Una mirada al pasado

HACE 10 AÑOS...


Desde que la descubriese en Kiss Kiss Bang Bang he sentido una especial debilidad por Michelle Monaghan. No ha gozado de una carrera prolífica precisamente pero siempre que ha aparecido en pantalla ha aportado algo –o al menos eso pienso yo–. Tiene una extensa filmografía, entre la que encontramos participaciones en la saga Misión Imposible, True Detective o Adiós, pequeña, adiós pero lo cierto es que no ha logrado muchos papeles protagónicos, salvo en contadas ocasiones como esta. La conspiración del pánico es un thriller que se centra en dos personajes, Jerry y Rachel, los cuales se ven involucrados en una complicada trama de terrorismo cuando una voz desconocida los llama por teléfono. La premisa es cuanto menos intrigante y aunque pronto tira buena parte de verosimilitud por la borda, la película es de sobra disfrutable. Además, detrás de las cámaras tenemos al director D.J. Caruso, conocido por otros thrillers competentes como Disturbia o Vidas ajenas –¡cómo olvidar aquella escena de sexo con Angelina Jolie!– y al director de fotografía habitual de Ridley Scott, Dariusz Wolski. Puede que no sobresalga por nada en particular pero se deja ver.


HACE 20 AÑOS...


Pero dejémonos ya de tonterías y vayamos directos al grano porque, seamos sinceros, por muy buena que sea La conspiración del pánico, todos vinimos por esta película. En ella, Wesley Snipes daba vida a un protector llamado Blade, mitad humano mitad vampiro, que defendía a la raza humana de algunos de sus indeseables sedientos de sangre. Corría el año 1998 y el máximo exponente que teníamos de un superhéroe oscuro adaptado a la gran pantalla era el Batman de Michael Keaton –añadiendo además el Darkman de Raimi y El cuervo de Brandon Lee, que vendrían con posterioridad– y entonces apareció un tal Stephen Norrington, cuya única credencial era Máquina letal, para traernos a este antihéroe de la Marvel, encarnado por un Wesley Snipes en el papel de su carrera –obviando su carismática interpretación de Simon Phoenix en Demolition Man– y Stephen Dorff de antagonista. El resultado no se hizo esperar y el público pronto se enamoró de ella. Contando con un presupuesto de apenas $45 millones de dólares, Blade recaudó casi el triple entre mercado nacional e internacional; un auténtico bombazo, que le garantizó una notable secuela en 2002 a cargo de Guillermo del Toro y una tercera entrega que cerraría una trilogía más que entretenida. Aunque su nivel iba descendiendo con cada entrega, eso no me impedía ni a mí ni a muchos otros de pasar un buen rato con ellas. Por eso, si te gusta el género de vampiros y el cine de acción, considera este título como un imprescindible noventero: ¡diversión a raudales a base de katanazos, música electrónica y muchos dientes afilados!


Y a vosotros, ¿cuál os gusta más? ¿Visteis alguna en el cine? Dejadme vuestras respuestas aquí abajo, en los comentarios. Hasta otra, pasadlo bien y disfrutad del cine. ¡Saludos!

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