"Magia a la luz de la luna" es el último título del majestuoso realizador Woody Allen, que transcurre durante finales de los años 20 donde a un prestigioso ilusionista londinense (Colin Firth) le es encargado, a través de un amigo de la profesión, destapar a una vidente norteamericana (Emma Stone) que usufructúa a una familia adinerada de la Provenza y comienza a hacerse un nombre en la zona gracias a misteriosos embrujos que tienen a todos hechizados a la par que asombrados. Este es el punto de partida de una historia relajante que no exige demasiada atención al espectador y simplemente te pide dejarte llevar por los idílicos encuentros y paisajes que la película muestra con soltura.
Me reconforta saber que Allen no pierde la frescura de sus historias porque esta cinta mantiene los estándares de calidad al que nos tiene acostumbrados: personajes definidos y en conflicto, una historia atractiva y original (el tema de la magia es algo recurrente en sus películas, sin embargo aquí es la protagonista) y situaciones divertidas y reflexivas. Puede que no sea una revolución ni para Allen ni su filmografía pero mantiene al espectador sentado en la butaca disfrutando de noventa minutos seductores. La música es uno de sus puntos fuertes, como de costumbre, haciendo de esos temas de jazz, de los trajes, la ambientación y los escenarios costeros galos un coctel magníficamente combinado. Las actuaciones no son las mejores pero no por ello son malas, donde tanto Firth como Stone se complementan bien y muestran esa extraña relación amor-odio, mientras los demás personajes se vuelven más que secundarios, insulsos, ya que es esa inusual química la que mantiene viva la cinta.
En conclusión, personalmente no desmerece en nada a Blue Jasmine -su anterior obra- porque ofrece un punto de vista original, donde el mundo de lo increíble toma forma y hace pensar al espectador que quizás la lógica racional esté sobrevalorada y la impulsividad sea, tantas veces, necesaria para hacer de la vida algo más que un camino predefinido, un insulso plato mejorado con la sal de lo improvisado, de lo espontáneo, porque ¿realmente debemos de pensar siempre con la cabeza?
8/10: DÉJATE LLEVAR POR LA MAGIA DEL AMOR
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