Los 50 actores más importantes de la historia - Del 30 al 26

La cosa avanza y el ranking empieza a tomar forma, sumando a sus filas actores legendarios que sin duda merecen ser recordados. Si no has leído el artículo anterior, donde repasamos los puestos que van del 35 al 31, ¿a qué estás esperando? En él encontraréis nombres tan reconocibles como el de Laurence Olivier o Tom Hanks, entre otros. Pero eso ya es pasado y aquí hay que mirar hacia delante así que, sin más dilación, vamos a desvelar quién ocupa estas cinco nuevas posiciones.


30 – ANTHONY QUINN

Con más de 150 títulos y dos premios Oscar en su filmografía, Anthony Quinn es una leyenda de Hollywood y del cine en general. El actor mexicano inició su carrera a finales de los años 30, donde se labró un nombre como actor de reparto, interpretando todo tipo de personajes: hispanos, indios, chinos, árabes, italianos…lo que le echaran. Siempre encarnando a villanos o a tipos de dudosa reputación, Anthony Quinn daría el salto al estrellato apareciendo junto a Marlon Brando en ¡Viva Zapata! (1952) de Elia Kazan, logrando su primera estatuilla por su meritorio papel como Eufemio Zapata.

¿Y después qué? Pues le seguiría una década dorada, participando en obras maestras como La Strada de Federico Fellini y obteniendo nuevamente otro premio de la Academia por su brillante encarnación como Paul Gauguin en la maravillosa película, El loco del pelo rojo (1956), donde se mediría a un incomensurable Kirk Douglas.


Quinn supo mantener ese estatus de estrella que se había ganado a pulso en la década de los 50, interviniendo en un sinfín de películas que ya se han grabado en la mente colectiva del público, como Los cañones de Navarone, El hombre de las pistolas de oro, Zorba el griego o Las sandalias del pescador, entre otras.

Por todo lo que significó este enorme actor mexicano para la industria de Hollywood y lo mucho que peleó para hacerse un hueco entre los más grandes, ganándose su respeto y admiración por el camino, Anthony Quinn tenía que entrar en esta lista.

29 – TOSHIRO MIFUNE

El actor fetiche del maestro Akira Kurosawa no podía perderse esta fiesta de los mejores intérpretes de todos los tiempos. Para seros sinceros, estaba dudando entre él y Takashi Shimura, una auténtica leyenda del cine nipón al que recordaréis por haber protagonizado Ikiru (Vivir). Sin embargo, si comparamos ambas carreras, Mifune termina ganando porque ha dejado mayor impronta no solo en su país sino también en el mundo entero.

De Toshiro Mifune recordamos mayormente sus papeles como samurái de fuertes valores y aún más fuerte brazo, pero era mucho más que eso y prueba de ello son sus primeros papeles en el cine negro. El ángel borracho, El perro rabioso o Escándalo –curiosamente en las tres aparece junto a Shimura– son solo algunos ejemplos de su rango como actor y su facilidad para mostrar en la pantalla lo que Kurosawa quería contarnos con su pluma.


No podemos juzgarle por sus premios, ya que él apenas trabajó en Hollywood y por lo tanto no tuvo la exposición mediática de otros coetáneos suyos. No obstante, como ya indiqué en el primer artículo, los galardones individuales para mí no son tan importantes a la hora de juzgar la relevancia de un actor. Y es que la influencia que Mifune ejerció sobre el panorama cinematográfico de su país y lo mucho que ayudó a extenderlo por el mundo entero valen más que cualquier Oscar y eso nadie lo puede negar.


28 – GENE HACKMAN

Le costó entrar en la industria del cine más que a otros actores en esta lista, pero eso no hizo que su carrera fuese más insustancial que la de los demás. Al contrario, Hackman arrancó los años 70 con vigor, abriéndose rápidamente un hueco entre los más respetados del mundillo. Actuaciones para el recuerdo como La conversación, The French Connection o Sin perdón, hacen de él un actor polifacético, capaz de mudar de personaje constantemente: del párroco héroe en Poseidón, al policía laborioso o espía intimista. hasta el malvado Lex Luthor. Hizo todos los papeles imaginables y siempre se esforzaba por devolverle al público la confianza que este había depositado en él.


Es cierto que en los 80 pasó por tramos más irregulares, apareciendo en películas que estaban lejos de su genialidad, pero siempre se las arreglaba para recuperarse de un fiasco con un film memorable. En los 90 supo mantenerse en candelero interpretando casi siempre a villanos con estilo, cabronazos con buenos modales y gran astucia.

Quién sabe lo que sería de él si hubiese explotado antes en el mundo del cine, en vez de a los 40 años. Son este tipo de preguntas por las que merecería la pena dar marcha atrás en el tiempo para cambiar la historia; quizá se hubiese consagrado primero o quizá no, es posible que su calidad interpretativa llegase en su madurez. Lo único que sí sé a ciencia cierta es que Gene Hackman es un grande del cine y como tal merece ser recordado.

27 – CHARLES LAUGHTON

Este legendario actor británico, que ya a una corta edad demostraba su talento y versatilidad sobre los escenarios londinenses, demostró en EE.UU. que era alguien a tener muy en cuenta. Nada más aterrizar en Hollywood, Cecil B. DeMille lo dirigiría junto al gran Fredric March en una película de romanos titulada El signo de la cruz. En ella interpretaba al malvado y loco emperador Nerón con credibilidad y midiéndose a un March protagonista que ya se había establecido en el sistema de Hollywood.


A aquel papel le siguieron muchos más y de gran calibre, dejando patente que lo suyo era la interpretación. En películas como La vida privada de Enrique VIII, Rembrandt o Esta tierra es mía demuestra poder llevar el peso dramático de grandes filmes sin despeinarse. Laughton desaparecía en sus papeles y se comía la pantalla con su presencia. Ganador de un premio de la Academia y nominado en otras dos ocasiones, Laughton merece estar en esta lista por la importancia que tuvo durante tantas décadas y por su enorme versatilidad que le permitía fundirse con su personaje como si fueran uno.

26 – CHARLES CHAPLIN

La gran estrella del cine mudo, indiscutiblemente uno de los actores más influyentes en la historia del cine y uno con el que se han divertido y educado todas las generaciones de amantes al cine por igual. Su talento para la comedia física no tenía rival y su habilidad para ponerse tanto delante como detrás de las cámaras supuso una revolución para el medio. Poco importa la posición que ocupe Charles Chaplin en este ranking, ya que su figura eclipsa cualquier lista en la que esté. Charlot fue, es y será siempre un icono; un genio del drama y de la comedia social.


A lo largo de los años, muchas películas han sido consideradas obras maestras, pero Chaplin fue el primero cuando en 1921 estrenó El chico, conmovedor largometraje que sería el primero de una larga lista de títulos memorables. Fijémonos en las obras que firmó como actor, director, guionista, productor y a veces compositor, en los años 20 y 30: El chico, La quimera del oro, El circo, Luces de la ciudad, Tiempos modernos y El gran dictador. ¿Con esta trayectoria de ensueño, alguien osa negarle su lugar en el Olimpo del cine? Yo, desde luego, no me atrevería jamás. Charles Chaplin es un titán del cine, un hombre orquesta cuya filmografía permanece y permanecerá inalterada por el tiempo.

0 comentarios:

Publicar un comentario