Los 50 actores más importantes de la historia - Del 25 al 21

¡Cruzamos el ecuador de este ranking! Ahora es cuando las cosas empiezan a ponerse interesantes y los ánimos comienzan a caldearse. Anteriormente, hablamos de genios de la comedia como Charles Chaplin y viajamos hasta Japón para saludar al noble samurái Mifune, entre otros. En este artículo dilucidaremos quien ocupa el puesto vigésimo quinto a vigésimo primero y ya os adelanto que promete emociones fuertes.

25 – EDWARD G. ROBINSON

A Edward G. Robinson, nacido a finales del siglo XIX en Bucarest (Rumanía), hay que colocarlo en el panteón de los grandes del cine negro. Un actor de pequeña estatura y mirada intensa, un auténtico torbellino interpretativo que llenaba la pantalla con cada intervención.


En una época de galanes, Robinson destacó por interpretar a personajes astutos y misteriosos, de carácter esquivo y áspero, que siempre creían tener la sartén por el mango. Inolvidable es su papel en Perdición de Billy Wilder, donde interpreta a un agente de seguros que se come literalmente a Fred MacMurray. Edward G. Robinson demostró tener un don único para moverse alrededor de los tonos grises de sus personajes.

El actor rumano arranca su carrera en los años 30, labrándose una reputación de tipo duro: encarnando a mafiosos, timadores o jugadores, todos siempre con ese fuerte carácter que lo distinguía del resto. Más tarde, en los años 40, cambiaría de registro para dar vida a personajes más vulnerables y sensibles de lo que nos tenía acostumbrados; su colaboración con Fritz Lang tuvo mucho que ver en la creación de esta nueva imagen de tipo afable y fácilmente manipulable por el amor de la hermosa Joan Bennett.


Si no lo pongo más arriba es porque, en términos de premios, Robinson se quedó muy corto, ganando apenas un galardón a mejor actor en el Festival de Cannes de 1949, que no refleja ni muchísimo menos el enorme talento que atesoraba y que demostró vez sí y vez también a lo largo de su contrastada carrera.

24 – PETER O’TOOLE

El legendario actor británico inició su andadura en el mundo de la interpretación como cualquier buen inglés, trabajando sobre los escenarios de teatro. Allí coincidió con otros ilustres como Albert Finney o Richard Harris –dos actores que luego tendrían una trayectoria muy notable–, antes de dar el salto a la gran pantalla en 1960, donde alcanzaría el éxito tan sólo un par de años más tarde, protagonizando la épica aventura de David Lean, Lawrence de Arabia, considerada por muchos –entre los que me incluyo– una de las mejores películas de toda la historia. En ella, O'Toole nos ofrece una interpretación sobresaliente; una actuación que jamás se vio superada por la grandeza del proyecto que encabezaba.


Dar el paso del acogedor y casi familiar teatro británico a una de las superproducciones más fascinantes y gloriosas que se hayan hecho nunca no es un paso baladí. David Lean confió en él para cargar con el peso dramático de su obra y aunque tener a un director de su calibre ciertamente ayuda, también es cierto que puede resultar abrumador. O’Toole no sólo sobresalió cumpliendo el papel del intrépido T.E. Lawrence, sino que consolidó su figura protagonizando otros grandes títulos como Becket, La noche de los generales o El león en invierno, donde se las midió con intérpretes de la talla de Richard Burton, James Mason, Omar Sharif o Katherine Hepburn.

Además, O’Toole gozaba de un rango interpretativo que no se limitaba ni muchísimo menos al drama, apareciendo en comedias notables como ¿Qué tal, Pussycat? –escrita por un joven Woody Allen– o Cómo robar un millón y…

Aunque no ganó ninguna de las ocho ocasiones que estuvo nominado al Oscar, no se puede obviar la relevancia que tuvo este británico de ojos azules con un don para la actuación.


23 – JAMES DEAN

Y hablando de actores con ojos claros y un talento descomunal, no podemos dejarnos a James Dean. Su caso no deja de ser enigmático: su carrera duró medio telediario a causa de un accidente de tráfico que le costó la vida y eso quizá engrandeció la brillantez de su corta filmografía. Soy consciente de lo que dije en el primer artículo, cuando nombré entre mis criterios a la hora de valorar a cada actor el hecho de haber contado con una trayectoria contrastada para eliminar cualquier azar. Hay muchos casos como, por ejemplo, el de Timothy Hutton en Gente corriente o Tom Courtenay en La soledad del corredor de fondo; actores que apuntaban mucho más alto de lo que al final acabaron siendo.


