Echando
un vistazo a las últimas publicaciones del blog, caí en la cuenta de que pocas
estaban relacionadas con el cine de terror. Así que para ponerle remedio a eso,
os traigo este análisis de Last Shift, película que llegó a España en 2015 y
que encajaría en los subgéneros de lo sobrenatural y de las sectas. Dirigida
por Anthony DiBlasi, Last Shift nos
cuenta la historia de una oficial de policía novata que tendrá que cubrir el
turno de noche de una comisaría que está a punto de cerrar sus puertas tras ser
trasladada. Lo que desconoce nuestra protagonista, Jessica Loren, es que en esa
comisaría hay algo más que ficheros y taquillas vacías.
A priori,
la película tiene una pinta desastrosa. El póster presagiaba lo peor, parece la
portada de un juego sacado de los rincones más profundos y oscuros de Steam; luego
vi el tráiler y tuve que pararlo porque me estaba destripando toda la historia.
El reparto no tenía ningún actor mínimamente conocido, ni siquiera una vieja
gloria para adornar el afiche. Vamos, que las películas de Uwe Boll tienen
mucho más escaparate. Si le di una oportunidad fue porque había escuchado opiniones
de gente fiable que le había gustado, así que me lancé de cabeza a la piscina
sin saber si habría o no agua. Fue tanta mi satisfacción al comprobar que sí la
había, que me decidí a hacerle un artículo.
Last
Shift tiene muchos aciertos y algunos tropiezos importantes pero la impresión
que te deja al acabarla es la de una obra entretenida, que hace buen uso de los
pocos recursos de los que dispone y logra mantener el ritmo pese a ambientarse
exclusivamente en interiores. No obstante, lo que más gratamente me sorprendió
fue la interpretación de Juliana Karnavy (Loren), una completa desconocida, al
menos para mí, sobre la cual recae todo el peso de la película. No era tarea
fácil, ya que al tratarse en gran medida de fenómenos sobrenaturales, la actriz
debe echarle imaginación al asunto. Karnavy no dispone de muchos elementos ni
personajes con los que interactuar, está sola ante el peligro y eso hace que su
actuación cobre más valía.
Además,
pese al limitado presupuesto con el que cuenta, DiBlasi y su equipo logran una
ambientación notable, basada sobretodo en una buena fotografía, puesta en
escena y efectos sonoros. En su primer y segundo acto, mientras el suspense y
el misterio aún son los protagonistas, el uso del sonido, del juego de luces y
de los ángulos de la cámara rinden por encima de muchas producciones de serie B.
El escenario de la comisaría está muy bien aprovechado, si bien en su tercio
final hubiese agradecido algo más de variedad, en forma de habitación o zona
secreta. Quizá me esperaba un uso mayor de gore, lo cual no quiere decir que no
haya.
En cuanto
a la historia, la influencia del cine de Carpenter y más concretamente de Asalto
a la comisaría del distrito 13, es notable. DiBlasi cae en muchos
convencionalismos y clichés, como la protagonista sola ante el peligro y con
pasado traumático, los fantasmas burlones que aparecen y desaparecen a
conveniencia del guión y las posesiones. Es bastante predecible y al final ya
te vas oliendo la tostada, pero nada de esto llega a molestar en exceso porque,
al final, todo cobra sentido. Si estáis ya curtidos en el género, la historia
no os aportará nada, pero si no lo estáis, os resultará efectiva.
Entrando
ya en los aspectos negativos, esa sencillez argumental de la que hablaba
antes perjudica por momentos a la
película, ya que se vuelve demasiado repetitiva y predecible. Los sustos que
propone al principio pierden efectividad al final y la carencia de imaginación
hacen que su desenlace esté algo manido. Además, el guión cuenta con algunos
agujeros más grandes que los de gusano. No voy a entrar en detalles para no
estropearos la experiencia, si la habéis visto y queréis saber a qué me
refiero, al final del post haré una pequeña sección con spoilers.
En
definitiva, Last Shift no pasará a la historia del género de terror ni tampoco
tendrá un club de seguidores relevante como para considerarse obra de culto, pero
sí entretendrá al público más incondicional, ese que está curtido ya en el
submundo de la serie B. No obstante, los espectadores más exigentes encontrarán
en ella buenas cualidades que, junto a su corta duración de apenas hora y
media, harán de la película un plato fácil de digerir. El nivel de gore está
bastante controlado, hay pinceladas aquí y allá y en algún momento, hacia el
final, se deja ver con más intensidad. Last Shift es perfecta para noches
perdidas, de esas en las que no tienes ganas de ver nada profundo y te apetece
más una montaña rusa de tensión y miedo.
6/10: ¡ARRESTAME
A ESOS FANTASMAS!
Ya en
territorio de spoilers, me gustaría empezar hablando del patán del Sargento
Cohen. Una vez sabemos los motivos del traslado de la comisaría, ¿¡sabes que
esa comisaría esta poseída por una familia de psicópatas adoradora de Lucifer o
vete tú a saber de quién y dejas el turno de noche –que es cuando siempre pasa
algo jodido– a una novata!? Se ha lucido el Sgt. Cohen y la policía en general
¡Ahí hay que mandar un equipo SWAT y a Max von Sydow de exorcista como mínimo!
Luego
está la propia protagonista, Jessica Loren, que tarda tres cuartos de película
en darse cuenta de lo que realmente está pasando. Olfato de detective está
claro que no tiene. Observa sillas volando, apariciones y ¡el fantasma de un
policía muerto de un tiro en la puta cabeza! Y ella como si nada, tan
tranquila, recitando el manual del buen policía. Si esa familia Paymon se
hubiese topado con Alonzo Harris o John McClane, iban a recibir un exorcismo a
base de plomo. Que sí, que tienes que custodiar el edificio pero joder, viendo
el percal que hay, montante en el coche y haz vueltas de reconocimiento por la
comisaría. Menos hablar por teléfono y más correr.
Por
último, pero no menos importante, ¿¡qué demonios querían los espíritus!? Al
principio creí que el fantasma de John Michael Paymon quería hacerle a la protagonista lo que Gabriel Byrne le hizo a aquellas dos chicas en El fin de los días, engañarla de alguna forma para tomar su cuerpo y cobrar forma humana de nuevo, pero
no, lo que quiere es joderle la mente a la chica para que mate a los chicos de
la limpieza. Un giro de guión de lo más flojo.
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