acaban
de sufrir innumerables bajas y Rey aún no ha sido entrenada –aunque ya hizo
trucos mentales Jedi, venció a Kylo Ren y consiguió levantar un copón de
rocas–.
Es cierto
que su maniobra de distracción hizo que la Resistencia se escapara con vida de
Crait. Pero eso también lo hubieran conseguido si, momentos antes, Finn se
hubiese sacrificado por la causa; un final que, en mi opinión, hubiese convertido
a este desertor anónimo del Imperio en un auténtico héroe. Pero no, en su
lugar, Rose elige salvarlo a costa de poner en peligro a toda la Resistencia.
¿Por qué? Porque no se gana acabando con nuestros enemigos, sino salvando a
nuestro amigos. Una línea que rivaliza en cursilería con los peores momentos de
las precuelas.
Pero
dejemos de lado la negatividad, para hablar de las grandes escenas que guarda
Los últimos Jedi, empezando por la secuencia inicial. Seguramente el mejor
arranque de cualquier capítulo de la saga y una perfecta introducción al tono
belicista de la película. Poe Dameron demuestra nuevamente un gran manejo del
Ala-X y el diseño de los bombarderos nos retrotrae a la Segunda Guerra Mundial,
combinando lo antiguo con lo nuevo a la perfección. Además, me gusta la idea de
una carrera contrarreloj para salvarse de una muerte segura a manos de la
Primera Orden.
Para
muchos, la muerte y resurrección de Leia mediante la Fuerza es una oportunidad
perdida. Personalmente, me gustó verla hacer gala de sus poderes por primera
vez, desde que Luke le dijese: “tú tienes ese poder. Con el tiempo llegarás a
usarlo también”. Es cierto que la manera de filmarlo, con un plano entero,
puede dar lugar a burlas y comparaciones de todo tipo –unos dicen que Superman,
otros Mary Poppins– pero creo que no desmerece al personaje, en absoluto.
Además,
Los últimos Jedi goza de grandes reencuentros de Luke con Chewie, R2-D2, Leia
y…¡Yoda! Siempre es bonito ver de vuelta a estos personajes clásicos y Rian Johnson
los maneja desde el respeto que merecen.
Por
último, la comedia funciona bastante bien. Las bromas con los porgs no están
sobreutilizadas y personaje como Poe o Finn siguen gastando bromas como lo
hacían en el Episodio VII. Sin embargo, el humor de Luke no encaja en absoluto con
su personaje, que está supuestamente desconsolado. Hay ocasiones en las que la
película tiene momentos con gran potencial dramático y los desaprovecha por dar
paso a un chiste o a otra subtrama que no nos interesa lo más mínimo. Luego
también mete algún elemento autoparódico que tampoco combina con el estilo de
la saga.
En
definitiva, este octavo episodio de Star Wars es un autentico lío. Como
película independiente creo que tiene virtudes, grandes sorpresas, acción
espectacular y una gran factura audiovisual. Ahora bien, como engranaje de
algo más grande creo que tiene muchas inconsistencias que no se pueden obviar
–te haya gustado el filme o no– y temo que dañe seriamente el siguiente y
último capítulo de la trilogía. Momentos que en El despertar de la Fuerza
contenían mucho dramatismo, como la escena final en la que Rey entrega la
espada láser de los Skywalker a Luke, Rian Johnson los transforma en otra cosa
completamente diferente y rompe la continuidad narrativa; cuando volvamos a ver
esa última gran escena, perderá todo significado, ya que poco después Luke
recoge el sable láser y lo tira como si nada. En mi opinión, estas épicas sagas
deberían de tener un principio, nudo y desenlace preestablecido, antes incluso de
entrar en producción. Por ejemplo, Peter Jackson estuvo dos años en
preproducción antes de rodar la primera parte de la trilogía de El Señor de los
Anillos; cuando regresó con El Hobbit, las cosas se hicieron apresuradamente y eso
repercutió en la calidad de las películas.
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