Jamás podremos saber qué trayectoria hubiera seguido James Dean después de ese trio de películas extraordinarias conformado por Rebelde sin causa, Al este del edén y Gigante, pero lo que sí sabemos es que su figura sirvió de referencia para generaciones posteriores, que veían en él un espejo en el que mirarse. Dean es el único actor en la historia que fue nominado al Oscar por partida doble de forma póstuma, un trágico honor que sin duda dice mucho del impacto que tuvo y de las tremendas actuaciones que nos brindó en el tiempo que pudimos disfrutar de él.

Siempre con aires de estar preocupado, con esa mirada penetrante llena de emociones y problemas internos, James Dean tenía un aura especial; ese que solo tiene los más grandes y que es tan difícil de lograr. Era puro magnetismo, robándoles el protagonismo a los demás actores de reparto, brillando de tal forma que solo se le veía a él en pantalla. Atrajo todas las miradas de público y crítica y alcanzó el estrellato de forma tan súbita como lo fue su muerte. Podemos teorizar todo lo que queramos sobre qué hubiese sido de su carrera de no haber fallecido pero, como le dijo Eldon Tyrell a Roy Batty en Blade Runner: “la luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo y tú has brillado mucho, James”.


22 – DENZEL WASHINGTON


Si hablamos de la etapa más moderna del cine, creo que pocos actores se le pueden comparar a Denzel Washington. Su irrupción, allá por finales de los ochenta, fue la de un volcán: ya en 1992, cuando estrenó Malcolm X de la mano de Spike Lee, dejó atónitos tanto al público como a la crítica, obteniendo su primera nominación al Oscar en un papel protagónico. Si bien ya apuntaba maneras en papeles secundarios, el enorme salto que le ofreció Spike Lee protagonizando este biopic terminó siendo decisivo y nos permitió descubrir y disfrutar del que, a la postre, se convertiría en uno de los actores más laureados de su generación.


Si has visto algo de cine en las últimas tres décadas, es imposible que no hayas oído su nombre o que no te hayan recomendado alguna vez una película suya. Algo que hace a Washington especialmente grande es que, en todas las películas en que aparece, eleva el producto final. El film puede ser bueno o no, pero su actuación siempre es acertada; aún no he visto una obra suya en la que no estuviese a la altura de las expectativas. Denzel Washington ha pasado por multitud de géneros y directores con estilos distintos y nunca nos ha decepcionado –prueba de su versatilidad–, porque su sello es la garantía del gran actor, ese que nunca se arruga.

Ha ganado dos premios de la Academia y ha sido nominado en un total de ocho ocasiones, todas ellas merecidas. Desde que obtuviese la primera en 1987 con la película Grita libertad de Richard Attenborough, Denzel ha mantenido un nivel altísimo, interpretando sobretodo a personajes comedidos, más intelectuales que físicos, pero con grandes inquietudes que le permitían mostrar su don natural para el drama. Una carrera colosal que aúna tanto su talento frente a la cámara como detrás de ella y que estoy seguro que aún seguirá dándonos muchas alegrías.

21 – CLINT EASTWOOD

El actor que le dio una segunda vida al western, el mismo que interpretaría al poco ortodoxo agente de policía Harry Callahan y el que nos conmovería delante y detrás de las cámaras en los años 90 y a lo largo del siglo XXI. Si este ranking englobase todas las facetas del artista cinematográfico (actor, director, productor, etc.), no me cabe la menor duda de que Clint estaría como mínimo entre los diez más grandes.


Sin embargo, aquí solo medimos a los actores por su profesión principal y por esa razón Clint no está más arriba que este puesto 21. A mí me encanta, es uno de mis favoritos y creo que tiene algo que muy pocos tienen: atrevimiento. Clint Eastwood se hizo celebre por su mítica colaboración con Sergio Leone en la conocida como “trilogía del dólar”, pero sería un craso error olvidar el resto de su filmografía, ya que esta abarca géneros tan dispares como el cine bélico (El desafío de las águilas) o el musical (La leyenda de la ciudad sin nombre). Si bien se prodigó más en unos géneros que en otros, habría que subrayar la gran constancia con la que trabajó -y sigue trabajando- durante más de cuatro décadas. Se dice pronto, pero con la complejidad, exigencia y desgaste que ello conlleva, mantenerse en forma protagonizando, produciendo o dirigiendo filmes de altísimo nivel como lo ha hecho Clint a lo largo de medio siglo está únicamente a la altura de los genios.

Por esta razón y porque ha tenido una repercusión brutal en el cine en general, creo que Clint Eastwood ha hecho méritos más que suficientes para aparecer en la parte alta de esta lista.

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