Meted
en una coctelera elementos de Alien, el octavo pasajero,
The descent y The Abyss de James Cameron, ahora añadidle un toque lovecraftiano, otro de ciencia ficción y os dará como producto esta nueva película del director independiente William
Eubank. Su propuesta no le resultará
fresca ni original a casi nadie y esto puede ser un arma de doble filo, uno que
a veces inclina la balanza del lado positivo del entretenimiento, pero que en otras
cae del lado negativo…el del aburrimiento. La duda que le surge aquí el
espectador es si el elenco encabezado por Kristen Stewart, Vincent Cassel y TJ
Miller, la dirección de Eubank y el aspecto audiovisual ayudan a elevar un conjunto que, en principio, se espera bastante previsible. La historia, ambientada en las profundidades de la fosa de las
Marianas, narra los obstáculos que han de superar seis tripulantes cuando las
instalaciones comienzan a inundarse a gran velocidad. Para ello deberán, entre
otras cosas, caminar por el fondo marino, algo que nadie antes había hecho. Lo
que se encontrarán en su camino nadie lo sabe…
Quiero
empezar esta reseña admitiendo que llevaba tiempo siguiéndole la pista a este
proyecto y que tenía bastantes esperanzas depositadas en él; no tanto por sus
estrellas protagonistas o por su joven y prometedor realizador, sino más bien por
su propuesta. La familiaridad de la premisa provocaba en mí una sensación de déjà
vu que, lejos de echarme para atrás, me entusiasmaba. Seis personajes luchando
por sobrevivir en terreno desconocido, bajo condiciones extremas y para colmo, siendo
amenazados por una especie animal (o alienígena) desconocida, que se presenta al
espectador en forma de incógnita. Un poco de misterio, suspense, terror y todo ello
con un telón de fondo subacuático que podía prestarse a muchos momentos de tensión
claustrofóbica. ¿Qué más podía pedir un aficionado al género como yo? Lamentablemente,
el resultado dista mucho de las expectativas.
Lo
primero que acusé de esta producción fue su floja historia. Y es que los guionistas
Brian Duffield y Adam Cozad jamás se alejan de sus influencias, tanto que uno
se pregunta cómo pudieron rascar 50 millones de presupuesto con tan poquito. No
creo que nadie (ni siquiera yo) esperásemos ninguna innovación argumental de gran
calado, pero hay que pedirles más a los narradores de Hollywood, que parecen más interesados
en imitar lo conocido que en explorar nuevos horizontes, pensando que quizá así
el público no los castigará en la cartelera. En muchas oportunidades, la
diferencia entre una película mala y una entretenida es el atrevimiento que el
director y su equipo de producción estén dispuestos a echarle. La clave de
Underwater no residía tanto una historia brillante y profunda, sino en el descaro
que William Eubank y los guionistas le pusiesen al proyecto. Desgraciadamente,
da la sensación de que lo hicieron faltos de motivación y lo que es peor, de
ideas. Podrás errar o acertar, pero en un título como este, nunca deberían acusarte
de timorato.
Los
personajes, interpretados competentemente por un buen elenco de actores, son
tan aburridos como un documental de la dos en un sábado de sobremesa. Aunque
hay un ligero esfuerzo por subvertir las expectativas de la audiencia,
sobretodo en lo referido a quien muere y vive, ninguno nos importa lo más
mínimo y por lo tanto, no logramos empatizar con ellos ni con la situación que atraviesan. Es
cierto que disfruté, en cierta medida, de su ritmo acelerado y de una buena
secuencia de escenas de suspense, pero eso no justifica ni mucho menos el
precio de la entrada.
Además,
Underwater es muy torpe cada vez que intenta profundizar en su argumento. Quitando
las divagaciones existencialistas de la protagonista, tan bonitas como vacías, no
hay siquiera un esbozo de una historia. Me pareció curioso, por desacertado, la ingente
cantidad de información introducida en los títulos de crédito iniciales, que
luego no mencionan nunca más hasta…¡sorpresa, los créditos finales! Tengo la
impresión de que el guion inicial era tan escueto que los productores, temiéndose
la debacle que se les avecinaba, decidieron añadir pequeñas pinceladas argumentales de esta forma tan poco sutil.
Si el guion dista mucho de ser bueno, tampoco
sirve de mucha ayuda un aspecto audiovisual errático, agotador y confuso hasta
decir basta. Los primeros planos se suceden, los cortes se vuelven cada vez más
vertiginosos y de peor gusto y encima de eso, el filtro lóbrego que le aplican
a la imagen hace de cada escena un auténtico embrollo, únicamente salvado
cuando la tripulación se encuentra en interiores. Entiendo que su objetivo era transmitir
la oscuridad que sienten los personajes al transitar por el fondo marino, pero el
conjunto de decisiones que toma el equipo de filmación es tan desafortunado que
uno no puede hacer otra cosa que llevarse las manos a la cabeza viendo el poco partido que le sacan al escenario. Por su parte, Marco Beltrami compone una BSO poco inspirada, que pasa desapercibida en todo momento pese a los esfuerzos por meter sonidos sintéticos, que sirvan de aliciente a las imágenes.
En
definitiva, dudo que Underwater le merezca la pena a nadie. Por un lado,
aquellos que no tengan en alta estima este género, verán aquí un burdo copia y
pega; por otro lado, si eres un apasionado de la ciencia ficción y ver
monstruos es lo tuyo, tienes ofertas en VOD mucho más interesantes que esta. Sí,
el diseño artístico es bastante bueno, tanto de los trajes de buzo como de las
bestias marinas, y sí, la hora y media de metraje no se hace pesada en ningún
momento. William Eubank y el encargado de montaje hicieron un buen trabajo en
hacer que esta película fuese al menos soportable, pero ¿basta con eso? Yo creo
que no, porque Underwater está más empeñada en parecerse a los clásicos del género
que en satisfacer al espectador con algo fresco y gamberro.
4,5/10:
EN LA OSCURIDAD DE LA SALA, NADIE PUEDE OIR TUS RONQUIDOS.
0 comentarios:
Publicar un comentario