The
Host, Snowpiercer, Oldboy o Toni Erdmann…¿qué tienen todas en común? Que nadie
las vio en el mercado norteamericano. ¿La razón? Porque verlas requiere que el
espectador esté dispuesto a leer los subtítulos. Y por ello obtenemos
innumerables remakes de películas extranjeras que, en su momento, pasaron
inadvertidas en la taquilla estadounidense. Ghost in the Shell es un claro
ejemplo de esto; película demasiado inaccesible para atraer al gran público
que, sin embargo, consiguió un selecto club de adeptos al cual se unirían más
cinéfilos al cabo de los años. Pese a todo, aún hay muchos críticos de cine que
a día de hoy no están al corriente ni del manga de Masamune Shirow ni a las
películas de Mamoru Oshii. Por eso cuando se da a conocer el casting de
Scarlett Johansson en el rol de la Mayor, ese ejército de críticos se lanzan
cual depredador. Porque en la sociedad actual estamos demasiado acostumbrados a
prejuzgar y hundir las posibilidades de la cinta, antes incluso de haberla
visto. En mi análisis del remake de Cazafantasmas jamás critiqué que el reparto
protagonista fuera femenino, pero eso no impidió que las redes sociales y el
poder del Internet sepultaran el film mucho antes de ver el producto acabado.
Claro que al final este remake resultó ser malo de todas formas, aunque por otros motivos. Por otro lado, este remake del clásico anime cyberpunk le rinde
homenaje como ningún remake Hollywoodiense había hecho en muchos años,
manteniendo inalterada la esencia del material original.
Ambientada
en una urbe distópica similar al Los Angeles de Blade Runner, la gira entorno
al nacimiento de la cyborg conocida como la Mayor; un híbrido que aúna las
habilidades físicas de un cuerpo robótico con la capacidad cognitiva de un ser humano.
Un año después, la Mayor trabaja como operativo para la Sección 9, un grupo
dedicado a detener el ciberterrorismo, que se expande por los entresijos
digitales de la sociedad. Este es el contexto en el que se desarrolla este
thriller de ciencia-ficción retrofuturista y cyberpunk, que intenta dar a
conocer la calidad del material original entre la audiencia occidental. Me
decepciona que tanta gente haya vapuleado el film, acusándolo de tener un ritmo
lento y poca acción (sí, eso lo he escuchado de críticos profesionales) ya que
ninguna de las películas de Oshii cuenta con un ritmo acelerado ni acción
explosiva. Más bien todo lo contrario. Otro punto negativo que han alegado es
que resulta demasiado monótona y que cuenta con unos personajes hieráticos, pero
parecen hablar sin conocimiento de causa, ya que este universo se centra
básicamente en explorar nuestra humanidad en tiempos en los que nuestro ADN se
está viendo alterado por los implantes cibernéticos y las mejoras tecnológicas.
Pretender banalizar personajes como Batou, Aramaki o la Mayor para convertirlos
en caricaturas “carismáticas” en línea con las películas de superhéroes, eso
sería sería prostituir la visión del manga/anime y no la elección de Scarlett
Johansson en el papel protagonista, como muchos dicen. Y es que esta fue una de
las grandes bazas que emplearon para criticar la cinta, alegando que un remake
de una película japonesa debe contar con una protagonista japonesa. No
obstante, a nadie le importa que Marvel lleve 10 años produciendo películas
protagonizadas por varones caucásicos (Iron Man, Thor, Hulk, Capitán América,
Ant-Man, Doctor Extraño y próximamente Spider-man) porque el año que viene
estrenarán Pantera Negra que como el propio nombre indica…es negra. Ahí tendrán
la oportunidad de ¿redimirse? incluyendo a todo el Hollywood de color en el
reparto. Por cierto, un dato importante:
Takeshi Kitano, la leyenda del cine japonés, completa el reparto y sus diálogos
están íntegramente en japonés, al menos en la versión original.
Este
remake dirigido por Rupert Sanders es, de lejos, una de las mejores
adaptaciones de un anime que jamás se hayan hecho; cuenta con un diseño de
producción espectacular –os recomiendo que le echéis un vistazo al making of-,
una ambientación calcada a la original y una fotografía que consigue la ardua
tarea de replicar algunas de las tomas más recordadas de la cinta del ’95.
Todos los detalles están cuidados al más mínimo detallo, demostrando todo el
equipo la enorme dedicación y el respeto que le guardan a este vasto universo.
Las actuaciones están a buen nivel, salvo alguna excepción, sobretodo la de dúo
formado por la Mayor y Batou, todo un referente en la saga anime. En cuanto al
argumento, podría decirse que toma como referencia a la serie Stand Alone Complex;
su narración está más simplificada, con la intención de mantener la atención
del espectador. De esta manera, los fans echarán en falta aquellos elementos
filosóficos, metafísicos y políticos que hacían de tan compleja a la original.
El villano tampoco supone un desafío intelectual tan grande para la Mayor; en
cambio, se explora más en profundidad su arco personal, algo que creo
apreciarán los seguidores como yo porque nunca llegamos a conocer nada de su
pasado. Este remake juega más con las emociones de los personajes, con el
concepto de familia y con la búsqueda de la identidad individual y menos con
las ideas filosóficas sobre qué significa ser humano. La acción también está
limitada, lo cual es algo bueno teniendo en cuenta la tendencia que tiene Hollywood
de sobrecargar la pantalla con enemigos y fuegos de artificio. Hay alguna pelea
un tanto confusa por culpa del trabajo de edición, que a veces puede ser
frustrante, pero las coreografías son excelentes –el coreógrafo trabajó
previamente en Mad Max: Furia en la carretera, Hasta el último hombre o la
trilogía de El señor de los anillos, entre otras- y el ritmo es el adecuado
para una historia de intriga.
En
definitiva, el remake de Ghost in the Shell nos entrega un producto lo
suficientemente fiel como para ganarse el título que sostiene y cambia lo
necesario para hacerlo accesible a una mayor audiencia. Todos aquellos que
piensen que van a ver un calco de la original,
les invito a que piensen detenidamente en el significado del remake:
nueva versión de una obra. Yo lo veo de esta manera: si quiero escuchar
Knocking on Heaven’s door de Bob Dylan, no pongo la versión de Guns ‘n’ Roses;
pero si quiero disfrutar de buena música, entonces escucharé las dos. De la
misma manera, el Ghost in the Shell de Johansson guarda la melodía sintética y le añade sus propios acordes y tendrás que
juzgar por ti mismo si es buen cine o no.
7/10:
MÁS QUE DIGNO REMAKE
Podéis leer mi análisis del anime original de 1995 siguiendo el enlace a continuación: http://universolumiere.blogspot.com/2017/03/naturaleza-tecnologica.html
Podéis leer mi análisis del anime original de 1995 siguiendo el enlace a continuación: http://universolumiere.blogspot.com/2017/03/naturaleza-tecnologica.html
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