¿Qué es el libre albedrío?

Arrival es la última obra del realizador canadiense Denis Villeneuve y marca su primera incursión en el género de la ciencia ficción. Basada en la novela de Ted Chiang, la historia gira entorno a la repentina aparición de numerosas naves alienigenas con forma totémica en diferentes puntos del globo terráqueo. De esta forma, cada nación afectada encarará este reto de una forma completamente distinta. Japón, China, Rusia y EE.UU. son algunas de las superpotencias mundiales que lideran este primer contacto con las entes extraterrestres. Entre el equipo de analistas americanos se encuentran la lingüista Louise Banks (Amy Adams) y el doctor en física Ian Donnelly (Jeremy Renner), ambos supervisados por el Coronel Weber (Forest Whitaker).

Comienzo este análisis hablando del apartado clave del éxito o fracaso de este filme: el guión. El filme se centra en el personaje de Amy Adams, Louise Banks, y cómo convive con el peso de una experiencia traumática en su vida. El guionista Eric Heisserer, cuyos trabajos previos se reducían casi exclusivamente al género de terror, narra con efectividad y fuerza este drama. Sin embargo, con toda su grandiosidad y magnificencia, Arrival bien podría resumirse en Amy Adams. Sin ella y ya no digamos sin su personaje, la cinta se queda alarmantemente desnuda. Cierto que no tengo derecho a echarle la culpa por pretender narrar una historia contenida, íntima y personal, pero creo que eso no debería ir en detrimento de los personajes secundarios. Si bien el arco narrativo de la lingüista Banks es sublime y está cargado de sentimientos, eché en falta un contexto más poderoso, un entorno más fértil para contagiarnos el drama. En mi opinión eso se debe a la falta de empatía de muchos de sus personajes y a los estereotipos que el guionista establece. Tanto el coronel Weber como el agente del gobierno Halpern ejercen de freno al sentimiento. Es como si Villeneuve tuviera un ángel y un demonio en cada hombro; el primero le aconseja que se deje llevar por los sentimientos, mientras que el segundo le advierte del peligro de alejarse del raciocinio. Creo que su estilo, calculador y preciso, entró en conflicto con el lado más exagerado del tercio final, lo que terminó por afectar a la identidad de la obra en sí. Aunque su visión es clara -poco efectismo y mucho trasfondo-, la frialdad de sus imágenes no cuadran con la emotividad de su mensaje. No obstante, el vínculo entre esta madre y su hija es tan poderoso que compensa con creces cualquier duda surgida en la dirección. Consigue que te revuelvas en el asiento con cara de estupefacción tan pronto como aparecen los créditos finales. Es lo más metafísico que Villeneuve ha producido y te hará reflexionar mucho después del final del filme. 


 Sin embargo, no puedo disociar el rotundo éxito de Arrival de la magnífica interpretación -valedora de Oscar- de Amy Adams. Emotiva cuando lo tiene que ser y contenida cuando la ocasión lo merece, Adams hace gala de un repertorio soberbio a la hora de insuflar vida a su personaje. Pocas actrices consiguen tal nivel de magnetismo, vulnerabilidad y honestidad en pantalla. Enseguida se adueña de la función y todos los demás quedan terriblemente ensombrecidos (incluso los alienigenas). Ahora bien, con todo lo bien que lo hace, creo que el equipo de dirección olvidó balancear la historia. Me explico: el personaje de Jeremy Renner también juega un papel crucial en el devenir de los acontecimientos pero pasa completamente desapercibido. No tiene nada que hacer porque nadie está al nivel del personaje de Adams. Aislarla del resto del grupo y colocarla tan por encima de las demás es una elección un tanto arriesgada, teniendo en cuenta el alto componente humano de la cinta. Al fin y al cabo, ésta es la historia de su vida y todos, sin excepción, necesitamos de los demás para poder construir la nuestra propia.  Tal vez deberían haber humanizado más su personaje, para que el público desarrollara más empatía hacia ella y por ende, nos hubiera sobrecogido más su desenlace.

Por último, quiero hablar de la fotografía de Bradford Young, a quien llevo siguiendo de cerca desde Selma, donde ya demostró su destreza con la cámara. Para aquellos que no lo sepan, también se encargó de la fotografía de El año más violento y El caso Fischer. Si bien no son grandes películas, si por algo destacan es por lo visual. La mejor noticia para él fue juntarse con alguien como Villeneuve, con el cual comparte su mismo gusto estético. Cada escena está cuidadosamente filmada. En ningún momento se siente desconexión alguna entre la acción y la posición de la cámara y maneja las emociones de la protagonista a la perfección. Los “tilts” (movimiento vertical de la cámara) son numerosos, sobretodo hacia abajo y llamaron particularmente mi atención por ser un recurso generalmente poco utilizado. Además, los efectos especiales y sonoros cumplen notablemente sobretodo los relacionados con el fenómeno extraterrestre. La banda sonora la lleva Jóhann Jóhannsson, asiduo colaborador del realizador canadiense. Como ya hiciera recientemente en Sicario o incluso en Prisioneros, Jóhannsson consigue transmitir tensión y urgencia en sus notas. Para los momentos más emotivos de la cinta, el compositor recicla el tema On the nature of Daylight de Max Richter, que ya pudimos oír hace unos años en Shutter Island.


En definitiva, Arrival entra dentro de esa preciada categoría que es la ciencia ficción intelectual, junto a otras como; Encuentros en la Tercera Fase, Contact o Abyss. En mi opinión se encuentra un escalón por encima de éstas, aunque algunos por debajo de clásicos del género como 2001: Una odisea en el espacio o Solaris. Siento como si me hubiera perdido alguna pieza del rompecabezas, como si en algún momento mi camino se separase del de la narración, pero espero que un segundo visionado me aporte más respuestas. No obstante, ahora mismo no puedo reconocer la magnificencia de esta obra porque no me ha conmovido como esperaba. Veo ciertas similitudes con Interstellar, si ésta última fuese más consciente de sí misma. Parecido al filme de Nolan, Arrival no deja de ser la historia de un individuo -ya sea McConaughey o Adams- que, fascinado por lo desconocido termina enfrentándose a sus propios demonios. La diferencia llega en la ejecución, que hará las delicias de algunos y frustrará a muchos otros. Quiero terminar dejando claro que ésta no es una película de extraterrestres, sino un profundo drama sobre nuestro tiempo en La Tierra y cómo decidimos emplearlo.


8/10: TODA DESPEDIDA TIENE UNA LLEGADA

Fuente (Imágenes): http://www.filmaffinity.com/es/film420650.html

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