Crítica sin spoilers - Yesterday


Tras regresar al mundo de Trainspotting en la muy recomendable T2 –podéis leer la crítica sin spoilers en el blog– y llevar a Michael Fassbender a ganar el Oscar por su trabajo en el biopic de Steve Jobs, Danny Boyle se desmarca de su filmografía, donde han predominado los dramas y las cintas de género, para presentarnos esta película-homenaje a la banda de pop/rock británico por antonomasia, Los Beatles. La historia, escrita por Richard Curtis, se ambienta en una realidad paralela en la que Los Beatles no ocupan ningún lugar de privilegio en la cultura pop de nuestros tiempos; nadie conoce a Paul, John, George y Ringo ni tampoco su obra. Bueno, nadie excepto Jack Malik (Himesh Patel), un aspirante a música que toca en garitos y pubs en Suffolk, Inglaterra. Dando tumbos de concierto en concierto y al borde de la rendición, Jack descubre algo que dará un vuelco a su carrera: nadie, ni sus amigos ni su familia ni siquiera su incondicional mánager (Lily James) conoce a Los Beatles. Ante semejante revelación, Jack comienza a recordar la letra de las canciones del icónico grupo de Liverpool en un último y desesperado intento por relanzar su carrera musical.

No voy a decir eso de “me considero fan de Los Beatles” ya que no creo que ninguno que haya escuchado algo de música pueda considerarse detractor. Su carisma, su polivalencia y la calidad de los álbumes que lanzaron al mundo en los años sesenta supusieron un antes y un después en la industria de la música. Tuvieron discos más populares y otros más experimentales, jugaron con distintos formatos y géneros y revolucionaron el concepto de banda como marca, símbolo o emblema para una juventud deseosa de romper con lo establecido. Gustaran más o menos pero es innegable el impacto que tuvieron y siguen teniendo.


En el mundo del cine, Los Beatles también han disfrutado de una presencia considerable a lo largo de los años, ya sea con filmes como “¡Qué noche la de aquel día!” o “Yellow Submarine” o grandísimos documentales musicales como “The Beatles Anthology” o el más reciente “The Beatles – Eight days a week” estrenado en 2017 y dirigido por Ron Howard. Lamentablemente, entre tanta producción cinematográfica, “Yesterday” de Danny Boyle ocupará un lugar poco relevante e insulso que poco o nada aporta a la Beatlemania. ¿Por qué? Pues las razones son bien sencillas…

Primero y más importante, porque el guión elaborado por Curtis deja bastante que desear. ¿Entretiene? Sí. ¿Tiene algún momento gracioso? Faltaría más. Sin embargo, con una propuesta tan sugerente y llena de posibilidades como un mundo sin Los Beatles, creo que el guión está muy lejos de su potencial. Richard Curtis, al que conoceréis por Love Actually, desaprovecha una y otra vez todas las situaciones que plantea para llevarlas por los cauces del convencionalismo y la autocomplacencia. Apuesto sobre seguro, sabe que una historia con Los Beatles de por medio jamás sería un fracaso de taquilla, así que su única ambición es contar la misma comedia romántica de siempre. Y el problema no es que sea predecible, que lo es y debe serlo, sino que no nos interesan sus personajes. El romanticismo entre Jack Malik y su mánager es demasiado obvio y artificial como para que nos interese. Además, sus personajes no congenian lo suficientemente bien en pantalla como para que el espectador les coja cariño. Además, Curtis no tiene ni el más mínimo interés en describirnos cómo sería el mundo sin Los Beatles; cómo habría afectado a la industria de la música, a las jóvenes generaciones ni a las mayores. No sabemos si fueron famosos antaño y llegado el mundo digital cayeron en el olvido, si las generaciones pasadas fallaron a la hora de transmitirlos a sus hijos y nietos o si simplemente a éstos nunca les interesó. El impacto sería inconcebible y eso a un músico como Malik tendría que afectarle más allá de tener que esforzarse para recordar esa estrofa que se le resiste de Eleanor Rigby.


Boyle recurre a las fórmulas aburridas y previsibles de siempre, recorriendo lugares comunes y colocando caras conocidas por el camino; Los Beatles no los conocerá nadie pero Ed Sheeran sigue petándolo. La aparición del nuevo icono del pop no daña a la cinta pero tampoco aporta nada. Si al menos hubieran creado un enfrentamiento entre la postura más moderna de Sheeran y la tradicional de Jack/Los Beatles, quizá entonces le hubieran sacado algo de provecho. Esperaba que al menos le hablaran a la audiencia, sobretodo a la más joven, sobre la importancia de concebir la música como una expresión artística y humana, en lugar de como una simple creación de hits pegadizos sin letra ni instrumentos que merezcan la pena. Esto no significa que haya que elegir una u otra postura ni que Boyle tenga que sermonearnos sobre los principios de la buena música. El objetivo no es ese, sino recordarnos que hubo otros tiempos en los que la música se hacía de una manera más artesanal, con más alma. Pero nada. La película se estanca desde su planteamiento inicial y se obstina en morir como un entretenimiento olvidadizo, que quedará enterrado en un cajón de la Fnac a los pocos meses de salir al mercado doméstico.


En cuanto a las actuaciones, ninguna de las principales destaca. Ni Lily James ni el primerizo Himesh Patel tienen gancho, la química entre ellos brilla por su ausencia y tampoco consiguen hacernos reir; ese cometido lo tiene Joel Fry (Rocky), el fiel guardaespaldas de Jack que lo acompaña allá a donde vaya y cuya personalidad burlona siempre conseguía arrancarme una sonrisa. Rocky es el arquetipo de personaje graciosete y algo bufón que sirve de contrapunto cómico al drama romántico principal. El problema es que cuando un secundario acapara todas las miradas en detrimento de los protagonistas, el espectador pierde interés en el resto del filme. Las apariciones cómicas de Fry son el único soplo de aire fresco en una historia con olor a ropero viejo.

En definitiva, si pusiéramos en sendos lados de una balanza los fallos y aciertos de Yesterday, ésta saldría muy desequilibrada hacia el lado negativo. ¿Quiere decir esto que todo son errores? No. La música de los Beatles, la ligereza de una historia que siempre avanza y la jovialidad y colorido con el que Boyle retrata esta historia de amor, la hacen al menos soportable pero hay que pedirle más a un director de su altura con un material como este. Y ahora me diréis, ¿qué esperabas de ella? Pues ciertamente poco, fui a la sala con escasas expectativas y aún así me dejó frío. Esperaba poco y poco me entregó y no hay nada peor que ver como tus peores presagios se vuelven realidad. A los fans de los Beatles les frustrará e irritarán ciertas escenas del filme y aquellos que no lo sean, seguirán sin serlo al término de esta película.


4/10: HELP!





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