La última propuesta de Blumhouse, la productora de terror independiente por antonomasia, no es otra que The Hunt (La caza), película que cabría en uno de los subgéneros de moda como son los Battle Royale.
La principal diferencia entre este y otros títulos del estilo, aparte de contar con el respaldo de una productora con mucho oficio, radica en su guionista, el cual no es otro que Damon Lindelof.
Lindelof, a quien muchos conocemos por sus trabajos televisivos en Perdidos, The Leftovers o la reciente Watchmen, le imprime a esta historia una personalidad y un ritmo propios; un sello de calidad que, si bien no busca revolucionar el medio, sí nos garantiza un buen chute de entretenimiento gamberro.
El punto de partida de esta historia no difiere de la de otros títulos: un grupo de desconocidos aparecen misteriosamente en un campo de batalla, donde alguien les proporciona armas para luchar…¿contra quién? Ahí es donde reside el quid de la cuestión, el elemento innovador que Lindelof introduce para hacer que esta película sobresalga por encima de la media del género.
La dirección corre a cargo de Craig Zobel, cineasta apenas conocido del que rescato una pequeña y angustiosa producción titulada Compliance.
Del reparto destacan Betty Gilpin (Glow) y Hilary Swank (Million Dollar Baby), dos actrices que, gracias a su desparpajo y credibilidad, aportan mucha adrenalina a esta rocambolesca aventura.
Si tuviera que definir La caza en una sola palabra, esa sería sin duda “irreverente”. Lindelof hace de un Battle Royale la excusa perfecta para llevar al paroxismo algunas de las conductas más frustrantes de nuestros tiempos. En su ajustada hora y media de duración, el filme pone de relieve muchos de los defectos, histerismos y paranoias del siglo XXI.
Lo mejor de todo es que lo hace sin aleccionar ni buscar una profundidad forzada. El guion de Lindelof no se toma en serio a sí mismo, es consciente de su simplicidad y la acepta tal cual es; se regocija en ella. Lo mejor de The Hunt es que jamás se traiciona a sí misma. Es divertida y desenfadada de principio a fin.
Además, la película logra siempre sostenerse en una fina línea que separa la comedia absurda del thriller de acción, conjugando ambas facetas con gran acierto.
Como ocurre en toda buena sátira, los personajes no dejan de ser una representación de los excesos de nuestra sociedad posmodernista: el que no se separa de las redes sociales, la que se preocupa ante todo de la imagen que proyecta, el paranoico perdido que ve enemigos por doquier, la que va siempre dando lecciones de conducta a los demás, pero no se los aplica nunca consigo misma, etc.
Por otra parte, siendo americana y tratando un tema tan de actualidad como este, no podía obviar la política. Republicanos contra demócratas, conservadores contra liberales, locos por las armas contra amantes de la corrección política, todo llevado al extremo para mostrarlos de forma tan absurda como, en ocasiones, real. Y es que muchas de las cosas que oímos de la boca de los personajes no son sino reflejos de lo que escuchamos en Internet; gente, sentada en bancadas opuestas, tirándose mierda unos a otros sin buscar soluciones ni consenso. ¿Para qué dialogar cuando puedo pelear?
Si a este festival de mamarrachadas y gente antipática, le sumamos una buena ración de gore a cuenta de la casa Blumhouse y una heroína de armas tomar, el resultado no podría ser más satisfactorio.
La acción es violenta y está bien dosificada para dejar espacio a los diálogos punzantes y a algunas sorpresas que Lindelof nos tiene deparado.
En cuanto a las actuaciones, Betty Gilpin es la absoluta protagonista, haciendo un trabajo físico digno de una estrella de acción en ciernes. Se la ve muy desenvuelta, controlando siempre la situación y despidiendo ese aroma de chulería rebelde que nos retrotrae al cine ochentero.
Por su parte, el personaje de Hilary Swank actúa más en las sombras, siempre misteriosa y peligrosa. Nos la creemos porque es una actriz de raza, de esas que siempre se agradece ver en pantalla.
En cuanto al resto del elenco, nada reseñable. Sus actuaciones se limitan a los confines de sus estereotipados personajes que, a menudo, sirven como carnaza para que el guionista juegue con ellos cual marionetas.
El trabajo de dirección no es ninguna maravilla, oficioso sin más, lo cual es una pena, ya que en manos de un autor como, por ejemplo, James Gunn, Panos Cosmatos o mi adorado S. Craig Zahler, estaríamos ante una película notable.
En definitiva, The Hunt es una de las más gratas sorpresas de este aciago año cinematográfico. Blumhouse vuelve a entregarnos un producto sólido, bien ejecutado y con los alicientes necesarios para que la experiencia no sea rápidamente desechable. En eso ayuda mucho el sencillo, pero eficaz guion de Lindelof que hará las delicias del aficionado al humor negro y el gran trabajo de Betty Gilpin, actriz que espero ver en más producciones de acción de ahora en adelante. Su leitmotiv es “diversión sin pretexto” y si eso es lo que buscamos, eso encontraremos.
7/10: DEMENCIALMENTE INCORRECTO.
Coincido absolutamente en todo. Después del mal año en general, gusta dar con un entretenimiento burro como este.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Es de esas películas que, sin esperar nada de ella, sorprende. Blumhouse es una productora bastante fiable en este tipo de producciones de bajo presupuesto!
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