Crítica sin spoilers - Ejército de los muertos

Tras librarse de la pesada carga de la Justice League, Zack Snyder regresa al género que lo vio nacer de la mano de Netflix. Basada en una idea que tuvo en 2004 tras el rodaje de Amanecer de los muertos, Army of the Dead es la hermana gamberra y palomitera que siempre soñó tener y que llega en 2021 para intentar revitalizar un género venido a menos. 

Protagonizada por el galáctico y replicante Dave Bautista, el film cuenta la historia de un heterodoxo grupo de mercenarios dispuesto a cometer el mayor atraco en la historia de Las Vegas: 200 millones de dólares celosamente guardados en una cámara acorazada enterrada bajo un hotel de lujo. El único inconveniente es que la ciudad está infestada de muertos vivientes. El reparto lo completan Ella Purnell, Ana de la Reguera, Omari Hardwick y Hiroyuki Sanada entre muchos, muchísimos otros. 


Ejército de los muertos es la consecuencia natural de un realizador que ha pasado demasiados años supeditado a la gran maquinaria cinematográfica. Snyder por fin puede desmelenarse, mostrando su vena más irreverente y autoindulgente en un ejercicio estilístico de vísceras, fuegos artificiales y música pop, que haría palidecer a un taquillazo de Michael Bay o Roland Emmerich.

Desde el principio nos queda claro que estamos en el show de Snyder –no por nada la dirige, escribe y fotografía–. De ello se encargan los créditos iniciales, toda una declaración de intenciones por su parte: cámara lenta à gogo, música a todo volumen y situaciones inverosímiles que arrancarán más de una sonrisa de asombro en el espectador, mientras este se repite que “Snyder ha vuelto” y como suele ocurrir con cualquier celebridad, habrá quien lo celebre y quien lo lamente. 


El eterno debate sobre si es un director competente o un Narciso del siglo XXI, está más sobado que las máquinas tragaperras del Riviera. El tiempo pondrá a prueba y dictará sentencia sobre su filmografía; el resto es ruido ambiente. Lo que sí me fascina, desde un punto de vista sociológico, es un sector que, aún odiándolo, ve todas sus películas el día de estreno. No sé si es que nos hemos vuelto masoquistas o si es un signo de que el Apocalipsis zombi está más cerca, pero es cuanto menos peculiar.

Lo cierto es que resulta difícil analizar una película tan adrenalínica como esta, ya que está diseñada para apagar tu cerebro y nublarte el juicio. La sensación que tuve al verla fue la de estar comiendo una golosina empalagosa, pero extraordinariamente adictiva. Entiendo que, para algunos puristas del séptimo arte, ver Army of the Dead sea lo más cercano a probar el fruto prohibido, pero no hemos de ser tan alarmistas. 


Con sus luces y sus sombras, Ejército de los muertos es un producto festivo que le da picante a un calendario de estrenos algo insulso. Como dice el refranero, a nadie le amarga un dulce y Snyder sin duda sabe cómo edulcorarlo. 

En sus dos horas y media, hay suficiente diversión para alegrar el día al más pintado. Las escenas de acción no podrían ser más frenéticas y efectivas y la originalidad de la propuesta, junto con algún concepto interesante que introduce, hacen de esta una experiencia más que apta para el disfrute. Lejos de chirriar, el filme combina sus dos vertientes con efectividad –la de atracos y la de supervivencia–. Snyder baja al laboratorio, se pone la bata de científico loco y experimenta como no lo habíamos visto hacer desde su etapa pre-DC. Ejército de los muertos no solo es una nueva oportunidad para el género, sino también para dar rienda suelta a todo su ingenio audiovisual.

No obstante, cuando el río se desboca, los daños acaban siendo inevitables y eso es justo lo que le ocurre a esta película. En su desmedido afán creativo, Snyder vuelve a olvidarse de la tan necesaria (y gratificante) sutileza. Una palabra que por lo visto no debe existir en su diccionario, ya que la necesidad de subrayar su talento en cada escena choca frontalmente con ella. 


Cuando los créditos iniciales tienen más gracia y emotividad que el resto de la historia, tenemos que llamar a Houston porque es evidente que hay un problema. Un problema que se acentúa por su excesivo metraje. Army of the Dead empieza por todo lo alto, coronando el pico de la montaña y extasiando con sus mejores vistas; sin embargo, después de este fulgurante arranque, las cosas solo pueden ir hacia abajo. 

De un tiempo a esta parte, ver una obra suya es lo más cercano a revivir una antigua juerga universitaria. Lo que empieza de forma prometedora, acaba donde lo hacen todas las juergas que se precien: tirado en un sofá mugroso con la cabeza dando vueltas por los anillos de Saturno, rezándole a los siete Dioses de la fortuna para no dejarme el hígado en la moqueta, mientras la vertiginosa música de Scatman John intenta convencerme de lo contrario.

Snyder confía en el núcleo dramático de su historia, pero esta acaba dejándole en la estacada. Los personajes no dejan de ser estereotipos con poco o nada que aportar emocionalmente. Como protagonista, Dave Bautista es más convincente repartiendo tollinas que dando abrazos, algo que aquí intenta hacer sin demasiado éxito. 


Lejos de entender sus limitaciones, Ejército de los muertos insiste en reproducirlas, lo que perjudica seriamente el ritmo de la cinta. Llena de altibajos, la historia gana interés cuando desarrolla su universo zombie y lo pierde en su intento por explotar un drama trillado. No hay nada peor y más confuso que un guion haciéndose pasar por algo que no es.

Por otra parte, bajo las hordas de muertos vivientes se esconde una crítica al consumismo voraz. Esto es así desde que George A. Romero, padre fundador del género, realizó Dawn of the Dead en 1978. La idea de que el zombi represente los peores instintos de la sociedad moderna, entre ellos el impulso irrefrenable por consumir, hubiera encajado perfectamente en los tiempos de crisis que vivimos. Lamentablemente, pese a ambientarse en la ciudad del pecado, no termina de exprimir todo su humor negro, mostrando la versión más timorata y comercial posible.


Pero si hay un apartado donde la última obra de Snyder destaca, ese es sin duda el audiovisual. Además de las estampas apocalípticas que nos obsequia, cuenta con una banda sonora llena de temazos. Desde ese The End de los Doors que recuerda a Apocalypse Now, hasta Elvis o los Cranberries de la difunta Dolores O’Riordan, la música es el acompañamiento perfecto a las imágenes. 

Army of the Dead es, en esencia, un divertimento idóneo para inaugurar la temporada veraniega. Se nota que Zack Snyder ha disfrutado de lo lindo filmándola y esta alegría se transmite en cada fotograma. En sus mejores momentos, la acción derrocha energía y creatividad, el guion acierta con su mezcla de géneros y la faceta audiovisual resulta tan impresionante como cabría esperar del director de 300 y Watchmen. 


Desgraciadamente, la historia no le ofrece mucho al espectador. Tiene algunas buenas ideas, pero nunca las desarrolla; en su lugar, las sustituye por un drama artificioso que lastra el ritmo y desinfla esa burbuja de euforia inicial. A Snyder se le cae el castillo de naipes demasiado pronto. Intenta resolverlo a la desesperada, pero para entonces es demasiado tarde: el sujeto ya no tiene pulso. Ahora, solo queda esperar a futuras secuelas para comprobar si este muerto está o no muy vivo.

5,5/10: SNYDER SE ENGAÑA CON SU PROPIO FAROL.

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